FILOSOFÍA

Aproximación a la sociedad líquida

Zygmunt Bauman

Zygmunt Bauman cc

  1. Opinión

Zygmunt Bauman es un sociólogofilósofo y ensayista polaco de origen judío. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.

Rafael Gómez analiza su figura y afirma que en su juventud, fue comunista. La fama de Bauman le viene principalmente a partir de un libro de 1999, Modernidad líquida, que es como llama a lo que otros entienden por posmodernidad. Agotada la Modernidad, terminada la confianza en los grandes relatos ideológicos (liberalismo, comunismo), las sensibilidades se decantan por lo fluido en vez de lo sólido, el nomadismo en vez del sedentarismo, el consumo a ultranza, las relaciones de usar y tirar, los poderes económicos de la globalización –que vuelve impotentes los “Estados locales”–, los daños colaterales que producen marginados de la vida, la ceguera moral que impide la consistencia de valores comunitarios...

Bauman ha creado una imagen feliz –lo líquido– para englobar una serie de fenómenos que están ahí y que ya habían sido estudiados por otros. Uno de los rasgos más acusados es una especie nueva de individualismo: un individualismo que lo es tanto por elección como por necesidad, porque la sociedad, no es que “no exista”, como dijo Margaret Thatcher, sino que ha perdido encarnadura y produce cada vez más marginados.

A la vez, mucha gente piensa que ocurre todo lo contrario, gracias, por ejemplo, a las redes sociales. Pero, como señala bien Bauman, esas redes, aunque útiles, son también una trampa. Tener amigos de esas redes no es estar en comunidad, porque el jefe indiscutible de esa supuesta comunidad es quien admite o borra a quienes desea. O en sus propias palabras: “En una vida de continua emergencia, las relaciones virtuales superan fácilmente lo real. Aunque es ante todo el mundo offline el que impulsa a los jóvenes a estar constantemente en movimiento, tales presiones serían inútiles sin la capacidad electrónica de multiplicar los encuentros interpersonales, lo que les confiere un carácter fugaz, desechable y superficial. Las relaciones virtuales están provistas de las teclas suprimir y spam que protegen de las pesadas consecuencias, sobre todo, la pérdida de tiempo, de la interacción en profundidad”.

Bauman no dice –al menos no con suficiente claridad– que la auténtica comunidad -tanto en el deber ser como en la realidad, cuando se produce- es el resultado de acciones individuales valiosas, de amor en sentido estricto, de que me importa el otro tanto como yo mismo. Es la suma de esas actitudes valiosas la que construye cualquier comunidad digna del hombre. Una comunidad que no puede soportar ni la injusticia, ni la explotación ni la marginación.

Sea lo que sea de los males de la globalización, el remedio no está en soluciones “globales”. Así como la globalización es el resultado de una suma de políticas y decisiones interesadas y a veces injustas, pero adoptadas siempre por individuos, una solución “global” tiene que ser la suma de actuaciones justas y equitativas. Un mundo globalmente justo o, al menos que tienda a eso, requiere algo así como una “conversión” a la justicia de un número suficiente de individuos, sobre todo de los que tienen en sus manos el poder económico e indirecta pero eficazmente el político.

Hay que tener en cuenta que, como ha sucedido siempre, la justicia, siendo imprescindible, no basta. Tiene que haber también misericordia, como, de forma clarividente, en la estela de la verdad cristiana, resalta continuamente el papa Francisco. No existe una misericordia “global”, sino actos concretos de misericordia. La catequética cristiana los individualizó en “siete corporales” y “siete espirituales”.

En opinión de Rafael Gómez, al lado de muchos aciertos, la obra de Bauman adolece de algunas carencias, quizá porque es un buen sociólogo pero no tan buen filósofo. Con todo, no deja de ser uno de los mejores testigos y analistas de lo que nos está pasando en Occidente.