El embalse de El Grado, en la provincia de Huesca. CHE
Los embalses del Ebro, aún más llenos tras las lluvias de Semana Santa: "Tenemos un muy buen escenario para la campaña"
Las últimas precipitaciones han recargado, más todavía, los pantanos, que rozan máximos históricos tras unos años marcados por la sequía.
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Las lluvias de esta Semana Santa han recargado, todavía más, los embalses de la cuenca del Ebro. Las reservas están actualmente por encima del 86%, un porcentaje que, tal y como confirman desde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), augura un “muy buen escenario” de cara a satisfacer las demandas de regadío de la campaña de este 2025.
Esto ha hecho que no haya ninguna unidad territorial o subcuenca en situación de sequía o de escasez, un escenario que contrasta con los problemas que se vivían hasta hace solo unos meses. En 2022, recuerdan desde la CHE, ya hubo unidades territoriales que empezaron a tener problemas de escasez durante el verano. Ocurrió, principalmente, en la parte catalana de la cuenca y en el eje y la cabecera del Ebro.
El embalse de Mequinenza, clave para el tramo bajo de Ebro, empezó a registrar mínimos históricos los últimos meses de 2022 y en el 2023. También el embalse del Ebro, en cabecera; el de Yesa, en el río Aragón, y el de Canelles, en el Noguera Ribagorzana, registraron mínimos históricos en 2022 y 2023.
Durante la primavera de 2023 la sequía, lejos de mejorar, se agudizó, ya que durante los meses de marzo y abril llovió solo un 30% de lo habitual, explican fuentes de la Confederación. Esa primavera y en verano del 2023 hubo que aplicar distintas medidas para paliar una situación de partida, en mayo, con el 85% de la cuenca en sequía y la mitad en situación de alerta y emergencia por escasez.
Las precipitaciones que cayeron en junio y julio, unidas al trabajo y la coordinación de los usuarios y las administraciones implicadas y a la vigilancia del dominio público hidráulico para mantener los caudales ecológicos y evitar daños por vertidos hicieron que, a pesar de todo, no hubiera consecuencias más críticas.
En 2024, la margen izquierda de la cuenca se fue recuperando. Sin embargo, la derecha, que en parte había aguantado bien en 2023, se fue deteriorando desde principios de año. En este caso, las unidades territoriales o subcuencas más perjudicadas fueron las del Huerva y el Guadalope. Hasta el punto que tuvo que hacerse un ensayo en un pozo de los acuíferos cercanos al Bergantes para estudiar cómo se comportaba el río y su conexión con los acuíferos, así como para llevar medio hectómetro cúbico de agua a la zona regable del embalse de Calanda.
El escenario actual ya nada tiene que ver, con unas reservas que llegan a los 590 hectómetros cúbicos (87%). La cifra contrasta tanto con el 54% del año pasado (365 hectómetros cúbicos) como con el 67% que marca la media del último lustro (451 hm3).
Recuperación total
Este año hidrológico 2024- 2025, confirman desde la CHE, “se ha recuperado toda la cuenca”. La parte que más ha tardado en hacerlo es la subcuenca del Segre y una parte de Tarragona, que se han restablecido con las lluvias de estos últimos meses.
No obstante, el organismo de cuenca señala que, como consecuencia de la gravedad de la sequía de 2023, todavía se están recuperando los llamados embalses plurianuales. Es decir, el del Ebro, en Cantabria, que surte de agua al eje del Ebro, y Canelles, en el Noguera Ribagorzana.
La situación actual
El embalse de Yesa, que regula el río Aragón, registraba esta semana 415 hectómetros cúbicos (93%). El año pasado eran 421, pero hay que tener en cuenta, explican desde la CHE, que los embalses pirenaicos tienen ahora un resguardo ante las lluvias de primavera.
“Es decir, en Yesa no hay mucha diferencia entre 415 y 421 hm3 o no significa que el año pasado hubiera sido más húmedo, sino que ahora mismo se está con un resguardo extra por las lluvias que están viniendo”, completan.
El sistema Monegros, con los embalses de Búbal (78,8%), Lanuza (61,4%) y La Sotonera (93,3%) que regulan el Gállego, almacenaba esta semana 236 hm³, algo menos que en 2024 (249 hm³). En este caso ocurre lo mismo que con Yesa, ya que se necesita laminar la avenida que pueda llegar estos días debido a las lluvias. La media de los últimos años, desde 1998, es de 210 hm³, lo que indica que tanto 2024 como 2025 han sido buenos años.
En la regulación del Cinca, El Grado (96,2%) y Mediano (94,9%) guardaban esta semana 797 hectómetros cúbicos frente a los algo más de 812 de hace un año, una diferencia que se explica, también, por ese resguardo.
Tal y como recuerdan desde la Confederación, la dureza de la sequía del 2023 se debe a que afectó a casi toda la cuenca al mismo tiempo y era difícil dar abasto con todos los sistemas y satisfacer todos los usos. “Fue una sequía muy extensa y también algo larga en el tiempo”, subrayan.
La cuenca del río Ésera y del Noguera Ribagorzana también sufrió esa situación con sus embalses, de ejemplo, Barasona (98%) y Santa Ana (81,3%). Esta semana llevaban 275 hm3 y en 2024, 286. Podrían estar más llenos, indican desde la CHE, pero están en alertas por lluvias y como los citados anteriormente, necesitan un margen "de resguardo".