VisitElche

Elche

El Cementerio Viejo de Elche: nacido de una epidemia y hogar de condenados y almas perdidas

El espacio está cargado de simbolismo y es uno de los más singulares de toda Europa por su belleza y las leyendas que contiene.

14 marzo, 2024 06:07
Alicante

La ciudad de Elche tiene construcciones de otras épocas que forman un riquísimo patrimonio histórico. La Torre de la Calahorra, el Palacio de Altamira y la Torre de Vaillo son algunas de ellas. Pero hay una especial que combina leyendas urbanas, religión y belleza y sobresale de las demás por su peculiaridad. El Cementerio Viejo de Elche, con sus más de 200 años de historia, es un espacio único incrustado en plena ciudad.

Está incluido en la Ruta Europea de los Cementerios, una lista que pone en valor camposantos que resaltan por su "singularidad". Si bien un cementerio siempre está ligado a momentos trágicos, este lo está aún más por haber sido construido para dar descanso a miles de ilicitanos muertos a causa de una epidemia.

La experta en la historia y las leyendas de Elche Verónica Cano explica que su creación estuvo motivada por uno de los peores momentos de la historia de la ciudad. "Elche hasta la fecha no contaba con un cementerio adecuadamente ventilado y extramuros, se enterraba en lugares próximos a la civilización, en los cementerios parroquiales o en iglesias, algo que era insalubre", señala.

[El legendario capitán Lagier: marinero revolucionario, héroe y espiritista de Alicante]

Cano indica que no se contaba con la necesaria instalación porque las negociaciones para ubicarlo se demoraron más de la cuenta. Como resultado de esta tardanza, una epidemia de fiebre amarilla azotó en 1811 a una población que no estaba preparada para soportar tanta muerte.

"La epidemia solo duró cuatro meses pero se llevó a 8.000 personas, según los datos oficiales, y a 11.000 de acuerdo con el historiador Pedro Ibarra", afirma Cano, que pone en perspectiva este suceso al recordar que Elche a comienzos de siglo XIX tenía una población de 20.000 ilicitanos. "Fallecieron algo más de la mitad, lo que implicó un reguero de muerte y un descontrol al no saber dónde meter los cuerpos".

La epidemia fue el detonante que hizo obligado el levantamiento del cementerio. Su ubicación fue un asunto muy discutido, ya que los médicos de la época aseguraban que el terreno pensado en la Olivera del llano de San José no era adecuado porque la humedad del suelo no garantizaba la desecación. 

Finalmente, se optó por este punto, "un terreno abierto y alejadísimo de la población", aclara la experta. Sus características iniciales hacían que partes de cuerpos aparecieran en otros lugares porque las alimañas desenterraban y se llevaban pedazos.

La zona no fue escogida por casualidad. Cano expresa que la decisión está llena de simbología: "El olivo es un árbol sagrado, los emperadores romanos eran ungidos en aceite de oliva para su consagración, en la Biblia una paloma lleva una rama de olivo en su pico, Jesús antes de morir lloró en el Monte de los Olivos y fue crucificado en una cruz de madera de olivo. Probablemente, era el mejor de los terrenos posibles".

Leyendas

Durante su construcción se establecieron cuatro patios para los católicos. Sin embargo, los que morían fuera de la religión también necesitaban un espacio. Para ellos se creó "el patio de los condenados", un espacio extramuros donde iban a parar los delincuentes, los suicidas o los no bautizados. "Tenía su propia puerta de acceso y además un grueso muro lo separaba del cementerio porque la tradición oral decía que así toda persona allí enterrada no encontraría el cielo", comenta la también escritora.

Al no tener un espacio específico para infantes como otros camposantos, los nichos de los niños están mimetizados con los de los adultos, y muchos de ellos se encuentran en el antiguo "patio de los condenados", que posteriormente se reconvirtió. En la época se daba "una dicotomía, porque depende del dinero que tuvieras el destino sería distinto".

Imagen de archivo del Cementerio Viejo de Elche.

Imagen de archivo del Cementerio Viejo de Elche. UMH

Las familias que se lo podían permitir hacían "una pequeña trampa" con una plegaria especial durante el velatorio a los menores que no habían podido ser bautizados para evitar que quedasen atrapados en el limbo, "un borde donde están las almas justas que no han tenido oportunidad de pecar, pero que tampoco han tenido la oportunidad del bautismo", agrega Cano.

Otras de las teorías más famosas en torno al cementerio es que se podían ver almas errantes que no encontraban su lugar. Como resalta la especialista en el tema, "se trataba de fuegos fatuos, un fenómeno provocado por la descomposición de ciertas sustancias que puede crear unas pequeñas luminarias visibles de noche".

Enterrados ilustres

El cementerio más importante de Elche tiene entre sus residentes a algunos de los personajes más ilustres de la historia ilicitana, entre ellos, el que para muchos es el vecino más destacado de la población, el arqueólogo, investigador, escritor y pintor Pedro Ibarra. "Pedro hizo mucho por su ciudad y la puso en el mapa, tenía una colección increíble de la que se podrían sacar varios museos", destaca Cano. Su grandeza no queda reflejada en su tumba, siendo una de las más austeras. Eso sí, llama la atención que "la lápida es de color blanco, el de la pureza y la fidelidad".

El capitán, marino revolucionario, héroe y espiritista Ramón Lagier también descansa en el camposanto ilicitano. Junto a su amigo Pedro, realizó sesiones espiritistas y jugó con mesas parlantes en la Torre de la Calahorra, y al igual que él pasa desapercibido al estar en una tumba nada relevante.

El panteón de la familia Ibarra Santamaría guarda un trozo de la historia de Elche. Varias generaciones reposan en su interior, desde el hermano de Pedro, Aureliano Ibarra, hasta su hija, Asunción Ibarra Santamaría. Asunción quería descansar para la eternidad en la Basílica de Santa María, pero al no poder cumplir su deseo hizo una representación del altar mayor de la basílica donde ella está en una posición superior al resto en un gesto cargado de simbología.

Foto actual del cementerio.

Foto actual del cementerio. VisitElche

El de los Cisneros Ruiz de la Escalera tampoco se queda atrás. "Benito Ruiz de la Escalera y Arturo era un contralmirante gaditano y estaba enterrado en una caja con forma de cañón en un panteón con símbolos que evocan el agua y el mar".

Al pasar a ser propiedad municipal, en él se entierra a la que fuera madre superiora durante varias décadas de las Hermanas de la Caridad y del Asilo de San José, sor Josefa Alcorta. Además, el panteón es subterráneo y para entrar hay que descender nueve peldaños. Cano relaciona este detalle con la tradición egipcia que lo liga con los niveles espirituales, "desde abajo llegas hacia la luz y desde arriba pasas a las tinieblas".

Verónica Cano da ponencias y recoge estas y muchas otras historias y curiosidades ocultas en su libro Cementerios insólitos de Elche, así como en sus otros libros Elche, misterio, leyenda y tradición y Los misterios del Baix Vinalopó.