Agentes de la Policía Local de Elche, en una imagen de archivo.

Agentes de la Policía Local de Elche, en una imagen de archivo.

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Denuncian al dueño de una cafetería en Elche por permitir a menores jugar en máquinas tragaperras

Los agentes tuvieron conocimiento de los hechos a través de la llamada de un cliente delestablecimiento.

9 febrero, 2024 09:59
Alicante

El pasado 13 de enero, por la noche, una dotación de la Policía Local fue avisada de que varios menores estaban jugando a máquinas tragaperras en una cafetería de la calle Eugenio D’Ors de Elche.

Los agentes se desplazaron al establecimiento y allí observaron a dos menores de 17 años. Uno de ellos se encontraba jugando a una máquina de azar de tipo B y el otro a su lado, el cual reconoció a los agentes que tenía intención de jugar.

Seguidamente, los policías contactaron telefónicamente con los padres del menor para informarles de lo ocurrido.

[Cae una banda con conexión en Alicante dedicada al blanqueo de capitales relacionados con el juego]

Por otro lado, se levantó acta-denuncia contra el propietario del local por permitir la participación de los menores en este tipo de juegos.

Blanqueo de capitales

El pasado 24 de enero, agentes de la Guardia Civil han detenido a tres personas e investigado a otras ocho por pertenencia a organización criminal dedicada al blanqueo de capitales procedente de juego irregular. Se les atribuye la comisión de delitos de blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal, delito contra la hacienda pública, estafa y usurpación de identidades.

La investigación arrancó en 2019 cuando se detectaron una serie de transferencias bancarias sospechosas realizadas por hasta 12 individuos. Fue ahí cuando se descubrió que el grupo podría llegar a estar moviendo hasta 2,5 millones de euros por distintos países europeos utilizando para ello más de 2.000 tarjetas bancarias.

El modus operandi consistía en contratar estas tarjetas bancarias virtuales usando, para ello, la identidad de hasta 1.500 personas residentes en Sudamérica. El entramado transfería dinero y desde esas cuentas se enviaban en pequeñas cantidades a distintas casas de apuestas de Gibraltar y Malta.

En estos paraísos fiscales recibían en las tarjetas cantidades superiores ganadas, en teoría, en estos comercios de juego online. Y era así como conseguían “colocar” el dinero en otras cuentas de la organización.

Los autores, por su parte, apenas tenían actividad en las casas de apuestas. Se encargaban de volcar sus premios en las tarjetas virtuales de los investigados, consiguiendo así enmascarar y eludir los controles que las entidades de juego tienen para detectar el blanqueo de capitales.

Así operaba el entramado

La organización criminal la conformaban dos grupos ubicados en Bizkaia y Alicante. El grupo vasco era asesorado por profesionales especializados en cuestiones financieras y fiscales y creaban sociedades mercantiles a las que desviaban las ganancias obtenidas fraudulentamente.

Por un lado, lanzaban un entramado de sociedades que dificultaba a los investigadores seguir el rastro del dinero y, por otra parte, estas sociedades conseguían reducir los impuestos a pagar a la Hacienda Pública de sus ingresos ilegales, dándoles un carácter de legalidad.

El grupo asentado en Alicante estaba dirigido por un desempleado y blanqueaban el dinero obtenido ilícitamente mediante compras de bienes inmuebles y vehículos de alta gama por valor de 400.000€.