La economía aragonesa navega en “aguas turbulentas” con solidez y fortaleza: “Somos maduros, pero no inmunes”

Toda la incertidumbre y la situación geopolítica mundial no están pasando desapercibidas para la economía aragonesa. Pese a que sigue evolucionando con solidez y fortaleza y que estas dudas globales le pillan en una época de “bonanza”, la Comunidad no es “inmune” a todas las “aguas turbulentas” sobre las que tiene que navegar, condicionadas por las volátiles decisiones de los líderes mundiales.

Así lo refleja el último informe de la Cámara de Comercio de Zaragoza, que refrenda el “sólido” avance de la economía aragonesa, con unos indicadores “muy positivos” que se mantienen estables durante los últimos años, aunque con la necesidad de anticiparse a los retos del futuro y con la “nota discordante” de la vivienda.

De hecho, el informe pone el foco de alerta en un hecho “sin precedentes” en la economía aragonesa, el frenazo de las exportaciones, que se achaca directamente a las ventas de vehículos de Stellantis, aunque se expande a los principales socios europeos. “Con excepción de Portugal, todos caen a unas cifras importantes, no solo la automoción. El mercado europeo no está creciendo. Hay que hacer una apuesta importante por nuevos mercados”, ha incidido la autora del informe y delegada de la consultora Auren.

En 2023, Aragón cerró el año con un déficit de 950,7 millones de euros y una tasa de cobertura del 94,9% (frente al 116,6% del año anterior). Esta brecha ha persistido en 2024, en un contexto internacional de menor demanda externa, tensiones geopolíticas y auge del proteccionismo. Aunque las exportaciones crecieron un 8%, las importaciones lo hicieron a un ritmo mucho mayor (+22,67%), lo que refleja una creciente dependencia del exterior y la pérdida de impulso de sectores clave como el automovilístico y el agroalimentario.

Además, por primera vez, la Unión Europea dejó de ser el principal proveedor de Aragón, con un aumento significativo de las importaciones desde China, Marruecos o Turquía. Este cambio en la orientación del comercio internacional añade incertidumbre y obliga a repensar las estrategias de internacionalización de las empresas aragonesas.

Fortaleza y equilibrio

A pesar de la situación exterior, el tejido empresarial aragonés muestra signos de solidez, sin una dependencia excesiva de un solo sector. El peso relativo del sector industrial (6,76%) y de la construcción (12,18%) se sitúan por encima de la media nacional, mientras que el comercio y el resto del sector servicios mantienen una presencia estable. Esta diversificación sectorial constituye una ventaja estratégica, pero no exime de la necesidad de reforzar la competitividad en el mercado exterior.

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Aragón se mantiene entre las cinco comunidades autónomas con mayor PIB per cápita y registra una renta media por hogar que la sitúa en octava posición nacional. En términos de cohesión social, la región presenta uno de los niveles más bajos de riesgo de pobreza o exclusión social del 20,8% frente al 26,1% del conjunto del país.

La defensa, una oportunidad

Pese a esta diversidad económica, desde la Cámara de Comercio creen que el incremento de fondos para la defensa es una “oportunidad” para garantizar la estabilidad del tejido empresarial aragonés. “Quizá en Europa hemos perdido la carrera de la digitalización, pero la solución puede estar en aplicar esa tecnología en los sectores tradicionales para ganar en competitividad”, ha apuntado el presidente de la Cámara, Jorge Villarroya.

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Una visión similar exponen desde Ibercaja, socio de la Cámara en la elaboración del informe, y que valora que el “imprescindible fortalecimiento militar” ayudará a las empresas. “Aunque sea con un origen desgraciado, se abre una oportunidad de negocio distinta que se podrá aprovechar”, ha subrayado el director territorial de la entidad en Aragón, Antonio Lacoma.