La costa de Liguria es uno de los enclaves más bonitos de Italia y es donde se encuentra Cinque Terre. En este espacio natural protegido, y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, bañado por el mar Mediterráneo y situado entre La Spezia y Génova se encuentran cinco pintorescos y coloridos pueblos colgados de los pronunciados acantilados típicos de esta costa. Se trata de un buen destino playero, pero también cultural y para practicar senderismo.

Estos cinco pueblos destacan por su estructura construida sobre los acantilados, de ahí sus empinadas calles y sus numerosas escaleras y callejuelas. Riomaggiore es probablemente el pueblo más conocido y al que los viajeros van si cuentan con poco tiempo. Está situado en el valle del río Maggiore y sus casas de colores apiñadas terminan en la costa con un pequeño y encantador puerto. Además de las vistas que desde el puerto se ofrecen al mar y al pueblo, donde también se puede vivir un precioso atardecer, conviene adentrarse por su casco antiguo para visitar la Iglesia de San Juan Bautista, el Castillo o la Iglesia de la Confraternita dell’Assunta.

Manarola es otro de los pueblos más bonitos y famosos de Cinque Terre. Este pequeño pueblo se levanta sobre una colina, que se extiende por un valle hasta la orilla del mar, donde se encuentra el puerto y la zona donde se puede disfrutar de un baño, zona conocida como la Marina di Manarola. En la Vía di Mezzo se extienden un gran número de restaurantes, tiendas y la Iglesia de San Lorenzo. Además, no conviene perderse el pequeño paseo que se inicia por los acantilados en dirección a Coniglia, que supone un espectacular mirador al pueblo y al mar.

Por su parte, Vernazza cuenta con más monumentos de interés, como son la torre del Castillo de los Doria y la Iglesia de Santa Margarita de Antioquía, que se eleva en una preciosa plaza. También es conveniente darse un paseo por su puerto, uno de los más bonitos de la zona y realizar una pequeña ruta caminando para apreciar desde las alturas el conjunto del pueblo.

El pueblo más pequeño de Cinque Terre es Corniglia, y también el único que no está bañado por el mar. Se encuentra en un promontorio a más de 100 metros de altura y está completamente rodeado por viñedos y olivos. Y, finalmente, Monterosso al Mare es el que cuenta con una playa más extensa. Es el pueblo más grande y con más habitantes, por lo que también cuenta con mayor oferta hotelera y de restaurantes y bares. No por ello menos entrañable, con un precioso casco histórico en el que destacan la Torre Aurora, la Iglesia de San Juan Bautista y la estatua II Gigante.

Para disfrutar de la verdadera esencia de Cinque Terre se pueden hacer rutas senderistas entre los pueblos. Se puede ir caminando de un pueblo a otro, como por ejemplo de Riomaggiore a Manarola, subiendo la montaña hasta alcanzar un sendero llano entre viñedos y con preciosas vistas al mar. No obstante, son muchas más las rutas que se pueden realizar.

Una de las más destacadas es el Sendero Azul, de 12 kilómetros. Une los cinco pueblos por el camino más corto y de menor dificultad. Aunque conviene tener en cuenta y concretar en los puntos de turismo porque este sendero se encuentra cerrado en ciertas épocas del año por la actividad del mar que puede suponer un peligro por la caída de rocas en los acantilados. No obstante, en verano suele estar abierto.

También se puede disfrutar de recorridos en barco que unen los diferentes pueblos y llegan hasta Portovenere. Antes de iniciar la ruta en barco es mejor asegurarse de que el cielo no está nublado y va a salir el sol para poder apreciar bien la escena que conforman las casas coloridas de las poblaciones.

Pero un viaje a Cinque Terre también es una oportunidad perfecta para conocer otros enclaves importantes italianos. Se puede pasar un día en Milán, la ciudad de la moda de Italia y donde resalta, sobre todo, el Duomo, la Iglesia de Santa Maria delle Grazie, la Galería de Vittorio Emanuele II y el precioso barrio de Brera. O también la pintoresca y mediterránea ciudad de Génova, capital del pesto y la focaccia en la que resaltan su envidiable patrimonio de palacios, basílicas renacentistas y barrocas y un centro histórico repleto de callejuelas.

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