La Sierra de Mariola.

La Sierra de Mariola.

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El sendero que todos tienen que recorrer este otoño en Alicante: "Este lugar enamora"

La ruta al Nacimiento del Vinalopó es una de las más amables, apenas tres kilómetros entre fuentes y carrascas que acompañan el rumor del agua.

Más información: La ruta de senderismo que tienes que hacer este otoño en Alicante: el paraíso de los amantes de la naturaleza

Alicante
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Este otoño, la Sierra de Mariola se transforma en el lugar donde el silencio y el aroma a tomillo se convierten en un refugio emocional.

Es el sendero que todos deberían recorrer en Alicante, no solo por su belleza natural, sino por esa magia intangible que consigue arrancarte un suspiro.

"Este lugar enamora", confiesa una senderista que acaba de volver de su travesía entre las faldas del Montcabrer y las fuentes escondidas que brotan entre pinos, tejos y romero.​

Hierbas silvestres

Entre los pueblos de Agres, Bocairent y Banyeres, el Parque Natural de la Sierra de Mariola despliega su manto de 17.000 hectáreas de calma mineral y vida vegetal.

Aquí, las cavas antiguas, aquellos pozos de nieve que en el siglo XVI abastecían de hielo a media Valencia, descansan como cicatrices bellas de una sierra que ha aprendido a curarse sola con el paso de los siglos.

El aire es limpio, embriagador, una mezcla de salvia, hipérico y té de roca que perfuma cada paso.​

Rutas con encanto

Caminar por Mariola en otoño es sumergirse en un cuadro de tonos ocres, brumas suaves y senderos que serpentean hacia el corazón del silencio.

La ruta al Nacimiento del Vinalopó es una de las más amables, apenas tres kilómetros entre fuentes y carrascas que acompañan el rumor del agua.

Más arriba, los más aventureros conquistan el Montcabrer, con sus 1.390 metros que regalan horizontes infinitos de la provincia de Alicante.​

Eco de los pueblos

Cada pueblo guarda un eco distinto, el de Bocairent, con sus calles talladas en piedra viva; Agres, que huele a pan recién hecho cuando cae la tarde; Alfafara, con su ritmo lento y hospitalario.

Todos beben del mismo pozo, el de la sierra que los une. En esta época, la “Volta a la Mariola” invita a recorrerlos uno a uno, en rutas guiadas que permiten descubrir el valor cultural y humano del paisaje.​

En definitiva, la Sierra Mariola es un paisaje que enamora a cualquiera y que se convierte en una experiencia íntima.

Quien camina por sus senderos siente que el tiempo se suspende, que los problemas del mundo quedan al otro lado del horizonte.

Al final del recorrido, cuando el sol empieza a hundirse tras las crestas calizas y los colores del bosque se apagan, uno entiende la frase de esa visitante: este lugar, simplemente, enamora.​