Francisco Camps ha regresado oficialmente esta semana a la política activa, y de la mano de Sonia Castedo en Alicante, postulándose para presidir el PPCV. Sí, no es un chiste, ni un episodio más de la política del espectáculo a la que asistimos desde hace ya demasiado tiempo.
Dice Camps que vuelve para ayudar a ganar a Feijóo, "para que sea presidente del Gobierno". Y lo hace en la misma semana en la que el líder de la oposición ha cambiado su estrategia política, endureciéndola, y saltándose todos los tabús establecidos sobre los negocios familiares de la mujer de Pedro Sánchez. O lo que es lo mismo, cuando Alberto Núñez Feijóo ha tratado de distinguirse claramente del presidente del Gobierno en los ámbitos de la honestidad personal.
Camps es precisamente todo lo contrario. Si a Pedro Sánchez le ha "machacado" su relación personal con sus dos manos derechas en el partido, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, inmersos en investigaciones judiciales por corrupción, ¿no se le puede decir lo mismo a Francisco Camps?
En 2018, la mano derecha de Francisco Camps en el partido, Ricardo Costa, fue condenado por la Audiencia Nacional en relación a la trama Gürtel en la Comunitat Valenciana, donde fueron condenados 18 de los 20 acusados, algunos de ellos como Milagrosa Martínez, consellera en los Gobiernos de Camps.
Es más, los cuatro años de prisión para el delfín de Camps fueron conmutados por multas y jornadas de trabajo comunitario precisamente por haber ayudado a esclarecer cómo la firma Orange Market se benefició de forma ilegal mientras gobernaba Francisco Camps.
¿Cómo puede ayudar entonces Camps, por mucho que haya quedado libre de polvo y paja en los procesos judiciales abiertos, a Feijóo? Recordemos que en su entorno no solo estaban Ricardo Costa y Milagrosa Martínez, también David Serra, Yolanda García o, esta vez como empresario, el sobrino de su conseller Cotino.
El pasado viernes en la tertulia de Les noticies del matí en À Punt, fui muy duro a este respecto cuando se me preguntó sobre mi opinión sobre este regreso "triunfal" de Camps. Y es que después de 25 años siguiendo la actualidad política de la Comunitat Valenciana, no entiendo esta jugada por parte de una persona a la que considero inteligente.
Sin embargo, cualquier tratado de psicología deja muy a las claras cómo cualquier persona inteligente es capaz de hacer cosas estúpidas, o insensatas, si lo prefieren. Por eso me reafirmo: los problemas de Camps no son de orden político ni judicial, creo sinceramente que son de orden psicológico. Creo que vive absolutamente desconectado con la realidad. Se ve a sí mismo como un mesías en vez de un lastre, que es como le ve el resto del partido. Alguien cercano a él debería decírselo.