La Dama de Elche.

La Dama de Elche.

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Este es el municipio más antiguo de Alicante: tiene tres patrimonios y sus orígenes se remontan al 5000 a. C.

Una localidad del Bajo Vinalopó acumula más de siete mil años de historia, tres Patrimonios de la Humanidad y un legado cultural único en el Mediterráneo.

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Alicante
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Elche se considera el municipio más antiguo de Alicante porque sus primeros asentamientos documentados se remontan al V milenio antes de Cristo, una continuidad histórica que no registra ninguna otra localidad de la provincia.

Esa huella milenaria se mantiene viva gracias a un legado que hoy presume de tres reconocimientos de la UNESCO y de un territorio que ha sido habitado de forma ininterrumpida durante más de siete mil años.

Una trayectoria que sostiene su papel como gran referente cultural del Mediterráneo y como una de las ciudades clave del sureste peninsular.

Elche es, además, una de las ciudades más importantes de la provincia de Alicante. Su amplio territorio, de 327,33 kilómetros cuadrados, integra 31 pedanías que conforman el Camp d’Elx y que representan el 95,5% de su superficie total.

Se trata de una ciudad bimilenaria, capital del Bajo Vinalopó y la segunda más poblada de la provincia. A fecha 1 de enero de 2024, alcanza los 242.317 habitantes, con una densidad de 743 vecinos por kilómetro cuadrado y una sólida red de equipamientos públicos.

También es conocida como la 'Ciudad de la Dama', un título que recuerda al hallazgo en 1897 del célebre busto íbero de La Alcudia. La pieza, tallada en piedra caliza entre los siglos V y IV a. C., es una de las obras maestras del arte antiguo en Europa y un símbolo absoluto del municipio.

Tres patrimonios únicos

Elche es la única ciudad española que reúne tres declaraciones de la UNESCO.

El Palmeral, con más de 200.000 ejemplares, fue reconocido en el año 2000 como Patrimonio de la Humanidad por su valor excepcional como paisaje agrícola de origen andalusí.

El Misteri d’Elx, representación sacrolírica única en Europa, es Monumento Nacional desde 1931 y fue proclamado en 2001 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

El tercer reconocimiento llegó en 2009, cuando el Museo Escolar de Puçol fue inscrito en el Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, gracias a un proyecto comunitario que conserva más de 70.000 piezas que cuentan la vida tradicional del Camp d’Elx.

Los orígenes más remotos

La historia de Elche se hunde en el tiempo. Según cuentan desde el Ayuntamiento ilicitano, los primeros asentamientos surgieron cerca del río Vinalopó, aprovechando sus recursos hídricos y una posición estratégica que conectaba la costa con el interior.

Desde el Calcolítico, en el III milenio a. C., se documentan numerosos poblados que evidencian su relevancia en el desarrollo de la Cultura Campaniforme.

Esa ocupación continuada se fortaleció durante la Edad del Bronce y la Cultura del Argar, abriendo camino a la época ibérica, uno de los periodos que más vestigios ha dejado en el territorio ilicitano.

La Ilici ibérica experimentó un notable desarrollo social y económico, lo que atrajo la atención de Roma. A mediados del siglo I a. C. comenzó la fundación de la colonia, que culminó bajo el mandato del emperador Augusto con la creación de la Colonia Iulia Ilici Augusta.

Con derecho latino y una posición estratégica clave, se convirtió en una de las ciudades más influyentes del sureste peninsular, un papel que mantuvo hasta el periodo tardorromano y que aparece reflejado incluso en el Tratado de Tudmir del año 713.

Tras siglos de poblamiento disperso, el siglo X vio nacer la medina de Ils, embrión de la actual ciudad de Elche.
A partir de entonces, la ciudad medieval levantó un sistema de regadío que dio forma al Palmeral, el mismo que hoy resiste como símbolo universal de la identidad ilicitana.

Elche se desarrolló como un crisol de culturas, -judíos, musulmanes y cristianos-, cuyas huellas aún permanecen en su núcleo histórico.

El Tratado de Elche de 1305 y el privilegio de anexión de 1308 integraron definitivamente la ciudad en la Corona de Aragón. Fue en ese periodo cuando tomó forma uno de sus tesoros más preciados: el Misteri d’Elx, que desde hace siglos se interpreta cada agosto en la Basílica de Santa María.

La expulsión de los moriscos en 1609 marcó un punto de inflexión, pero la ciudad supo reconstruir su economía gracias a la agricultura y a un incipiente desarrollo industrial.

Los cambios se aceleraron en el siglo XIX, cuando Amadeo I de Saboya concedió en 1871 el título de ciudad a una villa de apenas 20.000 habitantes que comenzaba a virar hacia la industria del calzado.