El sargento Asensio en el cuartel de la Guardia Civil de San Vicente del Raspeig.

El sargento Asensio en el cuartel de la Guardia Civil de San Vicente del Raspeig. Jorge Verdú

Alicante

Asensio, el sargento que libera víctimas de trata en Alicante: "La Guardia Civil es su última esperanza"

El agente trabaja a diario con la misión de rescatar y salvar a mujeres explotadas de las garras de la prostitución ilegal.

Más información: Las especialistas de la Guardia Civil que protegen a las mujeres en Alicante: "Ir a un prostíbulo favorece la trata"

Alicante
Publicada

Engañadas, captadas, amenazadas, vejadas y, en muchos casos, olvidadas... Las víctimas de trata son las esclavas del siglo XXI y las grandes desconocidas en el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se celebra este 25 de noviembre.

En pisos y chalets de la provincia malviven un número indeterminado de mujeres que están siendo explotadas sexualmente, en muchos casos las 24 horas del día.

La mayoría han llegado a Alicante persiguiendo una promesa envenenada que las ha condenado a una prisión del deseo donde los días se repiten en bucle mientras consumidores de la prostitución ilegal hacen uso de sus servicios y las organizaciones criminales se lucran a costa de una vida miserable.

El Ministerio del Interior describe el delito de trata como "uno de los ataques contra los derechos humanos y la dignidad de las personas más denigrantes que existen".

En la lucha contra la trata "la Guardia Civil es la última línea, la última esperanza para estas mujeres después de todo lo oscuro", asegura el sargento jefe del Equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil, el sargento Antonio Manuel Asensio.

El especialista recibe a EL ESPAÑOL de Alicante en el cuartel de San Vicente del Raspeig, desde donde trabaja con la misión diaria de salvar a estas prostitutas forzadas, incluso a aquellas que no quieren ser liberadas.

"Una víctima de explotación es víctima aunque lo consienta. Según nuestro Código Penal, una persona no puede consentir ni su propia explotación; es un derecho garante de la legislación española: una persona no puede ser explotada ni aunque lo consienta", subraya.

En una de sus últimas operaciones liberó a una joven de un chalet de San Vicente donde vivía hacinada y al servicio de sus clientes las 24 horas del día.

En esa misma intervención hubo otras mujeres que rechazaron la ayuda de los agentes, un síntoma de sobra conocido por los especialistas en este tipo de casos y que genera una cierta "frustración y sabor agridulce", reconoce.

"Normalmente el número de víctimas que se rescatan es menor que el número de víctimas totales que nos encontramos", señala Asensio.

El porqué se explica en la especialización de tratantes y proxenetas al captarlas en entornos vulnerables y subvertir su voluntad al introducirlas en un circuito prostitucional que se convierte en una espiral sin salida.

"Las dejan sin mecanismos de defensa", lamenta el guardia civil, quien describe a la víctima objetivo de estas mafias como "mujeres y niños extranjeros vulnerables. El denominador común de sus países es la pobreza".

El agente reconoce que hay frustración cuando no pueden liberar a todas las víctimas en una operación.

El agente reconoce que hay "frustración" cuando no pueden liberar a todas las víctimas en una operación. Jorge Verdú

América del Sur, los países del este de Europa y determinados países de África son las zonas preferidas para estas captaciones. Y normalmente los tratantes comparten nacionalidad con las mujeres que captan.

"Nunca hemos visto mujeres con recursos económicos, sociales y culturales suficientes que se dediquen a la prostitución", apunta el sargento.

En determinadas ocasiones, la mujer sabe que se va a dedicar a la prostitución, pero de la oferta inicial que recibe a lo que se encuentra dista mucho, por lo tanto se convierte en explotación sexual.

Asensio reconoce que "muchas veces está el concepto erróneo en el que se dice que sabían a lo que se querían dedicar. Sí, pero las condiciones iniciales a las finales han cambiado".

Liberación

La liberación supone "salvar una vida, una vida humana que un minuto antes estaba bajo la garra de la prostitución y un minuto después está en un cuartel de la Guardia Civil, siendo atendida por los especialistas del cuerpo y de la entidad especializada".

"Porque si hay algo que tiene esta lucha es que tiene que ser interdisciplinar y multidisciplinar, de Guardia Civil, entidades especializadas, Fiscalía, jueces...", sostiene.

Los agentes, acostumbrados a un trabajo donde lidian a diario con situaciones desagradables, ven en el momento en el que reciben el abrazo de la mujer liberada un recordatorio de lo vital de su labor y una "energía" extra para continuar sus esfuerzos.

Todo este proceso tiene su origen en la demanda y reducirla es "una de las tres patas en la lucha contra la prostitución coactiva y la trata de seres humanos; cuando reduces la demanda, una mujer en un tercer país va a ser libre", asegura.

Caza de proxenetas.

La enorme presión que tanto Policía Nacional como Guardia Civil han puesto en establecimientos con inspecciones y controles ha hecho que los tratantes se muden a chalets y pisos más discretos, escudándose bajo la protección de morada y donde las luces de neón no puedan delatarlos a primera vista.

Asensio comenta que "los tratantes y proxenetas se amoldan a los tiempos en que vivimos. Si antes era muy normal ver las captaciones físicas en el lugar de origen, ahora lo que se lleva mucho son las captaciones digitales o a través de apps".

Con todo, los agentes bucean en Internet para aprovechar el punto débil de estos grupos: la necesidad de anunciar los servicios de sus prostitutas.

En sus inspecciones buscan indicadores de explotación. Suelen ser los mismos: sistemas de 24/7, es decir, una mujer durante los 7 días de la semana localizada, control de ambulatorio, control de las relaciones sexuales, control de las ganancias económicas, intereses que se le cobran a modo de multas...

"En el caso de San Vicente fue así y le preguntamos a la víctima cómo estaba; siempre son preguntas abiertas. Le decimos que sabemos lo que está sufriendo y que podría dejar este oscuro mundo de la prostitución", añade.

Pero, para Asensio, la pregunta que ha salvado más vidas que cualquier método de investigación policial es "cómo se encuentran sus hijos en origen y si están bien. Ahí es cuando nos lo reconocen y se dan cuenta de todo".

En estas interacciones tan delicadas, las agentes son claves porque con ellas "los puentes hacia la libertad de la mujer prostituida son mucho mayores".

Por empatía, por saber escuchar, por cercanía y por confianza, las mujeres explotadas se abren más con las agentes.

Acompañamiento

Una vez liberadas, se les sigue la trazabilidad "porque nos enorgullece saber que la hemos acogido y que está siendo una ciudadana española con todos los derechos y obligaciones, alejada de este mundo".

La mano de la Guardia Civil la acompaña en los trámites legales para conseguir el permiso de residencia y trabajo por causas excepcionales.

"Nos gusta saber el progreso de esa persona y que está superando sus etapas desde que era una esclava hasta que es una mujer en libertad en el Estado español", indica el sargento.

Este acompañamiento va a la par del trabajo de las entidades especializadas, que ponen sus recursos habitacionales, trabajadores sociales y educadores sociales con el fin de empoderarlas de nuevo.