Alicante, la fuerza de dos titanes

Alicante, la fuerza de dos titanes

CRÍTICA La tribuna

Alicante, la fuerza de dos titanes

Alicante
12 abril, 2022 01:42

De titánica podríamos clasificar la velada que se vivió en el Auditorio de Alicante el pasado jueves 7 de Abril. En primer lugar, por la elección del programa, que reunió las obras colosales de los dos grandes titanes de la música, Beethoven y Mahler. Y, en segundo, por la desbordante amalgama de fuerzas obtenidas por los intérpretes en su concertante oposición.

Dio comienzo la soirée con el último y más aclamado Concierto para Piano y Orquesta del gigante de Bonn, el número 5, mundialmente conocido como El emperador. Obra estrenada en Leipzig en 1811 y que desde esa fecha se convirtió en pieza obligada de repertorio de los grandes concertistas hasta nuestros días. En esta ocasión, se contó con la interpretación de una de las pianistas más célebres de las últimas décadas, Elizabeth Leonskaja, considerada legítima heredera de la técnica, musicalidad, virtuosismo y coherencia histórico estilística del gran Sviatoslav Richter, con quien colaboró profesionalmente y estableció un estrecho vínculo.

Estuvo acompañada y arropada por una de las más ancestrales orquestas alemanas, la Sinfónica de Düsseldorf, que hizo gala del tradicional y admirado germánico estilo. Al frente, su director titular, Adam Fischer condujo a los músicos con la motivación y exigencia personal de las que ha hecho su sello particular.

Ante un público absolutamente concentrado, Leonskaja desplegó todo su poder con la convicción de quien se sabe en pleno dominio de técnica y estilo. Fue la suya una versión profundamente fidedigna a la partitura, pero, ante todo a la manera de la época. Acostumbrados a las actuales versiones románticas, tan dadas a los desfases de exacerbado sentimentalismo, sorprendió la contención, el rigor y la exquisita claridad del fraseo clásico. Los asistentes quedaron extasiados ante una digitación prodigiosa, de límpida y cristalina sonoridad con tan amplia gama de matices perfectamente calibrados.

Precisión brillante

Tal fue el estallido de aplausos, que se hizo inevitable un bis, donde la pianista puso en valor su extenso registro y regaló al auditorio uno de los preludios más impactantes de Claude Debussy, Feux d’artifice que interpretó con bravura.

Tras un intermedio necesario para asimilar e interiorizar lo escuchado, se dio paso en la segunda parte a la Titán de Mahler, compositor con el que el público alicantino comienza a familiarizarse. Se incrementó la orquesta para abordar esta primera Sinfonía mahleriana que fue concebida como un credo personal y con tal intención la condujo Fischer transmitiendo todo su fervor a músicos y espectadores.

Demostró la Düsseldorf su recia homogeneidad. Destacaron las trompas con su titánica potencia, sostenidas por unas cuerdas de brillante timbre y precisión rítmica, que arrastrados por una batuta enérgica, alcanzaron el gran final de la obra, que simboliza el tránsito de las tinieblas a la luz, con efectos espectaculares, sonoros, visuales y espaciales, magnífico colofón de titánico concierto.

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