La Plaza de Toros de Alicante, por dentro.

La Plaza de Toros de Alicante, por dentro. L.M

Alicante TURISMO

Solo el 2 % de los visitantes de la plaza de toros de Alicante son españoles: "La gente entra con prejuicios y sale con otra visión"

Además de ofrecer un recorrido por las huellas de la tauromaquia en Alicante, el recinto alberga todo tipo de eventos culturales, deportivos y gastronómicos.

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En pleno casco urbano de Alicante, donde el Mediterráneo apenas se intuye tras los edificios modernos, se erige un edificio histórico que ha sido testigo del paso del tiempo, de los vítores y de los silencios.

La Plaza de Toros, construida en 1888, se mantiene en pie como un símbolo de la ciudad.

En la actualidad, más allá de albergar ferias taurinas, este recinto se ha convertido en una parada casi obligatoria para el turismo internacional que busca adentrarse en la historia y en las controversias de la cultura española.

Con el fin de ofrecer una experiencia completa y un viaje al pasado, la empresa La Plaza Alicante Tour gestiona desde octubre de 2023 las visitas guiadas a este monumento.

En apenas un año, la propuesta se ha consolidado con más de 28.000 visitantes en 2024 y una previsión de alcanzar los 35.000 antes de finalizar 2025.

Sorprendentemente, el 97,66 % de quienes cruzan sus puertas no son españoles. Los principales países de origen son Polonia, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Los locales y los visitantes nacionales, en cambio, apenas se dejan ver.

"Nos siguen sin gustar los toros porque consideramos que es maltrato animal y no tiene cabida en pleno siglo XXI, pero es verdad que no sabíamos cuán importante es para la cultura española", comenta Sylvie, una turista francesa de Lille que recorrió la plaza con su pareja.

Su testimonio resume bien la experiencia de muchos mezclada entre curiosidad, respeto y la opinión personal.

Un recorrido por la historia

Ubaldo Doménech Aracil, el guía oficial de la visita, recibe a los grupos con una mezcla de rigor y cercanía.

Visitantes de todos los países se apresuran para saciar su curiosidad y adentrarse en una parte de la historia de la ciudad, muchas veces con una opinión ya forjada sobre la tauromaquia.

Él mismo lo reconoce: "Aquí la gente entra con muchos prejuicios y sale con una visión más amplia, sin por tanto haber sido convencidos de nada".

Durante el recorrido, de una duración aproximada de una hora, subraya que el espacio ya no se limita solo a las corridas de toros, sino que acoge una creciente diversidad de eventos: conciertos, espectáculos deportivos como artes marciales mixtas (MMA), ferias gastronómicas y otras propuestas culturales.

La parte de las gradas reservada a la banda de música.

La parte de las gradas reservada a la banda de música.

"El ruedo ya está cubierto de césped artificial por el evento de MMA del sábado", explica, señalando la arena que una vez vio pasar a figuras históricas de la tauromaquia como José Tomás, Juan Belmonte y Manuel Escribano, entre otros.

La Plaza de Toros de Alicante, con capacidad para 11.600 personas, es de segunda categoría debido a su antigüedad, tradición, tamaño y números de festejos anuales.

A través del tour, los visitantes descubren no solo la arquitectura del lugar, que destaca por su imponente estructura de hierro propia de finales del siglo XIX, sino también espacios menos conocidos como la capilla, presidida por la omnipresente Santa Faz, la enfermería, parte de los corrales y la sala de exposición de cartelería taurina.

Anécdotas, silencio y cirugía taurina

Al recorrer los pasillos vacíos, Ubaldo comparte historias que impactan. Una de las más sorprendentes ocurrió en 2016, durante una grave cornada.

Mientras los cirujanos operaban al torero Manuel Escribano tras recibir una cornada, en la enfermería, el párroco local, rezaba el rosario en una esquina. La escena, entre lo trágico y lo místico, dejó una huella entre los presentes.

No fue el único suceso insólito que ocurrió en la Plaza: "Hace unos años, el equipo médico tuvo que coser también a dos caballos aquí mismo, porque los veterinarios son analistas, no cirujanos", cuenta Ubaldo.

Incluso un toro fue tratado de un absceso en la pezuña que, de no haber sido atendido, habría podido acabar con su vida. Tras la intervención, salió al ruedo y ofreció, según cuenta Ubaldo "una de las mejores faenas".

"Ese día fue un ejemplo del espíritu de esta plaza. Aquí no se deja nada al azar, salvo cómo va a salir el toro", explica Ubaldo mientras señala el túnel por donde desfilan los matadores, vestidos con su traje de luces y su capote de paseo, al ritmo solemne de una banda en directo.

Más que una plaza de toros

Aunque la historia taurina de la plaza es innegable, el presente se divide en diversos caminos. En la actualidad, se realizan menos corridas que antaño, y la gestión del espacio ha optado por una apertura clara hacia usos alternativos.

En este contexto, las visitas guiadas tienen un papel esencial: ofrecen una manera de conservar el patrimonio y de adaptarse a todos los públicos.

La sala del museo, por ejemplo, recoge carteles de diferentes épocas. Desde las obras pintadas a mano de los años 40 y 50, donde la figura femenina tenía un lugar destacado, hasta la irrupción del diseño gráfico en los años 90 y 2000.

Un cambio que también refleja cómo ha evolucionado la estética y la percepción social en torno a la tauromaquia a lo largo de los años.

En la actualidad, visitar la Plaza de Toros de Alicante no implica una adhesión a la tauromaquia. Tampoco una condena, sino que ofrece una verdadera experiencia cultural que permite entender mejor la ciudad y sus tradiciones, sin tener por qué compartirlas.