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Imagen de archivo de Ainsa Ayto Ainsa

Huesca

Las altas temperaturas alzan las reservas en el Pirineo aragonés: "Hemos tenido años casi excesivos de afluencia"

Los hosteleros han cerrado un junio "muy bueno" en términos de ocupación que esperan que se repita la misma tónica en el mes de julio.

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Zaragoza
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Las altas temperaturas hacen que la gente busque escapadas que permitan disfrutar de temperaturas más agradables con noches más frescas. Uno de los destinos preferidos y que se ha convertido en una atracción turística cada vez más patente es el Pirineo aragonés.

Las montañas que constituyen un paraje inigualable también crean 'refugios climáticos' que los ciudadanos están comenzando a demandar. Solo hace quince días que comenzó el verano oficialmente, pero los valles ya auguran un "muy buen" verano tras finalizar el mes de junio.

"Ha sido un mes de junio muy bueno, se notan unos cambios de tendencia de consumo en general, o sea, ya no está tan focalizado en agosto", explica Eva Bizarro, gerente de Turismo de Benasque. Así, admite que han comenzado "muy fuerte", donde en zonas altas del valle han llegado a colgar el cartel de todo completo.

Parte de este éxito que está viviendo el Pirineo se debe a las altas temperaturas que se están alcanzando en muchos puntos del territorio con 40 grados en Zaragoza o Madrid. "Es cierto que cuando hay olas de calor en verano la gente se plantea más venir a la montaña, realmente, podríamos decir que nos beneficia", justifica.

Una afluencia que también se ha vivido en la comarca del Sobrarbe con la llegada de turistas. Y es que el turismo se internacionaliza: "Somos una zona muy típica para el turismo internacional de países de Europa, pero últimamente también de Estados Unidos y Asia", señala Paz Agraz, gerente de Turismo de la comarca del Sobrarbe.

Además, el fin del curso escolar ha impulsado las reservas dejando un fin de junio con una sensación muy buena en términos de consumo y ocupación, un ritmo que esperan ir cogiendo ahora en julio: "Hay una buena ocupación pero sin ser nada exagerado, se está viendo cómo va a crecer progresivamente la afluencia", detalla.

Para esta zona, el verano es un empuje para su economía: "Son unos ingresos muy importantes para la renovación de todo el año, sí que es verdad que no tenemos el turismo de nieve, pero hemos conseguido desestacionalizar el turismo y que vengan durante todo el año", recalca Agraz. Por lo que augura que se mantenga un turismo estable entre el 60 y 65% de ocupación de media.

El deporte, el mejor aliado

Por su parte, Benasque deja atrás la temporada de esquí, pero no dice adiós al turismo deportivo. La diversidad de actividades programadas en la zona acompañado de las rutas senderistas a los picos que enmarcan el valle hace que se alce la ocupación.

"La tendencia hacia el bienestar en la naturaleza, que cada vez está más implantado en la mentalidad de las personas y todas las actividades que se organizan, dinamiza muchísimo el inicio de verano para llegar a agosto con todo rodado", explica Bizarro.

Así, el valle de Benasque recoge actividades como campeonatos de baloncesto o de ajedrez, su prueba multitudinaria de atletismo de la Gran Trail Aneto Posets o un festival de yoga, que hace que se llene el valle de participantes como de las familias.

De esta forma, ambos valles han visto una estabilización tras el auge de la pandemia cuando la montaña se convirtió en un lugar que descubrir para muchos en los que "la afluencia llegó a ser casi excesiva". Así, esto trajo nuevos turistas que han terminado quejándose como los madrileños, pero se ha vuelto a una época de normalidad de afluencia.

Con todo ello, esperan un verano "mejor que el anterior" ya que viene acompañado de un inicio de temporada con unos resultados más elevados que los esperados.