Es habitual que al principio del año nos planteemos echar la mirada atrás, a ver qué quedó pendiente, y a la vez mirar hacia delante, para decidir qué nos gustaría que nos trajeran los próximos meses. Y por comenzar con los temas pendientes, ahí siguen los compromisos a los que llegamos desde Aragón-Teruel Existe con el gobierno de Azcón para aprobar parte de los presupuestos de 2023: el servicio de radioterapia para Teruel y la ampliación de habitaciones individuales. Que la cosa va, sí. Que va lenta, también. Demasiado para nuestro gusto. Hay temas burocráticos que podrían haberse acelerado, pero estamos vigilantes. Como no ha habido que negociar el presupuesto de 2025 (prorrogado oficialmente en el BOA el último día de 2024) no hemos tenido oportunidad de volver a recordarle al presidente Azcón que nada de compromisos nuevos mientras los viejos sigan pendientes.

Y no solo están pendientes estos temas, porque el cumplimiento del presupuesto de Aragón para el 2024 ha sido bajísimo. A lo mejor se han ido los esfuerzos en grandes acuerdos pirotécnicos con empresas multinacionales y nos hemos olvidado un poquito de lo que pasa en nuestro territorio. De esas políticas de cohesión territorial que dan para pocas presentaciones llenas de luces, pirotecnia y directivos extranjeros, pero que arreglan la vida cotidiana de la gente. Se me ocurre por ejemplo que este año, según el gobierno de España, la fibra óptica debería llegar al conjunto de las localidades de Aragón. Solo quien no puede dar por hecho que al encender el móvil o conectarse con el ordenador va a tener buena cobertura sabe lo que eso significaría. Para los negocios, para el trabajo, para el ocio. Incluso hay polígonos industriales que sufren este problema, el de la mala conectividad. Eso es un factor capital para que todos los territorios puedan competir por la implantación de nuevas empresas.

Por supuesto está pendiente la mejora de las infraestructuras del Estado: de la A 68, de la A 40 y de la A 25. Precisamente cuando se conoce el dato de que cada cinco días muere una persona en las carreteras de Aragón, mejorar la conectividad es esencial para la vida, para los negocios, incluso para el ocio. Recupero aquí el viejo mantra del Plan 100/30/30, que sigue pendiente y por el que seguimos luchando: por un mínimo de 100 megas simétricos en todo el territorio, porque los servicios vitales estén a un mínimo de 30 minutos de distancia, y por que la distancia máxima a una vía de alta velocidad sea de 30 kilómetros.

Y como deseos para el año 2025, pediremos que realmente el FITE, tal y como se comprometió el gobierno, no se destine a suplir el gasto ordinario que debería contemplar el presupuesto de la comunidad, sino a proyectos estratégicos y tractores de la economía. Y que seamos capaces de llegar a consensos para mejorar las políticas contra la violencia machista, ahora que se cumplen veinte años de la ley (que se aprobó por unanimidad de todos los partidos, cosa que hoy parecería imposible). Cada muerte es intolerable, y en el 2024 han sido demasiadas. Y también deseamos que se mejore la atención a la cultura en todo el territorio. El 2024 ha sido un año brillante, con un nivel de creadores y creadoras que no se había visto nunca. Que esa vitalidad cultural y artística se extienda a todo el territorio, donde el panorama cultural es brillante también, pero necesita más apoyos.

También le pedimos al 2025 que mejore la financiación de la atención primaria, hasta alcanzar ese 25% del presupuesto de Sanidad: una buena atención primaria en todo el territorio aragonés es esencial para fijar población y para atraer a los profesionales que nos cuidan. Igual para la Educación, ni un recorte más en auxiliares, que son imprescindibles para atender bien a nuestros menores. Lo mismo para los mayores y la atención a la dependencia. Por desgracia, la población envejecida en el territorio no está cubierta todo lo bien que se merecería, después de una vida de trabajo y sacrificios.

Para nosotros, Teruel, y todas las demás comarcas de Aragón que sufren despoblación, son los retos pendientes para el 2025. En una economía boyante como la aragonesa, que Teruel siga perdiendo población no se puede entender ni tolerar, porque pone en tela de juicio su sostenibilidad a medio plazo. Por tanto, para el 2025, Teruel debe ser el gran reto de Aragón. Para nosotros hace mucho que lo es, y ahí seguimos.