El Raval Roig de Alicante en 1939.

El Raval Roig de Alicante en 1939. Archivo Municipal de Alicante- Sánchez

Alicante

Los lazos históricos de Alicante con Israel y su herencia judía en el Mediterráneo

Además de estar hermanada con la ciudad israelí de Herzliya desde 1990, Alicante fue el hogar de muchos sefardíes en su expulsión de 1492 en el Rabal Roig.

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La ciudad de Alicante está hermanada con la ciudad israelí de Herzliya (Israel) desde 1990, según se expuso entonces, "con el objetivo de fomentar la cooperación y el entendimiento entre ambas comunidades, basándose en elementos comunes como la ubicación mediterránea, la modernidad y el papel cultural de ambas ciudades".

Entre las medidas concretas a implementar con ese hermanamiento de las dos ciudades, acordaron "fortalecer lazos internacionales en el Mediterráneo, compartiendo una visión de apertura al mar, el desarrollo turístico y la modernización urbana" y "promover el intercambio cultural y educativo, facilitando tanto programas de colaboración cultural como encuentros y visitas entre representantes institucionales y ciudadanía de ambas ciudades".

También, "impulsar el desarrollo económico y turístico, sirviendo de puente para proyectos conjuntos, promoción recíproca y oportunidades comerciales en sectores relevantes para ambas localidades".

El pasado miércoles, el rey Felipe VI, ante la Asamblea General de la ONU, se refirió expresamente al pasado español, como "un pueblo profundamente orgulloso de sus raíces sefardíes". El legado de los judíos originarios de la península ibérica, llamados así por el término hebreo “Sefarad” que designa dicho territorio y que una vez expulsado preservaron la identidad, idioma y tradiciones religiosas de origen hispánico.

Alicante forma parte de esa historia de Sefarad como parte del antiguo Reino de Valencia, por lo que puede demostrar presencia judía durante la Baja Edad Media, aunque las principales fuentes señalan que la huella documental directa sobre la comunidad alicantina es escasa.

Los archivos municipales medievales de Alicante se perdieron en guerras y descuidos, por lo que los datos disponibles sobre los judíos de la ciudad provienen mayormente de referencias en fuentes generales del reino y bibliografía académica consultada tanto en archivos españoles como en la literatura sefardí.

Los estudios históricos sugieren que la llegada de los judíos a tierras de la actual Comunitat Valenciana se intensificó tras la conquista cristiana por parte de Jaime I a mediados del siglo XIII. Los reyes aragoneses, interesados en asentar población estable y solvente, favorecieron el establecimiento de aljamas judías en localidades estratégicas, incluida Alicante.

Los judíos fueron considerados útiles como repobladores y profesionales; actuaron como comerciantes, administradores, artesanos y prestamistas, obteniendo privilegios reales a cambio de colaboración con la Corona. Se les igualó a sus correligionarios de otros puntos del reino, con franquicias y exenciones tributarias, lo que permitió su consolidación en zonas urbanas como Alicante.

La gran crisis para los sefardíes se produjo a finales del siglo XIV con la ola de asaltos de 1391. Estos hechos destruyeron buena parte de las juderías valencianas. Alicante perdió toda presencia judía reconocible: para 1366 se había registrado que "no quedaba un solo judío" en la villa, efecto de la guerra contra Castilla.

La crisis fue mayor en la cercana ciudad de Elche, donde la comunidad judía incluso tenía una sinagoga que fue descubierta en La Alcudia en 1905. En 1316, el rey Jaime II permitió una exención de impuestos a aquellos judíos que quisieran repoblar Elche, como había ocurrido antes en Orihuela, por lo que sus juderías fueron las más importantes de la provincia. En 1373, sin embargo, el Consejo Ilicitano expropió la judería para arreglar la muralla.

Tras la conversión masiva forzada de 1391, Alicante y otras ciudades del sur valenciano vieron mermada o extinguida su población judía, que solo en casos puntuales se reactivó tímidamente, como ocurrió en Orihuela y Sagunto.

Los registros notariales y contratos de embarque de la época, custodiados en archivos reales, muestran que la mayoría de los judíos de la gobernación de Alicante, junto a los de Orihuela, probablemente partieron rumbo al exilio por puertos cercanos como Cartagena o Valencia, en naves fletadas mayoritariamente hacia Italia o el norte de África.

Sin embargo, muchas familias optaron por la conversión nominal al cristianismo, formando el núcleo de los llamados “conversos” o “cristianos nuevos”. Las conversiones provocaron una polémica religiosa, la “cuestión judía”, que terminó marcando la vida social levantina durante siglos. En Alicante, como en todo el reino, la práctica hebrea quedó relegada a la clandestinidad hasta la extinción de las últimas tradiciones.

En la memoria de Alicante queda el Raval Roig donde se ubicaba la judería de la ciudad, apellidos, y los estudios de archivistas contemporáneos que han reconstruido el trayecto histórico a partir de fuentes dispersas y bibliografía sefardí en Jerusalén, Budapest, Salónica y Estambul, que recogen testimonios y nombres de origen alicantino en las rutas del exilio.

Asimismo, una cala del cabo de las Huertas lleva su nombre como cala dels Jueus o dels Xodíos o cala del Martell. Según algunos autores esa denominación se fundamenta en la presencia de este colectivo en la zona.