Una joven de Elche está en Lima (Perú) captada por una secta o por una persona que la ha manipulado. Podríamos estar hablando del mediático caso de Patricia Aguilar, del que se ha hecho una serie disponible en Disney Plus. Pero no, es por desgracia el punto de partida de otro caso, el de Anna Marín Sánchez, una chica de 21 años de la que se le perdió el rastro el pasado 29 de agosto y de la que se sabe, lo ha reconocido la Policía Nacional a este medio, que viajó en avión al país andino, posiblemente engañada por una o varias personas. 

La Policía encargada del operativo de búsqueda desliza ese término, el de secta, pero no lo confirma; el entorno de la familia lo sospecha; por su parte, la familia de Patricia Aguilar, que está ayudando a la de Anna en todo momento, prefiere mantenerse cauta sobre esa cuestión, espera que no se repita la pesadilla de los 5 años que pasó Aguilar en una selva peruana y pide que cualquier información sobre su paradero se comparta con las autoridades. Y, por último, desde SOS Desaparecidos, creen que "hay muchas similitudes" que llevan a pensar que Anna ha seguido los pasos de Patricia. 

"La personalidad de Anna tiene mucha similitud con Patricia Aguilar, de edades similares cuando desaparecieron, cabe recordar que las sectas normalmente captan entre los 18 y 25, que es cuando más inestabilidad y falta de identidad y sociabilidad existe". Así se expresa Joaquín Amills.

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Sin embargo, hay aspectos que podrían haber actuado como brechas para su manipulación. "Es una chica con poco circulo social, no acostumbraba a salir mucho y su familia se ha dado cuenta de que, a raíz de todo lo sucedido , de que Anna se mostraba con ansia de identidad; persona solitaria con muchísimas preguntas sin respuestas...", señala Amills.

Le preguntamos que por qué está tan seguro de que hay una secta o una persona con un comportamiento sectario, como fue el caso de Félix Steven Manrique, que se valió de los postulados de la secta Gnosis para someter física, mental y sexualmente a Patricia y otras chicas durante años en condiciones paupérrimas hasta su detención y posterior condenado a 20 años de prisión en Perú. 

"Porque Anna, desde el mes de noviembre, dejó los estudios sin decírselo a nadie, sus amigos no la vieron más y esto es uno de los primero factores de cuando alguien es captado", responde el responsable de la entidad social. Amills revela que Anna ya estuvo hace poco en Perú. Fue en junio y le puso como excusa a su familia que se trataba de un viaje de fin de curso con sus compañeros de clase, "cuando en realidad era un viaje suyo". 

Fue después, cuando vino de Lima, cuando la familia "apreció cambios de actitud, la notaron más encerrada en sí misma". Finalmente, el pasado 29 de agosto, salió de casa tras explicar a su entorno más próximo que "se iba con unas amigas al monte y que regresaría en una semana". Su coartada la mantuvo siete días en los que "únicamente" hablaba con su familia por Whatsapp, "nunca por llamada", para contarles que se lo estaba pasando muy bien. 

El día que les dijo que regresaba a su casa de Elche, su familia le estuvo esperando, pero ella no apareció por la puerta. De nuevo por Whatsapp les explicó que se había quedado en Madrid "una temporada por un trabajo". Al cabo de unas horas se sincera... a medias: "les dice que está en Lima, que no va a regresar y que lo lamenta mucho", y lo explica de una forma que recuerda al típico lenguaje de alguien que ha sido captado por una secta", concreta este experto.

Un lenguaje que vuelven a percibir cuando les cuenta que les había dejado una nota explicativa en un cajón de su cuarto antes de marcharse. En las pesquisas que Policía Nacional y Policía peruana están realizando, agrega Joaquín, se ha conocido "la entidad de una organización pseudoreligiosa que sospechamos que la captó indirectamente o a través de uno de sus componentes, como le pasó a Patricia Aguilar".

De momento, la familia de Anna ya cuenta con ayuda psicológica y con los servicios del abogado Juan Manuel Medina para que les representen; SOS Desaparecidos también ha dispuesto la colaboración con la Asociación Profesional de Detectives Privados en España y con la organización peruana CHS, especializada en la trata de personas. "Sabemos que Anna ha visto los carteles de búsqueda, así que sabe que la estamos buscando".

"En España hay más de 500 sectas y tenemos que seguir concienciando sobre este tema y pedimos a los medios que difundáis la noticia porque nos consta que estas están llegando a Perú y esa difusión puede acabar generando una presión a la persona captada", reclama Joaquín Amills.