El interior de L'Obrador

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El restaurante favorito de Pedro Piqueras en Alicante: "Es el primer sitio donde comí cuando llegué"

El presentador reside desde su jubilación en una de las localidades más bonitas de la Costa Blanca.

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Alicante
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Pedro Piqueras ha encontrado su rincón favorito en la Costa Blanca, y no es otro que un restaurante del casco antiguo de Altea: L’Obrador. "Es el primer sitio donde comí cuando llegué", confesaba hace unos días el periodista a una reportera de À Punt.

El veterano comunicador vive en una urbanización cercana a esta localidad alicantina, donde ha fijado su residencia tras retirarse de los informativos.

Y aunque su vínculo con la noticia sigue latente, hoy su día a día transcurre entre paseos, conferencias esporádicas y comidas caseras en este local que ya considera su segunda casa.

Alicante, un refugio

El caso de Pedro Piqueras no es único. Desde hace años, la Costa Blanca se ha convertido en el destino predilecto de muchas caras conocidas de la televisión, el cine y la cultura. Pablo Motos, por ejemplo, veranea desde hace más de una década en una villa de Jávea. Y no es el único.

Cada verano se amplía la lista de famosos que eligen este paraíso alicantino para desconectar del ruido mediático.

En Altea, donde el periodista manchego asegura haber encontrado su oasis particular, las calles adoquinadas y la brisa marina son parte de un estilo de vida más pausado.

"Es la definición de la tranquilidad o de disfrutar de la vida", asegura Piqueras, que destaca cómo en este pueblo "las cosas siguen siendo como eran hace 35, y seguramente hace 60 y 80 años".

Un nuevo capítulo

Tras toda una vida ligada a la actualidad y a los platós, Piqueras reconoce que "le cuesta estar sin hacer nada".

Aunque ha bajado el ritmo, mantiene un perfil activo: da conferencias, presenta actos y sigue escribiendo.

De hecho, acaba de publicar Cuando ya nada es urgente, un libro que, según él, no es una autobiografía al uso, sino un recorrido por la historia del periodismo a través de sus ojos, y en homenaje a figuras como Pilar Miró o Jesús Hermida.

Piqueras también reconoce que sigue sintiendo esa llamada de la actualidad. "Echo de menos la tele, especialmente cuando hay noticias importantes, decisivas", confesó a À Punt.

Sin embargo, ahora su vida gira en torno a la calma que le ofrece Altea, una localidad que conoció hace 35 años gracias a unos amigos que tenían casa en Benissa y con los que practicaba vela. Desde entonces, siempre ha vuelto.

L’Obrador: más que un restaurante

En esa primera visita a Altea, uno de los primeros lugares en los que comió fue L’Obrador. Hoy, tres décadas después, lo considera su restaurante favorito. Situado en la calle Concepción, en pleno casco antiguo, este local se ha convertido en una institución culinaria en la villa blanca.

Ubicado en una encantadora casa señorial, L’Obrador abrió sus puertas en los años 90 de la mano de Carmen y Carlos, quienes convirtieron el espacio en algo más que un restaurante.

"Un punto de encuentro para amantes de la buena mesa, del trato cercano y del sabor auténtico”, como explican ellos.

L'Obrador Altea

L'Obrador Altea

Cocina con pasión

Con más de 30 años de experiencia, el restaurante ofrece cocina casera con una marcada identidad mediterránea.

La carta combina tradición y sencillez: entrantes, carnes, pescados, pizzas artesanas y postres caseros, elaborados siempre con ingredientes frescos, de temporada y de proximidad.

"Hay lugares donde se come bien. Y hay otros donde, además, uno se siente bien", dicen desde L’Obrador.

Su filosofía es clara: no buscan impresionar, sino que el comensal se sienta cómodo, como en casa.

Ese espíritu ha conquistado tanto a locales como a visitantes, incluidos personajes como Pedro Piqueras, que valoran tanto el sabor como la calidez del servicio.

Una experiencia que deja huella

La media de gasto por persona oscila entre los 20 y los 40 euros, según reseñas de Google, lo que convierte a L’Obrador en una opción asequible dentro de la oferta gastronómica de Altea.

Exterior de L'Obrador

Exterior de L'Obrador

Pero más allá del precio o del plato, lo que define a este restaurante es su alma: esa que permanece en la memoria de quien lo visita y que, en el caso de Piqueras, forma parte ya de su historia personal.

Desde sus inicios hasta hoy, L’Obrador no ha dejado de evolucionar sin perder su esencia. Y eso, en un mundo en constante cambio, es también una forma de resistencia.

Igual que Piqueras, que ahora que ya nada es urgente, ha decidido quedarse donde mejor se siente: en casa, y en L’Obrador.