Marta Marín, pastora y dueña del proyecto Entrecabritos.

Marta Marín, pastora y dueña del proyecto Entrecabritos. Entrecabritos

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Marta Marín, pastora: "Somos los grandes olvidados por todos y hemos sido ridiculizados durante años"

Esta turolense de 45 años lidera una extensión de 500 cabras y su proyecto EntreCabritos donde defiende el valor del campo.

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Uno de los trabajos que data desde hace siglos y que cada vez se encuentra más "olvidado" y "ridiculizado" no es otro que el pastoreo. Aquellos que se dedican a la exigente tarea de vivir por y para sus explotaciones de animales no tienen vacaciones, es una dedicación de 365 días al año. Este sacrificado trabajo se encuentra en peligro de extinción ante la falta de personas que deciden apostar por él. Sin embargo, Marta Marín decidió dar a su vida un vuelco a los 40 años y ahora no se arrepiente de nada.

Pastora de sangre y por bandera, esta turolense dejó la capital aragonesa para poner rumbo de nuevo a su pueblo, Torralba de los Sisones, de no más de 120 habitantes, para hacerse cargo de la extensión ganadera de cabritos que su madre dejaba atrás para poder jubilarse en 2020. "Decidí dejar mi trabajo en Zaragoza y venir a una vida un poco más libre, como a mí me gusta. Tener una vida más silvestre con mis animales", expresa Marta Marín a EL ESPAÑOL DE ARAGÓN.

Con ese propósito hizo las maletas junto a su pareja Óscar, "urbanita de siempre", y se afincaron de nuevo en el pueblo turolense. Aunque no se quedó solo con la idea de hacerse cargo de la granja, sino que quiso darle una vuelta de tuerca: "Me parecía muy injusto que todo el trabajo que habían hecho mis antecesores y mis padres, los 365 días al año, el consumidor final no fuese consciente de lo que tenía en el plato, y creía que había que llegar hasta allí", explica.

Marta Marín y su pareja Óscar en su finca en Torralba de Sisones

Marta Marín y su pareja Óscar en su finca en Torralba de Sisones Entrecabritos

De esta motivación nació Entrecabritos, un proyecto en el que hace partícipe al cliente de la experiencia de poder degustar un plato de cabrito al horno desde el origen. De esta manera, ofrece platos de sus productos y crea sus propias experiencias: "Queremos que tengan la oportunidad de comer lo mismo que comemos nosotros y saborearlo en el campo, porque verdaderamente cada cosa sabe diferente si lo tomas de donde viene", reflexiona.

Esta turolense no se quedó en la mera oportunidad de poder dar a probar el verdadero sabor del campo sino que quiso ir un paso más allá y da la oportunidad de ser pastor por un día. Aunque como afirma nació sobre la marcha este tipo de experiencia, se vio impulsada por las ganas de la gente de conocer "de verdad" lo que se desarrollaba en la finca y conocer el proceso completo. "Me imagino que es algo de melancolía por el tema de que mucha gente, sus abuelos, sus tíos, han estado en el campo y saben lo que era, o por la gente de la tele", confiesa Marín.

Por todo ello, Marín y su pareja conforman una experiencia única que comienza según dicta el sol ya que "es nuestro verdadero reloj". Así, desde primera hora de la mañana parten hacia el monte o a los pastos para que conozcan cómo trabajan los perros en la guía de los animales, el tipo de planta que comen, las flores que hay en cada estación o la fauna que se pueden encontrar. Depende del tiempo y el sol, comen en el campo o hacen un descanso, pero no se dejan nada de hacer para que experimenten el arduo trabajo que realizan: "Vamos enseñándoles un poco todo lo que hacemos todos los días, nuestras cosas bonitas, las menos bonitas", recalca.

En todo este tiempo que llevan desarrollando esta experiencia, Marín reconoce que tienen reacciones de todo tipo por parte de sus clientes desde algunos que "les sorprende que nuestros perros están para trabajar, pero también son muy cariñosos" hasta quien se "asusta por los insectos o las ramas cuando andan".

Aunque si bien hay una reacción más generalizada y es el sacrificio que supone: "Sobre todo se sorprenden de que este trabajo exista, porque requiere mucho esfuerzo de todos los días". A lo que añade: "Les asombra mucho que estemos todos los días dedicando nuestra vida a este trabajo porque nos gusta".

Marta Marín, de Entrecabritos

Marta Marín, de Entrecabritos Entrecabritos

Todo el trabajo que realizan por mantener una ganadería sostenible y por reforzar la imagen del campo que "tan ridiculizada" ha sido a lo largo de los años, les ha llevado a ganar premios como el primer premio mujer agro, segundo premio excelencia a la innovación en la actividad agraria, premio proyecto bardos 2023 y ganador del premio cambio climático y suelo de los premios sostenibles por naturaleza 2022.

Ante estos reconocimientos, Marta Marín reconoce sentirse "nerviosa" y un tanto "abrumada" al ver que su trabajo llega y al salir de su zona de confort. Pero, aun así, muy agradecida de que se valore el trabajo realizado ya no solo por ella sino por toda su familia a lo largo de los años.

Aunque, si bien, matiza que los premios están bien, falta mucho por hacer y valorar de verdad el sector agrario. "Somos los grandes olvidados porque tradicionalmente llevamos mucho tiempo siendo no solo olvidados, sino ridiculizados", recalca. Por todo ello, lanza un mensaje a las instituciones para menos burocracia ya que dificultan el trabajo: "No soy capaz de llevarme mis propios papeles aun habiendo estudiado administración. Me lo tiene que llevar un gestor porque luego me equivoco en un apartado y ya la hemos liado", denuncia.

Asimismo, defiende que más allá de palabras, apuesten por el comercio de proximidad y el trabajo del sector primario: "Realmente me gustaría que se den cuenta de que somos una esencia. España cada día tiene más turismo y somos la esencia que enseñar", recalca.