María Eugenia.

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María Eugenia, sobre los gastos de Navidad: "Me gustaría poder hacer regalos grandes pero tengo que llevar cuidado"

Autónoma, explica que “hay que pensar en el futuro” y que eso pesa a la hora de decidir cuánto gastar en unas fiestas que, pese a todo, siguen siendo especiales.

Más información: Lorena, madre de tres hijas, viaja con el método de intercambio de casas para Navidad: "Sin eso no podríamos"

Alicante
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En estas fechas en las que las luces llenan las calles de Alicante y los escaparates parecen competir por el brillo más intenso, María Eugenia confiesa que su presupuesto navideño sigue siendo moderado, “como siempre”.

Autónoma, explica que “hay que pensar en el futuro” y que eso pesa a la hora de decidir cuánto gastar en unas fiestas que, pese a todo, siguen siendo especiales.

“Me gustaría poder hacer regalos grandes”, admite, “pero tengo que llevar cuidado”. Con los años, su manera de vivir la Navidad ha cambiado.

Cuando los hijos eran pequeños, los regalos ocupaban un papel importante, quizás demasiado. Hoy, siendo los hijos ya adultos, el planteamiento es otro: “Ya no sabes muy bien qué quieren, así que a veces prefieres darles dinero y que se compren lo que les apetezca”.

Su sinceridad refleja una realidad muy común, el equilibrio entre el deseo de dar y la obligación de cuidar el bolsillo.

Mientras las encuestas hablan de un repunte del consumo, muchas familias optan por la contención, no tanto por necesidad inmediata, sino por una prudencia aprendida con los años, especialmente entre quienes trabajan por cuenta propia.

En cuanto a las vacaciones, María Eugenia reconoce que no suelen irse fuera, aunque la idea le atrae. “Nunca nos hemos ido en Navidades, por compromiso familiar, pero este año me habría encantado viajar para ver a mi hijo, que vive en Helsinki”.

Su relato mezcla ilusión y realismo. Las ganas de disfrutar, sí, pero sin perder de vista esa “presión constante económica” que, como dice entre risas, va de la mano del IVA y la facturación.

Al final, su manera de vivir las fiestas tiene algo profundamente mediterráneo entre equilibrio, sentido práctico y afectos que pesan más que las compras. “La Navidad sigue siendo bonita”, dice, “aunque sea más sencilla”.

Lorena

A su lado, su amiga Lorena también habla de los gastos y los planes de Navidad.

Esta madre de tres hijas lleva ya ocho años practicando el intercambio de casas, una fórmula que, asegura, le ha permitido seguir viajando en familia sin arruinarse.

“Una semana fuera alquilando una casa sería imposible para nosotros”, comenta. “Con el intercambio, nos vamos a ver a unos amigos a Francia, cerca de la frontera con Suiza. Es una forma más barata, pero también más humana y divertida”.

Lorena explica que esta manera de viajar le ha abierto un mundo de posibilidades: “Me parece una forma genial de conocer nuevos lugares y gente. Te quita muchas barreras. Además, cuando te vas, a veces alguien viene a tu casa, aunque otras veces no; depende del tipo de intercambio que hagas”.

El sistema funciona a través de una página web francesa dedicada a estas prácticas: “Antes se llamaba de otra forma, pero ahora pertenece a la plataforma HomeExchange”, cuenta.

En ella, los usuarios ganan puntos hospedando a otros que luego pueden usar para alojarse en diferentes partes del mundo. “Es como un Monopoly: no hay dinero, solo puntos para seguir jugando”, dice riendo.