Casi un 40% de las mujeres adultas en España sufren incontinencia urinaria. Es la
tercera enfermedad cronológica diagnosticada que mayor impacto produce en la
calidad de vida de los pacientes. Estas llamativas cifras nos recuerda que este problema, muchas veces tabú, merece más visibilidad y sobre todo, que no solo afecta a mujeres de más de 60 años.

Conversamos con Belén Gómez, ginecóloga del Hospital Infanta Leonor y colaboradora habitual de Chilly para entender mejor este fenómeno que afecta a un gran número de mujeres.

¿Cuándo la incontinencia se considera un problema real? ¿Puede surgir en cualquier momento?

La incontinencia urinaria puede presentarse por varias razones y durante diferentes periodos de la vida: durante el embarazo (debido a los cambios hormonales y el aumento de presión sobre la zona pélvica y vejiga), el postparto (por la debilidad de la musculatura pélvica), tras una cirugía vaginal, durante una infección urinaria (por la irritabilidad de la musculatura vesical),  en etapas de perimenopausia y menopausia (por la disminución de estrógenos) o debido a determinadas enfermedades neurológicas. 

Cuando la incontinencia se produce a diario y afecta a la calidad de vida de la paciente, debe tenerse en cuenta y se debe consultar a un especialista en ginecología o urología para hacer un estudio, seguimiento y tratamiento adecuado. 

¿A partir de qué edad suele aparecer?

Puede aparecer a cualquier edad, pero es más probable que ocurra en el postparto o si se padece una enfermedad neurológica, aunque lo más frecuente es que el riesgo de aparición de la incontinencia aumente con la edad de la mujer, debido al envejecimiento y la debilidad de la musculatura del suelo pélvico. 

¿Qué factores lo favorecen?

Hay diversos factores de riesgo que pueden favorecer la aparición de una incontinencia, algunos de los cuales, son modificables: determinados fármacos o alimentos diuréticos (alcohol, cafeína, antihipertensivos, diuréticos), el sobrepeso y la obesidad, el tabaquismo, haber tenido varios hijos, partos vaginales, partos instrumentales (fórceps o ventosa), el ejercicio de alto impacto con vejiga llena… También el envejecimiento natural, con la consiguiente debilitación de la musculatura del suelo pélvico, es un factor de riesgo para la aparición de incontinencia urinaria. 

¿Cómo combatir sus efectos?

Una de las principales consecuencias clínicas de esta afección es la dermatitis asociada a la incontinencia (DAI), que surge a raíz de un exceso de humedad en la piel situada en la zona de alrededor de los genitales, provocando irritación, enrojecimiento, descamación y, en algunos casos, infección. 

Tener una buena higiene miccional: orinar frecuentemente, no esperar más de tres horas para ir a orinar, evitar aguantar el deseo miccional o vaciar la vejiga antes de realizar ejercicio con impacto. También se recomienda tener hábitos de vida saludables: controlar el sobrepeso, evitar el tabaco, no excederse con el alcohol o el café. Es fundamental realizar ejercicio y fortalecer la musculatura del suelo pélvico, sobre todo tras el parto y siempre que se inicien los síntomas. Los ejercicios de contracción vaginal (Kegel) y la rehabilitación del suelo pélvico con estimulación del nervio tibial son fundamentales en caso de síntomas permanentes. 

¿Cuándo toca consultar?

Después de un parto normal, no deberían perdurar los síntomas de la incontinencia de orina, más allá de unas semanas tras el parto, por lo que es importante consultar al ginecólogo o la matrona para que aconseje sobre la recuperación de la musculatura del suelo pélvico y realice un seguimiento a corto y medio plazo. 

En el caso de la menopausia o las mujeres en edad avanzada, la consulta debe realizarse en cuanto afecta a la calidad de vida de la mujer y no permite hacer una actividad diaria normal. Es importante reseñar que las modificaciones en los hábitos de vida y los ejercicios de suelo pélvico tienen muy buenos resultados en la disminución de los síntomas de la incontinencia si se realizan de forma regular.