Imagen de archivo de edificios de Alicante

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Economía

El experto inmobiliario Alberto Añaños advierte sobre el nuevo inquilino: "Es un perfil muy interesante"

El CEO de Life4life explica en À Punt cómo afecta la crisis de la vivienda a los estudiantes que buscan piso en ciudades universitarias.

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Alicante
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La situación del mercado del alquiler en las grandes ciudades España se complica a pasos agigantados, especialmente para las familias con hijos o autónomos. También los estudiantes sufren las consecuencias de la falta de stock, aunque lo tienen más fácil que los perfiles mencionados anteriormente.

Así lo ha expuesto Alberto Añaños, CEO de Life4Life, en una entrevista en el magazín matinal de À Punt Ràdio. Añaños ha asegurado que el perfil del estudiante, históricamente maltratado en el mercado del alquiler, ha ganado atractivo para muchos propietarios, debido a problemas más graves como el miedo a la ocupación.

"Hace unos años, los propietarios no querían alquilar a estudiantes porque hacían fiestas o dejaban el piso sucio", explica Añaños. Pero hoy, añade: "El problema de la ocupación es mucho peor, y eso ha hecho que muchos prefieran lidiar con un poco de ruido antes que enfrentarse a un juicio de desahucio o perder la renta durante meses".

Alquiler turístico y alza de precios

Buena parte de los pisos destinados a estudiantes no cuentan con licencia turística, por lo que no pueden entrar en ese circuito aunque los propietarios lo desearan. Según el experto, los inmuebles disponibles para universitarios "son los mismos que compiten con el mercado de vivienda habitual".

Esto, unido a la creciente demanda y a la falta de nueva construcción, ha provocado una subida generalizada de precios.

"Este año, el precio del alquiler ha subido cerca de un 10% en las tres capitales de provincia de la Comunitat", advierte. Algunas zonas se han disparado aún más: "En Valencia, por ejemplo, el barrio de la Olivereta ha subido un 21% respecto al año pasado", detalla.

En zonas universitarias, Añaños cifra en unos 400 euros el precio medio de una habitación. Sin embargo, sugiere que alquilar un piso completo entre varios estudiantes puede resultar más económico: "Si vais todos a una, el propietario asume menos riesgo y eso se refleja en el precio".

2500 euros por un piso en Ruzafa

El CEO de Life4Life no oculta su preocupación por algunos precios "fuera de toda lógica". "Cobrar 2.500 euros por un piso en Ruzafa o l’Eixample es directamente estratosférico", denuncia.

En su opinión, ese tipo de inmuebles solo tienen sentido si se reparten entre muchos inquilinos, -por ejemplo, siete estudiantes-, o si se trata de viviendas de lujo destinadas a familias con una renta muy elevada. "Alquilar un piso de 2.500 euros para una familia normal no tiene ningún sentido".

Pese a que hay muchos anuncios con precios inflados, Añaños aclara que eso no significa que lleguen a alquilarse.

"Al final, el mercado solo responde cuando el precio es adecuado. Si pones una habitación que vale 400 a 800, no se va a mover", afirma. Y recuerda que hace menos de una década, ese mismo precio servía para alquilar un piso completo de cuatro habitaciones.

"O se construye más vivienda, o el año que viene hablaremos de 440 euros por habitación", explica Añaños.

Life4Life nació hace ocho años como una asociación universitaria en la Universidad Politécnica de Valencia, y desde entonces ha asistido al cambio radical del mercado.

Si al principio había superávit de viviendas, ahora el escenario es totalmente opuesto. "Hasta que los gobernantes dejen de taparse los ojos y asuman la responsabilidad del problema, esto solo va a ir a peor", advierte.

Añaños reclama más construcción de vivienda asequible para frenar la escalada. "O se empieza a generar vivienda ya, o el año que viene no hablaremos de 400 euros por habitación, sino de 430 o 440", alerta.

Y recuerda que el atractivo internacional de ciudades como Valencia seguirá atrayendo a nuevos inquilinos, que competirán por los mismos pisos que los estudiantes locales.

Menos trabas para los universitarios

A pesar de todo, Añaños considera que los estudiantes tienen hoy una ventaja a la hora de formalizar los contratos de alquiler, al menos en ciudades como Valencia.

"El propietario, si puede, va a tirar hacia el inquilino estudiante", explica. Esto se traduce en menos exigencias de documentación: "Solo con el DNI y los nombres suele ser suficiente. En torno al 90% de los contratos en nuestra plataforma en Valencia se firman así", asegura.

No ocurre lo mismo en otras ciudades como Granada, donde, -según relata-, los propietarios piden nóminas, documentación de los padres e incluso avales.

"En Valencia, el propietario es más confiado. Para una familia o un autónomo es otro mundo completamente distinto, les van a pedir de todo", señala.

La conclusión, para Añaños, es clara: el acceso a la vivienda se ha convertido en un reto mayúsculo, pero los estudiantes pueden, -y deben-, aprovechar las pocas ventajas que aún les quedan.

"El estudiante es hoy un inquilino deseado. Y eso tienen que saberlo y ponerlo sobre la mesa cuando visiten un piso".