David Cerdán y César Quintanilla flanquean a dirigentes de Coepa durante la presentación del libro.

David Cerdán y César Quintanilla flanquean a dirigentes de Coepa durante la presentación del libro. UEPAL

Opinión

De Coepa a la CEV, lecciones aprendidas

El empresariado alicantino, además de autónomo frente a Valencia, debe ser independiente respecto al poder político y las subvenciones.

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Estos días en los que parece que el empresariado alicantino tiene la oportunidad de retomar un pulso autónomo en su actividad de la mano de César Quintanilla (actual presidente de Uepal, su simbólica heredera), merece la pena recordar qué supuso Coepa y por qué terminó disolviéndose en 2018.

En diciembre de 2024, el periodista David Cerdán, de la mano de Uepal, publicó Coepa, principio y fin de un pilar socioeconómico de la provincia de Alicante. En sus páginas insistió en que el cierre de Coepa simboliza un trauma para el empresariado alicantino y deja una serie de lecciones para el asociacionismo empresarial futuro, sirviendo como advertencia sobre los peligros de la dependencia institucional y la importancia de la gestión independiente y sostenible.

No solo ha sido que la provincia se quedase sin su patronal, o al menos con una patronal con representatividad, algo que asumió Salvador Navarro a través de la patronal valenciana CEV cuando gracias a Ximo Puig pasó a ser una entidad autonómica. Poco antes la provincia había perdido su músculo financiero, cuando la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) pasó a manos del Banco Sabadell en los peores momentos de la crisis que se desató en 2008, tras años después.

Quintanilla va a ser el presidente de la CEV en Alicante como sucesor de Joaquín Pérez (Neumáticos Soledad), que ha sido el titular en la provincia en plena sintonía con Salvador Navarro. Los empresarios alicantinos se doblegaron ante el valenciano y los empresarios alicantinos han terminado por derrocarlo en un largo proceso en el que también ha estado involucrada la Cámara de Comercio que preside Carlos Baño.

Atrás quedan los tiempos en los que la única salida de la provincia pasaba porque Navarro se olvidase del terreno irredento flasheado por los focos en la CEOE. Pero Garamendi optó por no irse y Navarro tuvo que refugiarse en Valencia ante los vientos de rebelión de los "bárbaros del sur", que es como se nos ha considerado a los alicantinos desde siempre en la capital del Turia.

Por eso hay que volver al libro de Cerdán y las lecciones aprendidas. El empresariado alicantino, además de autónomo frente a Valencia, debe ser independiente respecto al poder político y las subvenciones que antaño le quitaron la libertad de la que gozaba para opinar, negociar y ejercer presión de forma responsable.

Se da por hecho que César Quitanilla sabe todo esto porque lleva bastante tiempo al frente de Uepal y ya se ha encontrado con todo tipo de situaciones. Más aún, porque junto a Cerdán fue el impulsor del texto que ahora debe servir, no ya de guía, sino de advertencia para tiempos venideros. Ya veremos en qué quedará el cambio de rumbo.