Sanatorio de Fontilles
Oculto en la naturaleza: el histórico sanatorio de Alicante que lleva más de 100 años luchando contra la lepra
La Fundación Fontilles trabaja por la salud de las personas más vulnerables y desatendidas, labor que comenzó con la apertura de su sanatorio, en 1909.
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A los pies de la Vall de Laguar, escondido entre montañas y pinares, resiste en silencio uno de los centros sanitarios más singulares de España: el Sanatorio San Francisco de Borja, conocido como Fontilles.
Fundado en 1909, este enclave histórico ha dedicado más de un siglo a combatir la lepra y otras enfermedades olvidadas, ganándose un lugar en la historia médica y social del país.
Hoy, aunque la lepra está controlada en España, Fontilles sigue en pie, adaptado a los nuevos tiempos, pero sin perder su esencia: proteger a los más vulnerables.
Más de un siglo de compromiso
La Fundación Fontilles es hoy una referencia en la atención a personas mayores dependientes y pacientes con daño cerebral, pero su origen está marcado por una misión que en su día fue tan valiente como necesaria: dignificar la vida de los afectados por la lepra, en una época en la que el estigma y el miedo los condenaban al aislamiento.
La historia comenzó en 1902, cuando el padre Carlos Ferrís y el abogado Joaquín Ballester decidieron crear un refugio donde los enfermos pudieran recibir tratamiento y aprender un oficio, lejos del rechazo social.
El sanatorio abrió sus puertas en 1909 y pronto se convirtió en un pequeño pueblo autosuficiente. Entre los años 30 y 40, más de 400 residentes trabajaban en talleres de carpintería, panadería o imprenta, mientras recibían atención médica pionera.
Una foto antigua del centro
La muralla que todavía rodea el complejo, levantada entre 1922 y 1927, es hoy un símbolo de lucha contra el estigma que antaño pretendía contener.
Fontilles no solo jugó un papel crucial en la erradicación de la lepra en España, atendiendo a cerca de 3.000 personas a lo largo de su historia, sino que su experiencia ha traspasado fronteras.
Desde 1986, la fundación coopera en países como India, donde la lepra aún no está erradicada, y en otras zonas de Asia, África y América, ofreciendo atención integral a quienes más lo necesitan.
Un refugio
Hoy, mientras la ciencia ha logrado que la lepra se cure en apenas 6 a 12 meses con un tratamiento sencillo, Fontilles sigue siendo un refugio para muchos.
Tal y como contó a EL ESPAÑOL de Alicante la directora de comunicación de Fontilles, Yolanda Sanchís, algunas personas que padecieron lepra y fueron tratadas en Fontilles regresaron con el paso del tiempo.
Aunque están curados, ven el sanatorio como su casa, y al resto de residentes y personal sanitario como su familia.
Usuarios de Fontilles
Esa sensación de pertenencia es quizá el legado más profundo de este centro escondido en la Marina Alta. No es solo un hospital, es un hogar donde se combate el olvido y donde se enseña que ninguna enfermedad debería definir a una persona.
La lepra: mito y realidad
A pesar de su historia, la lepra sigue envuelta en mitos que cuesta erradicar. El director médico de Fontilles, José Ramón Gómez, contó en una entrevista para este medio, que, aunque la enfermedad afecta a la piel y al sistema nervioso periférico, su capacidad de contagio está muy sobreestimada.
"La mayoría de nosotros tenemos un sistema defensivo que lucha contra la enfermedad y no vamos a desarrollarla". Tampoco es hereditaria. "La lepra no se hereda, no. Pero sí se puede heredar la predisposición a desarrollarla", explicó.
Centro de referencia internacional
Fontilles ha evolucionado. Hoy, sus instalaciones albergan el Centro Geriátrico Borja, para personas mayores con alta dependencia, y el Centro Ferrís, que atiende a pacientes con diversidad funcional.
Además, continúa su labor en cooperación internacional y formación especializada en enfermedades desatendidas.
Más de 120 años después, el compromiso sigue intacto: luchar contra cualquier forma de marginación por motivos de salud.