Rafael de Miguel, en el paseo de la Independencia de Zaragoza.

Rafael de Miguel, en el paseo de la Independencia de Zaragoza. E. E.

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Rafael de Miguel, director del Instituto Confucio en Zaragoza: "Cuando China llega a los sitios no es para especular e irse"

De Miguel cree que la relación de China y Aragón irá a más con el desembarco de CATL y confía en el crecimiento cualitativo del Instituto.

Más información: Los primeros emisarios chinos, cazados en las calles de Figueruelas: “Es estrictamente confidencial”.

Zaragoza
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Rafael de Miguel, catedrático de la Universidad de Zaragoza y doctor por las universidades de París y de Valladolid, dirige desde hace ocho años el Instituto Confucio de Zaragoza. En él se enseña, sobre todo, el idioma y la cultura china -estos institutos son los únicos centros examinadores oficiales- pero también se asesora a empresas, instituciones y particulares.

En los próximos años está prevista la llegada de 2.000 ciudadanos chinos a Zaragoza para construir la gigafábrica de baterías de CATL y Stellantis, un desembarco en el que el Instituto hará "de puente" para ayudar, sobre todo, a los trabajadores que se queden.

El Instituto de Zaragoza tiene, además, una relevancia especial, ya que tiene una vocación investigadora que le diferencia del resto y que se ha traducido en proyectos de investigación conjunta, publicaciones de impacto y posibles patentes.

¿Qué papel juega el Instituto Confucio en Zaragoza?

El programa Confucio se creó en 2004 a iniciativa del Gobierno chino para difundir la lengua y acercar puentes entre Oriente y Occidente. El nuestro es el octavo Instituto Confucio de España. Se creó en el año 2017 y desde entonces han abierto dos más. Hay 10 en total y en todo el mundo, cerca de 500.

El de Zaragoza tiene una vocación específica, que es la de la promoción de la investigación científica. Todos los institutos Confucio se dedican a la enseñanza de la lengua y la cultura china, pero con la particularidad de que tiene que haber un acuerdo entre dos universidades, una china y otra de fuera.

¿En qué se traduce esa vocación por la investigación?

A la vez que creamos el Instituto Confucio de la Universidad de Zaragoza se impulsó un centro de investigación en conjunto. Hasta ahora llevamos cinco foros científicos que han dado lugar a tesis doctorales, proyectos de investigación conjunta, publicaciones de impacto, posibles patentes... Actualmente hemos conseguido incluso que entre la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Nanjing hayamos llevado a cabo un doble grado en Ingeniería Eléctrica, que con la llegada de CATL a Aragón va a ser ideal.

Lo hicimos en su día casi sin saberlo, pero ha sido una oportunidad estratégica, algo totalmente premonitorio. También tenemos dos másteres en conjunto, uno de Neurociencia y otro de Biointeligencia, y un programa de doctorado.

¿Cree que la relación entre Aragón y China va a ir a más con la gigafactoría de baterías de CATL y Stellantis en Figueruelas?

Está claro. Toda la terminal ferroviaria que está a la entrada de la Base Aérea, en Plaza, es de una empresa que depende de alguna manera del Gobierno chino. Y ahora tenemos CATL, que representa una inversión de 4.000 millones, y está por confirmar el desembarco de Leapmotor. A falta de confirmación oficial de China y del Ministerio de Industria parece que podría instalarse una empresa auxiliar en Borja que provea materiales y componentes.

Cuando China llega a los sitios no va para especular e irse, no es como los fondos buitre, sino que viene para quedarse. Su modelo de pensar, de actuar y de invertir está dentro de eso que ellos llaman un país de economía planificada; un país en el que sigue estando en la cúpula de todo el Partido Comunista y que sigue teniendo planes quinquenales.

Ellos invierten a 5 años, con planes de 2025 a 2030, de 2030 a 2035… Pero luego, sin embargo, tienen la flexibilidad de una empresa privada. Ese es el éxito chino: pensar a largo plazo, tener la garantía y la estabilidad institucional, pero otra parte, adaptarse a las coyunturas propias de la globalización.

Lo que sí está confirmado es que en los próximos años vendrán a Aragón 2.000 ciudadanos chinos para construir la gigafábrica. ¿Qué papel va a tener el Instituto Confucio? ¿Hará de puente?

Dentro de los estatutos del Instituto Confucio está contribuir a los intercambios científicos, pero también empresariales e institucionales. Ya colaboramos con el anterior alcalde y con la actual alcaldesa para la firma del hermanamiento con Nanjing, y ahora tenemos un evento en septiembre muy importante de inteligencia artificial con empresas aragonesas coordinado por la Universidad de Zaragoza, el Ayuntamiento y Tecnara.

En lo institucional vamos también de la mano de la Fundación Consejo España-China, que es el principal organismo asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Eso es lo que nos permitió el año pasado estar en el noveno foro España-China, donde estuvo Pedro Sánchez en la visita de Xi Jinping, con los debates de los aranceles. En consecuencia, tenemos una relación muy directa con el Ministerio de Exteriores y con la embajada de China.

Esta última es consciente de la importancia del Instituto Confuciano de la Universidad de Zaragoza, de cómo ha crecido y de cómo hemos llevado a cabo esa labor de intermediación empresarial e institucional.

La propia embajada y las estructuras del Gobierno chino ya han indicado a CATL que tiene un Instituto Confucio para toda la labor de integración social y cultural, no tanto de los trabajadores de la fábrica que vendrán a construir y se marcharán, sino de los que se quedarán.

Desde los institutos también se trabaja en la integración con las comunidades de chinos de ultramar. Aquí en Aragón hay censados más de 6.000 ciudadanos chinos, más los que son de segunda generación. Trabajamos con ellos en actividades culturales, hemos hecho óperas chinas y, sobre todo, lo que para ellos es el gran evento: el desfile del Año Nuevo Chino.

Los chinos son mucho de tradiciones. Entonces, si vienen aquí y encuentran un ámbito con profesorado chino, una programación cultural y conexión con el tejido social de los chinos de ultramar será muy positivo.

La Universidad de Zaragoza, a través del Instituto Confucio, seguirá haciendo lo que nos pida la embajada o CATL. Nosotros estamos abiertos porque entendemos que somos un servicio público. Somos una universidad pública y, teniendo en cuenta el servicio público que van a dar este tipo de inversiones, que tienen una componente empresarial pero también social como es mantenimiento del empleo, vamos a estar ahí encantados a todo lo que nos pidan.

"Hay una parte de la comunidad china en Aragón que sigue con sus negocios, pero hay otra, que es la que igual no se ve tanto, que tiene negocios de éxito nacional e internacional como cualquier empresario español"

¿Cómo es la comunidad china en Aragón?

Es diversa, vienen sobre todo de la provincia de Qingtian. Estamos acostumbrados a verlos en los bares y los bazares, pero en la Universidad de Zaragoza estamos constatando que, lo mismo que el resto de inmigrantes de segunda generación, cada vez más hijos de chinos, bien nacidos en China y traídos aquí hace muy poco o nacidos aquí, se están matriculando en todo tipo de carreras, pero especialmente en las que a los chinos les gustan más: Dirección Empresarial e Ingeniería.

Hay una parte que sigue con sus negocios, pero hay otra, que es la que igual no se ve tanto, que tiene negocios, como cualquier empresario español, muy exitosos, con proyección nacional e internacional desde Zaragoza.

Ellos siempre han colaborado con nosotros. Desde que llegamos nos ayudaron a montar todo y la relación es muy directa y muy cómoda, y cualquier cosa que les hemos pedido, o al revés, cualquier cosa que nos piden ellos de hacer actividades, exposiciones, etc. se la hacemos.

Colaboramos mucho con el Centro de Cultura Chino en Madrid, que depende de la embajada y cada vez que hay alguna actividad, sea de música, de danza, de vestidos, de gastronomía china, o de ajedrez, vienen.

Más allá de la investigación y la parte institucional, ¿qué más es el Instituto en Zaragoza?

En primer lugar, un centro para la enseñanza de la lengua y cultura china. Es el único centro oficial examinador de chino en todo Aragón y el Valle del Ebro. Tenemos también acuerdos con la Universidad de Navarra y la de La Rioja.

China sigue un sistema como el de Francia. A diferencia del inglés, que tiene el British, el Cambridge o el Trinity, en China solamente hay un centro oficial, que son los institutos Confucio. Tenemos seis niveles, y son el A1, A2, B1, B2, C1, C2, igual que cualquier idioma moderno. El HSK4 es un B2 y el HSK5, un C1.

Cada vez nos lo pide más la gente. Organizamos cursos, exámenes, y también damos formación a medida. En ocasiones nos lo han pedido desde las empresas con temas no tanto del idioma, sino del protocolo chino, de cómo comportarse, cómo funciona el tema de los regalos, los saludos...

¿Es muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver?

Sí. El choque muchas veces es cultural. El coste de este servicio a medida es mínimo, por no decir cero. El anterior rector, José Antonio Mayoral, y la nueva rectora, Rosa Bolea, han decidido y han apoyado por completo al Instituto Confucio y esa labor de servicio público que hacemos con las empresas, los clústeres y todo aquel que le interese China.

No estoy diciendo que quienes se vayan de viaje vengan al Instituto Confucio para organizarlo, para eso están las agencias y ahí no vamos a hacer competencia desleal, pero también es cierto que nosotros organizamos actividades culturales de ‘conozca China’.

Hacemos actividades culturales todos los viernes, y todo aquel que tiene pensado viajar a China, muchas veces viene. Es una manera de acercarse y saber más sobre las minorías étnicas, el calendario chino, las festividades…

En la última década, tanto Javier Lambán como Natalia Chueca han visitado China. ¿Les dieron algún consejo?

A modo de anécdota, te puedo contar que la primera vez que vino el embajador de China a Zaragoza fue en 2017, en mayo, para la inauguración del Instituto Confucio. Hasta que no lo hubo no pisó Zaragoza ni el Pignatelli. Esa visita la organizamos en coordinación con los servicios de protocolo de la DGA y el Ayuntamiento.

Aragón Exterior, que es una empresa pública del Gobierno de Aragón, también ha colaborado siempre con nosotros.

"Los chinos que vienen Zaragoza aprecian, sobre todo, su patrimonio. Ellos perdieron el 80% de su patrimonio inmaterial durante la revolución cultural"

¿Qué impresión se llevan de Zaragoza los chinos que visitan la capital?

Valoran sobre todo nuestra historia y nuestro patrimonio. En China, prácticamente el 80% de su patrimonio inmaterial se destruyó durante la revolución cultural. Aprecian mucho que tengamos tres monumentos como El Pilar, la Seo y La Aljafería; que hayamos sido capaces de mantener y guardar un patrimonio semejante seis siglos después y que sea suficientemente representativo de lo que fue la historia de España, el Imperio Español posteriormente, la conquista de América...

También valoran que España haya sido uno de los países con una lengua con gran difusión en el resto del mundo y que seamos uno de los países europeos más potentes. En el fondo, ellos nos miran también como un mercado. Al final, Italia, Francia, España y Alemania son los cuatro países que ellos ven como principal mercado dentro de la Unión Europea.

Con las actuales guerras comerciales, ¿va a convertirse el chino en el idioma del futuro? ¿Hay más interés por estudiarlo?

Nosotros estamos viendo que año a año crecen las matriculaciones y que estudiantes de Ingeniería nuestros quieren labrarse un futuro en China.

Estamos detectando que la gente se abre cada vez más al mundo y que, en vez de querer trabajar de ingeniero en Alemania o en Suiza, se va a China. Esa demanda la vamos teniendo, aunque no es muy mayoritaria.

En el ámbito de los negocios no ocurre tanto, porque al final, los chinos que trabajan en el sector de la exportación ya controlan el inglés, que no deja de ser una lengua universal. Pero es cierto que el chino va a seguir creciendo.

Cuando vas a China, saber un poco de chino es un hecho diferencial. Es muy complicado dominar el idioma en su conjunto, pero saber 100 o 200 palabras si quieres empezar un negocio o establecer cualquier tipo de relación comercial, simplemente el hecho de que tengas a alguien en tu empresa que domine eso, es para ellos como una puerta. Es un esfuerzo que tú has hecho por acercarte a ellos, y eso lo valoran muchísimo, es algo que también nos consta.

¿Está Zaragoza preparada para el turista chino?

La principal cadena de grandes almacenes de este país ya permite pagar con WeChat y Alipay en centros comerciales como Puerto Venecia, pero es la excepción. También hemos colaborado con Horeca, y los hoteles y restaurantes cada vez están más acostumbrados a recibir turistas chinos y delegaciones. Las grandes cadenas incluso están contratando trabajadores chinos.

Otro elemento en el que también hemos contribuido es que nosotros, en la Universidad de Zaragoza, tenemos un grado de Turismo, que es un centro adscrito, y contamos con una alianza con la Universidad de Estudios Internacionales de Sichuan, y cada vez hay más alumnos del grado que vienen de China a estudiar y hablan español.

Al obtener el grado, algunos de ellos se quedan aquí a trabajar y son contratados por las cadenas de hoteles y restaurantes. Hablamos de personas que tienen el grado de Turismo de la Universidad de Zaragoza, que son chinos de origen, hablan inglés, chino y español y tienen la certificación de guía turístico.

¿Qué papel cree que jugará el Instituto en los próximos años? ¿Cuáles son las vías para contactar con ustedes?

Tenemos la web y, además, estamos presentes en las redes sociales de la Universidad de Zaragoza: Facebook, X, Bluesky, Linkedin, Instagram... También utilizamos las redes chinas. Tenemos un canal específico de WeChat y otro de YouTube donde subimos buena parte de nuestras actuaciones.

Pero lo más sencillo es buscar Confucio Zaragoza y entrar directo a nuestra web. La tenemos muy bien actualizada y muy bien documentada con todo lo que hemos hecho.

"Queremos seguir creciendo en calidad y en excelencia de investigación en los campos punteros de los retos que nos vienen hoy en día"

¿Y dónde se ven? ¿Cómo cree que va a evolucionar el Instituto Confucio en Zaragoza?

Zaragoza, como se dice siempre, es el Ohio español, el laboratorio de pruebas.

Nosotros tampoco tenemos muchas expectativas de crecer en cantidad, porque somos conscientes que no todo el mundo quiere estudiar chino, pero también es cierto que en muchos institutos de idiomas el chino está superando como lengua de aprendizaje al francés, el alemán, el italiano o el portugués.

No sabemos cuánto podemos crecer de aquí a los próximos 8 o 10 años, si será un 20% o un 30%. Nos importa sobre todo la calidad, que los alumnos aprendan un buen chino, que los profesores estén bien formados, que la gente sea capaz de ir progresando y sacándose los títulos y luego, sobre todo, la parte de investigación.

El dato que yo doy siempre es que de los once campos de conocimiento científico, EEUU era antes la primera en todos y ahora mismo solo es líder en siete. China ha ganado en cuatro, uno de ellos, computación cuántica.

Como Universidad de Zaragoza nos interesa mucho seguir teniendo aquí y trayendo a Zaragoza los mejores investigadores y científicos chinos, que es lo más complicado, y poder investigar y difundir la labor de investigación que hacemos.

Hace poco estuvimos en el Harvard chino, donde se forman las élites de las empresas y del Gobierno. Es una universidad que hace unos años estaba en el puesto 200 del mundo y que hoy está en el 17, y en determinados campos de conocimiento, en el número uno.

Ese es el futuro para nosotros: seguir creciendo sobre todo en calidad y en excelencia de investigación en los campos punteros de los retos que se nos vienen hoy en día.