La familia de José Daniel Rodríguez.

La familia de José Daniel Rodríguez.

Economía

Un agricultor advierte sobre la falta de jóvenes en el campo: "Empezar de cero es imposible si no tienes 300.000€"

José Daniel Rodríguez, de Sax, habla sobre lo caro y sacrificado que es empezar en un sector en el que cada día "hay más incertidumbre".

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Alicante
Publicada

Cada vez menos jóvenes apuestan por el campo. Y no es por falta de ganas, sino por un entorno hostil que mezcla inversiones desorbitadas, ingresos imprevisibles y una rentabilidad que apenas compensa el esfuerzo titánico.

Desde EL ESPAÑOL de Alicante hablamos con José Daniel Rodríguez, un agricultor de Sax que ha sido distinguido este año por ASAJA en la categoría de Joven Agricultor.

Este agricultor gestiona una explotación de más de 80 hectáreas y conoce de primera mano las luces y sombras de esta profesión. Su testimonio es claro y contundente: "Si no tienes 300.000 euros, empezar de cero es imposible".

Un sistema de precios volátil

José Daniel no necesita rodeos para explicar una de las grandes injusticias del sector: los agricultores no pueden fijar el precio de sus productos. "Lo marcan terceros", afirma, lo que los deja "a expensas de esos precios, que son muy oscilantes".

Pone como ejemplo el caso del aceite: "Ha pasado de ocho euros el litro a 3,5 en nada".

La rentabilidad, por tanto, es una lotería. Y el desgaste emocional, inevitable:

"Trabajar no me da miedo, el campo si lo cuidas te responde. Pero que estés un año entero dándolo todo y llegue la cosecha y no dé, eso te machaca".

El muro de entrada: 300.000€

Rodríguez lo tiene claro: entrar en la agricultura sin una base previa es prácticamente inviable. "Es un sector muy difícil, muy complejo. Para vivir de esto necesitas invertir al menos 300.000 euros entre maquinaria y plantación".

Solo comprar tierras puede costar 200.000 euros. Y un tractor pequeño, otros 50.000. A eso se suman otros equipos y el coste de mantener durante años los cultivos permanentes, como almendros u olivos, hasta que producen la primera cosecha.

"Si alguien quiere empezar de cero, no puede. Es imposible. A no ser que le venga todo hecho".

Competencia desleal

A las dificultades internas se suma una competencia exterior desigual. "El precio del producto se triplica del campo al supermercado", denuncia, y encima los productos importados, muchas veces de peor calidad y con menos controles, desplazan al producto nacional.

Mientras él debe cumplir estrictas normativas sanitarias y pagar altos costes laborales, otros países operan con reglas mucho más laxas:

"En Marruecos trabajan por cinco euros al día y usan productos prohibidos aquí. No competimos en igualdad de condiciones".

Resultado: el campo español es cada vez menos rentable. "Hoy solo se puede vivir de esto si tienes mucha extensión, estás muy mecanizado y tienes agua. El secano son pérdidas por todas partes".

Jornadas maratonianas

El trabajo diario es extenuante. José Daniel se encarga de todo, adaptando su actividad al ritmo de la naturaleza. Sus jornadas suelen empezar antes de las 6:30 y, en épocas críticas, se alargan hasta las 20 horas seguidas.

"Trabajo 70 horas a la semana. Es como si trabajara como dos personas".

Reinversión continua

La historia de José Daniel es atípica. Aunque se crió en el campo, no vive de él. Regenta desde hace 15 años una clínica veterinaria que le permite reinvertir todos los beneficios de la agricultura en su propia explotación: naves, tierras, maquinaria...

"Todo lo que he ganado en el campo, lo he metido en el campo. Eso no lo hace nadie. Es el secreto".

Gracias a esa estrategia ha consolidado una explotación de más de 80 hectáreas. Pero si hubiera tenido que vivir solo de lo que da el campo, lo tiene claro:

"A lo mejor me metería en otra cosa".

El relevo generacional

Pese a todo, no renuncia a la esperanza. Su hijo, de 15 años, siente pasión por el campo, y todo indica que podría continuar con la actividad familiar. Pero no partirá de cero.

"Él se va a encontrar todo hecho. Una finca mecanizada, con plantaciones jóvenes y regadío. Solo tendrá que mantenerlo y trabajarlo".

José Daniel sabe que su caso es la excepción. Y que, mientras la agricultura siga sin garantizar un mínimo de rentabilidad y justicia, el relevo generacional seguirá siendo una utopía.

"Esto lo hemos hecho por pasión, no por dinero. Pero si no cambian las cosas, cada vez quedaremos menos".