
Juan Ignacio Martínez en su llegada a Irán.
Juan Ignacio, el entrenador alicantino que tuvo que dejar su equipo en Irán: "Mi familia sufría por la situación"
El técnico de Rabasa dirigió a uno de los clubs más importantes del país y regresó a España tras el comienzo del conflicto palestino-israelí.
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Juan Ignacio Martínez es uno de los mejores técnicos alicantinos de la historia y el que más lejos ha llevado la bandera de la ciudad. Pero su última aventura en Irán tuvo que terminar antes de hora por el conflicto en Oriente Medio y las tensiones entre Israel e Irán.
El que fuera técnico de Levante, Almería o Zaragoza, entre otros, ha explorado mercados futbolísticos foráneos como China o Kuwait. En su etapa más reciente en los banquillos, apostó por volver a hacer las maletas y dejar el fútbol nacional para descubrir la liga iraní.
"Terminé la temporada en Zaragoza y empecé a valorar opciones. En Irán hay tres grandes equipos: el Persépolis, el Esteghlal y el Foolad. La oferta era del Foolad, de la ciudad de Ahvaz, en el sur del país, una zona muy calurosa y desértica, cercana a la frontera con Irak", explica Martínez.
Era la temporada 2023/2024 y la liga iraní ya había comenzado, pero el equipo no conseguía arrancar y estaba lejos de las expectativas.
"La liga iraní ya llevaba un mes en marcha, y el equipo acumulaba todos los partidos perdidos. Era muy extraño que un club así tuviese cero puntos", afirma el de Rabasa.
"Asumimos el riesgo. Analizamos algunos partidos previos y vimos que había potencial. Logramos una remontada espectacular, tanto a nivel deportivo como de ambiente", recuerda.
Su llegada al aeropuerto, donde los esperaron cientos de aficionados que casi lo llevaron a hombros, le dio un pequeño avance de lo que significa el fútbol en el país.
Conflicto
La etapa solo duró ocho meses, pero admite que el Irán que se encontró antes de que estallara el conflicto en Oriente Medio le "sorprendió".
El ataque de Hamás y el comienzo de los ataques contra civiles de Israel en Palestina aumentó aún más la tensión en la región y en Irán, a quien Israel ha acusado de financiar grupos terroristas.
"Aunque yo estaba tranquilo allí, la situación empezó a complicarse, sobre todo por cómo se veían las cosas desde fuera. La familia, desde España, sufría. Así que llegamos a un acuerdo con el club y decidimos regresar un poco antes de acabar la temporada", apunta el técnico.
"En Irán, los medios mostraban sobre todo los bombardeos en Palestina. Incluso hubo actos institucionales durante los partidos, como muestras de apoyo. Y claro, todo eso generaba mucha preocupación en las familias".
"Paco Jémez, que también estaba entrenando en Irán, hizo lo mismo. Algunos jugadores extranjeros también optaron por salir", añade el alicantino.
Para el alicantino la aventura fue "una mezcla de sensaciones, porque por una parte es doloroso para la familia, pero por otra fueron experiencias personales, culturales y sociales inolvidables".
Ahora, desde la distancia, observa los últimos bombardeos cruzados entre Irán e Israel con pesar. "Veo el mundo en general en un momento muy difícil. No solo Oriente Medio, también Europa, el sur de África… Hay conflictos que no se nombran. Todo está muy contaminado", lamenta.
Vida en Irán
La vida en Ahvaz, ciudad desértica y con un clima más extremo que el resto del país, se concentraba en "centros comerciales donde había de todo", explica.
Sobre la dificultad de adaptarse a una cultura tan diferente a la de Alicante, Martínez responde que fue con "una mentalidad muy positiva, en ningún momento pensé que es un país conflictivo".
"Está muy militarizado y hay temas complicados como el del velo con las mujeres, pero en general es seguro", asegura.
"Al principio vivía en el hotel, pero después alquilé una vivienda en la ciudad, cerca de la de Juanma Guerrero y Javi López, dos miembros de mi cuerpo técnico, a unos 15 minutos del estadio. Es como si fueras de San Juan a Alicante", rememora.
Incluso señala que los iraníes le reconocían por la calle y le felicitaban. "Como hicimos una gran remontada, la gente nos tenía mucho cariño. Irán es un país muy futbolero, recuerdo partidos con 35.000 aficionados en el estadio y un ambiente espectacular".
Entre viaje y viaje, le dio tiempo a explorar otras partes del país. "En Teherán, por ejemplo, hay una parte muy moderna, con restaurantes y servicios de nivel europeo, y otra más antigua, como todo", concluye.