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Un recorrido por los paisajes de las regiones vinícolas más famosas y simbólicas de Europa: La Rioja, Burdeos y Toscana

En los meses de octubre y noviembre se da la temporada de vendimia, una oportunidad para conocer los paisajes vitivinícolas más emblemáticos.

Más información: Burdeos combina su tradición vinícola con una renovación moderna y urbana, repleta de monumentos históricos.

F. J. R.
Publicada

El final del verano y el inicio del otoño marcan uno de los mejores momentos para descubrir los paisajes vitivinícolas más fascinantes de Europa.

Septiembre y octubre, temporada de vendimia, ofrecen la oportunidad única de observar de cerca cómo se recogen los racimos y se elabora el vino, además de contemplar viñedos teñidos con los colores cálidos del otoño, en escenas que cautivan por su belleza y su simbolismo ancestral.

A continuación, proponemos un recorrido por algunas de las regiones vinícolas más emblemáticas de Europa, donde tradición, cultura y paisajes se funden en una experiencia inolvidable para los sentidos.

La Rioja (España)

La Rioja es uno de los destinos enoturísticos más importantes de España. Su prestigio internacional se debe tanto a la calidad de sus vinos como a su arraigada cultura vitivinícola, con siglos de historia y un paisaje marcado por los viñedos que se extienden entre sierras y valles.

Viñedo entre sierras y valles.

Viñedo entre sierras y valles. Cedida

Logroño, la capital riojana, es un excelente punto de partida. Su casco antiguo, con calles emblemáticas como Portales o el Paseo del Espolón, y monumentos como la Concatedral de Santa María de la Redonda, la iglesia de Santiago el Real o la iglesia de Santa María de Palacio, ofrecen al visitante una muestra del patrimonio de la región.

La Rioja Alavesa, al sur del País Vasco, se ha consolidado en los últimos años como un destino imprescindible para los amantes del vino. Allí se encuentran más de 50 bodegas, enotecas y museos.

El pintoresco pueblo de Laguardia, con sus calles empedradas y sus bodegas subterráneas, es uno de los lugares más emblemáticos. Además, en los campos de viñedos pueden verse dólmenes prehistóricos, lo que convierte a esta tierra en un escenario donde historia y viticultura se entrelazan de forma única.

Burdeos (Francia)

Burdeos, ciudad portuaria a orillas del río Garona, en el suroeste de Francia, es sinónimo de vino de calidad. Su prestigio como capital mundial del vino se apoya en una tradición que abarca siglos, en sus 65 denominaciones de origen y en las más de 111.000 hectáreas de viñedo cultivadas por casi 6.000 viticultores.

Bodega de vino.

Bodega de vino. Cedida

La ciudad, reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO, es un verdadero museo al aire libre. La Catedral de Saint-André, las majestuosas mansiones del siglo XVIII y XIX, la Place de la Bourse con su emblemática Fuente de las Tres Gracias, y el renovado frente fluvial, conforman un conjunto arquitectónico de gran armonía, producto de las reformas impulsadas por el urbanista Haussmann.

Desde Burdeos parten rutas que recorren las principales zonas vinícolas, como Médoc, Graves, Saint-Émilion o Pomerol, donde se pueden visitar bodegas centenarias, participar en catas guiadas y aprender sobre el arte de la vinificación francesa.

Toscana (Italia)

Toscana, en el corazón de Italia, es sinónimo de arte, paisajes ondulados, colinas verdes y viñedos que parecen pintados. Su capital, Florencia, alberga algunas de las obras maestras del Renacimiento, como el David de Miguel Ángel o las pinturas de Botticelli en la Galería Uffizi. Pero fuera de los museos, la región ofrece otro tipo de joya: sus vinos tintos.

Uva para vino tinto.

Uva para vino tinto. Cedida

La variedad reina en Toscana es la sangiovese, perfectamente adaptada a los suelos calcáreos y arcillosos de la región. Esta uva da origen a vinos estructurados, frescos y longevos, que han convertido a etiquetas como el Chianti o el Chianti Classico en verdaderos símbolos de calidad.

La región del Chianti, entre Siena y Florencia, es especialmente recomendable para hacer enoturismo. Allí se pueden visitar bodegas familiares, participar en vendimias tradicionales y recorrer paisajes de ensueño, donde las vides se entrelazan con olivares y cipreses, ofreciendo una experiencia multisensorial única.

Desde los campos bañados por el sol de La Rioja, hasta las elegantes terrazas de Burdeos o las colinas de la Toscana, Europa ofrece un sinfín de experiencias en torno al mundo del vino. Visitar estos destinos durante la vendimia no solo permite apreciar la belleza natural del paisaje otoñal, sino también comprender el legado cultural y la pasión que hay detrás de cada copa de vino.

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