Dolores Aniorte, en el patio de su casa en Torrevieja.

Dolores Aniorte, en el patio de su casa en Torrevieja. Laurine Maurice

Vega Baja

Dolores (95 años) recuerda el bombardeo del 25 de agosto de 1938 en Torrevieja: "Tenía 8 años y nunca lo olvidaré"

Se cumplen 87 años del bombardeo por parte de la aviación italiana que dejó 19 víctimas, un acontecimiento que no figura en el Archivo Municipal.

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Torrevieja
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"Muy pocas personas saben lo que pasó el 25 de agosto de 1938, fue algo horroroso que jamás olvidaré". En el colorido patio de su casa de Torrevieja, Dolores Aniorte Manresa recuerda una mañana de agosto que la marcó para siempre. Tenía ocho años, sin embargo, el tiempo no ha sido capaz de arrebatar de su memoria todos los detalles de aquel trágico día.

Este lunes se cumplen 87 años del bombardeo que la aviación italiana, aliada del franquismo, lanzó sobre la ciudad de la Vega Baja en 1938.

Aquel ataque segó la vida de 19 personas y dejó una huella de miedo y silencio que aún perdura. Sin embargo, a día de hoy, la ciudad no cuenta con ningún monumento que recuerde a las víctimas ni un espacio de memoria que rescate lo ocurrido.

El Guernica torrevejense permaneció durante décadas en el olvido, tanto que el trágico acontecimiento no queda registrado oficialmente, pues en el archivo municipal no consta el 25 de agosto de 1938.

Solo las voces de los pocos supervivientes que aún viven mantienen encendida la memoria de lo sucedido. Una de esas voces es la de Dolores Manresa Aniorte, nacida el 1 de agosto de 1930 en Torrevieja, que con tan solo ocho años vivió aquel día de terror.

Primera persona

"Eran alrededor de las 10 de la mañana del 25 de agosto de 1938, yo tenía justo 8 años. Aquel día, mi madre estaba en la cola de la pescadería, enfrente del Casino, cuando la gente empezó a correr tras oír el ruido de unos aviones, seguidos de explosiones y disparos", recuerda.

"En ese momento me encontraba en casa con mis dos hermanitas pequeñas. Las cogí como pude y las llevé conmigo al refugio de la calle Chapaprieta. Aquello fue horroroso, la gente estaba asustada y corría por todas partes. Las personas mayores no respetaban nada y empujaban a todo aquel que se encontraba en su camino", prosigue.

Su testimonio muestra no solo la brutalidad del bombardeo, sino también el miedo colectivo que marcó a toda una generación. Dolores reconoce que, aunque a veces preferiría no recordar, los hechos siguen muy presentes en su memoria:

"Son cosas que no se te pueden quitar de la cabeza. Todavía no entiendo por qué el Ayuntamiento de Torrevieja no construye un monumento en memoria de aquel bombardeo y en homenaje a las víctimas, pues la mayoría de los jóvenes no saben qué ocurrió el 25 de agosto de 1938 y cada vez quedamos menos supervivientes para contarlo".

Concretamente, aquel 25 de agosto, cayeron entre 25 y 30 bombas, de las cuales explotaron entre 21 y 22. La zona más afectada fue la del puerto, pero algunas bombas llegaron hasta las calles Conde Vía-Manuel, Zoa o Caballero de Rodas.

En aquel entonces, los vecinos de Torrevieja estaban acostumbrados a ver pasar los aviones que se dirigían hacia los grandes objetivos militares de la zona como Cartagena y Alicante, bombardeadas en repetidas ocasiones.

Una costumbre que, si bien ya se hacía habitual, no dejaba de provocar miedo a que estos aviones descargaran bombas a medio camino, un miedo que se incrementó tras el trágico bombardeo del 25 de mayo que pilló de sorpresa a los alicantinos y arrebató la vida de 393 personas en la zona del mercado central.

Aunque las actividades del puerto torrevejense durante la guerra civil se centraron en la carga de sal, "era un punto estratégico y de gran importancia".

"No tanto por sus instalaciones militares -que no eran relevantes-, sino por servir de refugio ante los ataques habituales que sufrían en el litoral mediterráneo motoveleros, vapores y buques con material de guerra y otras cargas", recoge la historiadora Carolina Martínez López en su libro Un pueblo en la retaguardia: la guerra civil en Torrevieja.

El cronista oficial de Torrevieja, Francisco Sala Aniorte, asegura en sus escritos que "esa mañana pasaban (los aviones) de norte a sur cuando de pronto giraron y enfilaron hacia la bahía. Tenían la misión de lanzar bombas sobre varios puertos pequeños. En este caso llegaron más allá, adentrándose en el núcleo de población".

Sala también apunta que los ataques de la aviación italiana en el 38, perpetrados en varios puntos del litoral desde Águilas hasta la frontera francesa, con cientos de muertos y heridos, fueron calificados en informes internacionales como bombardeos deliberados a población civil.

Víctimas

En el listado de las 19 víctimas mortales conocido hasta la fecha figuran los militares Capitán Miguel García Cuello (32 años), capitán Francisco Hernández Hernández (28), soldado Francisco Desamparado Moreno (22), enterrados en el cementerio de Torrevieja.

También figuran otros nombres como Antonio Moreno Guardiola (32), Joaquina Antolinos Zapata (32), Rafael Clemares Sala (35, interventor interino del Ayuntamiento), Ángeles Cerezuela Guardiola (33), Josefa Alar Linares (61), Concepción Aracil Rives (22), Francisca Vidal Baños (22), Rosario Alonso Mendiluces (edad desconocida)

En esa lista están también los niños y adolescentes María Antonia Moreno Antolinos (10), Ángeles Andréu Cerezuela (10), Manuel Andréu Cerezuela (11 meses), Anastasio Blanco Ballester (12), Cayetano Sánchez Sanz (9), Francisco Desamparado Sánchez (2 meses), María Quer Piorno (13), Mercedes Martínez Blesa (15).

Memoria

Ochenta y siete años después, Torrevieja sigue sin un lugar de memoria que rinda tributo a los 19 fallecidos y a las decenas de vecinos que aquel día quedaron marcados para siempre.

La historia se desvanece entre los silencios y el desconocimiento de las nuevas generaciones. Pero mientras Dolores siga contando lo vivido, su voz será el recordatorio de que aquel bombardeo existió y de que el olvido nunca debería imponerse a la memoria.