Daniel Estulin, autor del libro 'El destino de la humanidad'.

Daniel Estulin, autor del libro 'El destino de la humanidad'. Cedida

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Daniel Estulin, el ex agente secreto ruso que justifica a Putin: “Rusia se está jugando su supervivencia”

El escritor publica su nuevo libro 'El destino de la humanidad', en el que defiende que el sistema capitalista se está agotando. 

19 agosto, 2022 02:58

Daniel Estulin nació en Vilna (actual capital de Lituania) en 1966. Por aquel entonces, el pequeño Estado báltico aún se encontraba bajo el paraguas de la Unión Soviética, pero en 1991, con el colapso del país, todo cambió. Según comenta, a los que únicamente hablaban ruso, les expulsaron del país. “Nos echaron literalmente de un día para otro y perdimos el país. Nos acostamos en un país que se llamaba la URSS y al día siguiente nos levantamos en un país en el que decían que éramos los enemigos y tuvimos que emigrar a Canadá”, cuenta. 

Tras esta situación, en 1993, entró a formar parte del Servicio de Inteligencia Exterior de la Federación Rusa —sucesor de la antigua KGB soviética— como agente de contrainteligencia, donde trabajó varios años. Ahora, ya retirado, el escritor, conferenciante y asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso atiende a EL ESPAÑOL desde Cancún (México), donde reside actualmente. 

En su último libro, El destino de la humanidad (Libros Cúpula, 2022), Estulin busca abordar la "imposición de un nuevo orden mundial" en el siglo XXI por parte de "unas élites globales que han conspirado y planeado desde las sombras". Si bien el libro fue escrito antes de la pandemia, el exagente cuenta que tuvo que añadir un último capítulo sobre la Covid-19, la enfermedad que estaba devastando el planeta, pero que también constituía el caldo perfecto de cultivo para las teorías conspiracionistas. 

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Para el escritor, la pandemia simplemente ha acelerado un proceso en el cual el modelo capitalista está implosionando —estamos yendo hacia el 'gran reseteo', como lo define— y se avecina una crisis geopolítica y económica de consecuencias inimaginables. 

El destino de la humanidad

“Estamos al límite del crecimiento económico dentro del modelo Bretton Woods”, así de tajante se muestra el exagente ruso. Según defiende, a finales de los 80, cuando el sistema capitalista había mostrado síntomas de agotamiento, la solución pasó por expandirse hacia el espacio soviético, que ocupaba “el 40% de la economía mundial”. 

Estulin indica que sólo era posible desmontar la nomenclatura soviética desde dentro, ya que “cualquier burócrata soviético era mucho más poderoso que cualquier político estadounidense, pero no podía dejar nada a sus hijos porque todo era de todos”. Así, “para tener propiedad privada, para poder robar, para poder deshacerse del sistema centralizado, había que destruir el país por dentro y con el apoyo de los sóviets, lo hicieron y los dos sistemas se fundieron en uno solo”. 

En 17 años, desde 1991 hasta 2008, justifica, el modelo funcionó porque el sistema capitalista fue capaz de hacerse con ese 40% del mercado restante. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 fue el “principio del fin del modelo”. “El modelo de expansión infinita del capitalismo no puede existir, porque obviamente el planeta tiene un espacio finito y limitado”, argumenta.

Daniel Estulin, autor del libro 'El destino de la humanidad'.

Daniel Estulin, autor del libro 'El destino de la humanidad'. Cedida

La lucha entre el modelo soviético y el occidental, entonces, pasó a una lucha interna dentro del sistema capitalista entre los financistas y los industrialistas. En Estados Unidos, relata, “tenemos a los que abogan por el control liberal financista representado por Hillary Clinton y ahora Joe Biden y, por otro, los aislacionistas nacionalistas, que era el caso de Donald Trump”.  

Para Estulin, lo que ahora estamos viviendo es la quiebra de un modelo, “porque hoy en día no existe un lenguaje para explicar el futuro del mundo”. Según detalla, esta situación sólo se ha visto dos veces en los últimos dos milenios. Uno con el fin del Imperio romano y la aparición del feudalismo, y otro con la sustitución del feudalismo por el capitalismo y la aparición del Estado moderno. 

Ahora, defiende, estamos llegando al sexto tecnoparadigma —según el autor, el cuarto tecnoparadigma es el del modelo industrial y el quinto, el modelo post-industrial—. “Para ir construyendo un mundo cada vez tecnológicamente más avanzado, necesitas destruir todo lo anterior”. El problema, afirma, es que nadie tiene un modelo para el mundo. 

“Xi Jinping tiene un modelo, pero solo es para China y no es aplicable al resto del mundo; Trump o Biden no tienen ni siquiera un modelo para Estados Unidos; Rusia tampoco tienen ningún modelo conceptual; y Europa ni siquiera existe porque básicamente está siguiendo las pautas de Washington”, analiza.

"Esto va a durar mucho tiempo porque como telón de fondo tenemos la quiebra sistémica del modelo actual"

Para solucionar estos problemas, según afirma, se está poniendo en marcha el 'gran reseteo': educación a distancia, eliminación de las universidades o los espacios físicos, robótica, inteligencia artificial… Es decir, “crear una nueva filosofía en las que las estructuras económicas no dependen del trabajo del ser humano”. Y en este futuro, “los seres humanos, para que sigamos siendo relevantes, tenemos que decidir qué hacemos mejor que los robots”. 

“El nivel de la ciencia se ha vuelto tan bueno que hemos invadido literalmente el dominio de Dios, y hoy estamos realmente viviendo en condiciones de una guerra totalitaria”, defiende. 

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La crisis geopolítica 

Según cuenta Estulin, un cambio en el orden tecnológico siempre conduce hacia una gran guerra. En este contexto, considera que existen tres países fundamentales hoy en día: Estados Unidos, China y Rusia. Para el ex agente, existe un conflicto entre Beijing y Washington, pero se trata de un “conflicto ideológico para definir las posturas post-crisis”. “Esto va a durar mucho tiempo porque como telón de fondo tenemos la quiebra sistémica del modelo actual”, añade. 

Por otro lado, aunque parezca que China es aliada de Rusia, defiende que, en una lucha entre tres, “los chinos lo tienen claro y buscarán sacar la mayor ventaja posible”. Según cuenta, “a lo largo de la historia, los chinos siempre han sabido jugar y su filosofía no se basa en la dualidad occidental” entre el malo y el bueno.

Por eso, argumenta que "China y Rusia no son amigos", y que lo que hay en la actualidad es un "apoyo táctico temporal". "Rusia se está jugando su propia supervivencia y China quiere observar lo que quiere”, indica. 

Y esa ‘supervivencia’ se ha trasladado a la invasión rusa de Ucrania, la cual justifica a través de la necesidad de 'expansión' del sistema capitalista. “Necesita seguir expandiéndose y donde todavía hay algo que robar es en Rusia. Es el único país que está intentando poner freno al intento de hacerse con el mundo, porque tiene la capacidad militar de hacerlo”, a diferencia de los chinos, “que son muchos, pero no son muy luchadores y no tienen la tecnología que tienen los rusos, sobre todo, en tecnología termonuclear”, sostiene. 

"Lo que ha hecho Putin es romper con los planes de Occidente"

Pero, señala, “la necesidad intrínseca de Occidente de hacerse con el país no iba a hacerse con una guerra abierta, porque eso significaría no sólo el posible fin de Rusia, sino también de Occidental”. De esta manera, el escritor ruso defiende que se ha utilizado a un tercero: Ucrania, en el cual a partir de 2014 —año del Euromaidan—, Occidente empezó a “entrenar a su ejército o a llenarlo de armas''. 

“Lo que ha hecho Putin es romper con los planes de Occidente, que tiene que demostrar que puede ganar contra Rusia. No hay un acuerdo ni económico, ni político, ni social, sólo hay una guerra y una victoria, porque Rusia se está jugando su existencia y no puede retroceder”, manifiesta Estulin. 

Por lo tanto, para Estulin, la invasión de Ucrania sería una guerra preventiva, tal y como pasó en la criticada invasión estadounidense de Irak. No obstante, para Estulin se trata de cosas diferentes: “La diferencia es que EEUU atacó a un país para hacerse con el control de sus recursos naturales, mientras que Rusia se está jugando su supervivencia. Si pierde, desaparece como país”. 

A pesar de que para el autor es una guerra justificada, un hecho innegable es que la invasión se ha hecho a costa de miles de vidas humanas. Aunque Estulin quiere recordar que los medios occidentales no están contando que hoy en día Ucrania lanza bombas a diario: “Se lanzaron 745 misiles en el Donbás, no contra el ejército ruso, sino contra la ciudad y esto está en muchos canales de Telegram pero no en los medios tradicionales ni es accesible para la mayoría de la gente”. 

Rusos o ucranianos, hay algo que es innegable: las devastadoras cifras de un conflicto armado como ha sido la invasión rusa de Ucrania. Según las últimas estimaciones de finales de julio de la ONU, las cifras de civiles muertos ascienden a más de 5.000 personas y la de heridos supera los 7.000. Todo ello, siendo registros verificados, por lo que las cifras reales podrían aumentar considerablemente. 

El número de familias cuyas vidas han sido completamente trastocadas por la guerra también asusta. Según ACNUR, el conflicto ha generado más de 6 millones de refugiados y millones de personas desplazadas dentro del país. Como dijo Ernest Hemingway, “jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen”.