Ramón Marsal Carrasco, junto al Tupolev SB-2 Katiuska.

Ramón Marsal Carrasco, junto al Tupolev SB-2 "Katiuska".

Marina Alta

Buscan los restos del dianense Ramón Marsal Carrasco, observador del 'katiuska' abatido en 1938 en la batalla de Teruel

El avión fue atacado por los franquistas al regresar del conflicto, acabando con la vida del alicantino y la de sus compañeros Antonio San José Pérez y Mario Vallejo Palacios.

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Alicante
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Entre las montañas de Mosqueruela, en Teruel, la tierra guarda historias casi olvidadas, algunas de la provincia de Alicante.

Bajo el Cementerio Viejo podrían yacer los restos de tres aviadores republicanos abatidos en enero de 1938: los madrileños Mario Vallejo Palacios y Antonio San José Pérez y el observador Ramón Marsal Carrasco, originario de Dénia.

Hoy, familiares y arqueólogos trabajan de la mano para devolverles dignidad y memoria.

Desde la Asociación de Familiares de Víctimas del Frente de Levante, cuentan que una familia busca incansablemente a su ser querido desaparecido en Mosqueruela.

"El avión que tripulaba el piloto, acompañado de otros dos tripulantes, fue derribado por las fuerzas franquistas en enero de 1938 y parece que están enterrados en el cementerio viejo", explican.

Tras conseguir una subvención de la Dirección General de Aragón, la asociación, junto a Arqueoantro, ha comenzado los trabajos para localizar la fosa con esperanzas de éxito.

Trabajo minucioso

Miguel Mezquida, arqueólogo y miembro fundador de la asociación científica Arqueoantro, aporta detalles sobre la investigación.

"La localización exacta de la fosa no se conoce. Hay referencias orales, pero la tumba original fue destruida por los franquistas cuando entraron en Mosqueruela, borrando cualquier señal de recuerdo", cuenta.

La excavación, iniciada con un equipo técnico y voluntario este fin de semana, es un esfuerzo multidisciplinar para identificar la zona probable y buscar los restos de los tres aviadores.​

"Llevamos varios años recuperando combatientes en la zona y ahora intentamos recuperar a este aviador de Dénia, junto a otros dos", añade.

Nieves San José, sobrina del piloto madrileño Antonio San José Pérez, añade un relato profundo y personal sobre la misión y el derribo del Tupolev SB-2 Katiuska matrícula 36.

Antonio fue un comunista convencido que se alistó en las juventudes socialistas y pasó a formarse en aviación en la Unión Soviética antes de pilotar bombarderos para la República.

En la fatídica misión, junto con el teniente Mario Vallejo Palacios (ametrallador, también de Madrid) y el sargento Ramón Marsal Carrasco (observador, originario de Dénia), el avión fue abatido por un caza alemán el 12 de enero de 1938 en Mosqueruela tras una operación en la Batalla de Teruel.​

El avión

El avión protagonista de esta historia, el Tupolev SB-2 Katiuska, fue uno de los bombarderos más modernos de la Aviación Republicana durante la Guerra Civil española.

Bimotor, de estructura totalmente metálica y tripulación de tres personas, destacaba por su velocidad, superando a muchos cazas de la época, y fue crucial para las misiones de bombardeo del bando republicano.

Sin embargo, esta ventaja inicial se fue diluyendo con la irrupción de nuevos cazas como el Messerschmitt alemán, y su vulnerabilidad aumentó por problemas en la protección de los depósitos de combustible y el desgaste en combate.

En total, la República empleó cerca de un centenar de estos aparatos, identificados por la matrícula BK (bombardero Katiuska), siendo decisivos tanto en acciones tácticas como estratégicas en todos los frentes de la contienda.

Recuperar la memoria

Tras el trágico suceso, los tres aviadores fueron enterrados en el cementerio republicano de Mosqueruela. Sin embargo, la llegada de los sublevados borró su tumba, eliminando la lápida que honraba su memoria como militares profesionales.

La familia de Nieves sufrió el silencio y la represión de décadas hasta que en 2017 ella comenzó a reconstruir esta historia con asociaciones de memoria histórica y combatientes del Frente de Levante.

"Buscamos rescatar una memoria de libertad, democracia y legalidad republicana", asegura.​ Un fragmento del fuselaje del avión, descubierto por cazadores y custodiado ahora por el Ayuntamiento de Mosqueruela, simboliza esta recuperación milagrosa.

Mientras continúa la excavación y la identificación, la esperanza está en que este esfuerzo colectivo rinda justicia y mantenga viva la memoria.

Así, a la vez que siguen los trabajos de búsqueda en el cementerio viejo, Arqueoantro, junto a la Asociación de Familiares de Víctimas del Frente de Levante, siguen buscando a los familiares del Ramón Marsal Carrasco y de Mario Vallejo Palacios.