Una turista usando un paraguas para evitar el sol a primera hora de la tarde esta semana en Alicante.

Una turista usando un paraguas para evitar el sol a primera hora de la tarde esta semana en Alicante. M.H.

Turismo

¿La ola de calor de agosto pasa factura en Alicante? La preocupación por "el confort climático es ahora una realidad"

En el verano más caluroso la llegada de turistas sigue en niveles altos, pero hay indicios de cambio con la bajada de consumo de agua y más necesidades.

Más información: Fuster, presidente de los hosteleros en la Comunitat Valenciana: "Alicante siempre ha sido diferente y nos ha ido muy mal siéndolo"

Alicante
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Termina agosto, el mes con diez días consecutivos con mayores temperaturas desde que hay registros, y una pregunta empieza a recorrer el sector: ¿pueden frenar las olas de calor el turismo de Alicante? Fede Fuster, presidente de la patronal hotelera Hosbec, cree que no pero concede que la preocupación por "el confort climático es ahora una realidad palpable".

En la comarca de l'Alacantí hay indicios de un freno en julio y agosto sobradamente compensado por la aceleración en el resto del año. Así lo reflejan los datos de consumo de agua que descienden en estos dos meses desde 2020 pese a que el global anual sube del mismo modo que lo ha hecho la población.

En la hostelería, el sentir del sector es que estos dos meses están siendo más tranquilos de lo esperado. Una perspectiva que reduce el contraste entre los picos de consumo de hace una década con el actual de mayor presencia de turistas en invierno, como reflejan los datos récord de l'Altet.

Fuster amplía esa mirada y tiene en cuenta la provincia y el resto de la comunidad autónoma. Y ahí se muestra contundente. Los datos actuales contradicen la idea de que el calor esté haciendo que la gente rehúya el destino. Fuster afirma que, a pesar de que los últimos tres veranos han sido considerados los más calurosos de la historia, los datos muestran un crecimiento continuo del turismo.

Y entre las razones por las que cree que esto es así, señala que la percepción del calor es diferente entre turistas y residentes, además del flujo de llegada de foráneos. "Los extranjeros compran mucho una vivienda para pasar el invierno", apunta.

Estos, como recuerda, proceden del este y norte de Europa, "donde el invierno es muy duro". Por eso "pasan el invierno aquí, que es mucho más agradable". "Cuando llega el verano", en cambio, con el ascenso de temperaturas, "es cuando se van a su tierra".

El presidente de los hosteleros presume de la adaptación arquitectónica que se ha hecho en el sector para el calor. Para empezar, en lo tradicional: "Tenemos celosías, orientaciones de los edificios para evitarlo y materiales. En ese sentido hay una buena base".

A ese punto de partida le añade la tecnología para trabajar en esa idea del confort climático que reconoce que hace una década "no se reflexionaba, ni trazabas ningún tipo de estrategia, ni planificación ni inversión".

Ahora, con el habitual uso de estudios y simuladores como gemelos digitales de los hoteles, la perspectiva es otra. Para empezar porque lo traducen en dinero: "Climatizaciones, aerotermias, geotermia… Toda tecnología que nos ayude a hacer nuestros destinos mucho más confortables".

Fuster apunta también a una tendencia en el turista que permite capear las olas de calor: "La gente cada vez pasa más tiempo en los hoteles, donde tienes aire acondicionado en todos los sitios, o están en la playa o están bañándose en piscinas". "Hay un confort climático muy diferente", señala.