León es ciudad para pasear, para recorrer su señorial Calle Ancha hasta la Pulcra Leonina. Tierra de ríos, montañas y antiguos monasterios. Territorio de astures, romanos, reyes y reino. Un hermoso compendio de larguísima historia.

León trata de volver a ser moderna aferrada a su desbordante pasado. Es una de esas ciudades encantadoras que poseen tanto patrimonio que, incluso, lo ocultan o lo olvidan ante la imposibilidad de rescatarlo y mantenerlo. Una urbe tranquila y orgullosa, sede de una admirada Catedral Gótica, de la Colegiata de San Isidoro, de San Marcos y joyas menos conocidas del Reino.

El origen romano

Su nombre procede de Legio. Antes del siglo I, la Legio VI Victrix (victoriosa) y, después, la Legio VII Gemina (gemela), se asentaron en estas tierras y se encargaron del control del noroeste peninsular y la explotación aurífera de Las Médulas. Cinco siglos de ocupación que permanecen bajo el asfalto de la ciudad y asomando en tramos y museos.

Portada de la Catedral de León.

Portada de la Catedral de León.

La Casona de Puerta Castillo alberga el Centro de Interpretación del León Romano. Un repaso a la historia de las dos legiones, sus hazañas, su forma de vida y restos de sus construcciones. Los vestigios son visibles bajo el suelo protegido por un grueso vidrio, otros se exponen al aire libre, y muchos aún tratan de recuperarse como un gran anfiteatro romano del que solo una porción es accesible y queda encerrado tras una puerta de la calle Cascalería.

La muralla, atribuida a los romanos, resulta apreciable en la mayoría de la zona antigua de la ciudad. La impresionante “muralla de los cubos”, torreones circulares, recorre también la parte posterior de la Catedral. Las termas se ubican al lado del templo, aunque tan solo reciben visitas en ciertos momentos del año.

La Pulchra Leonina

La Catedral de León posee 1.800 metros cuadrados de sensacionales vidrieras y, entre ellas, tres magníficos rosetones de ocho metros de diámetro. Un templo especialmente sutil y ligero que el sol ilumina a través de los magníficos vitrales de colores y cuya construcción se iniciaba en el siglo XIII.

Cuenta la leyenda que el mismísimo demonio se empeñó en impedir su construcción encarnado en un inmenso topo maligno. La “piel” de aquel “topo” se expone en el interior del templo sobre la puerta de San Juan. Hace unos años, los investigadores confirmaron que aquella “piel” era, en realidad, el caparazón de una gran tortuga de origen enigmático. La elegante Catedral posee tesoros como un espléndido coro de nogal negro, uno de los más antiguos de España, o su excelente órgano.

Basílica de San Isidoro.

Basílica de San Isidoro.

En la misma plaza de la Catedral se encuentra una casa-museo, Sierra Pambley. Una elegante vivienda familiar, con rincones especialmente austeros, en la que se incluye el Museo que recuerda la labor de su dueño y otros Ilustrados del siglo XIX.

Recorrer el casco antiguo es tropezar con peregrinos y visitantes. Pocos se resisten a atravesar la Plaza Mayor, disfrutar de “vinos y tapas” en el Barrio Húmedo o el Barrio Romántico; conocer la muralla medieval, visitar la Plaza del Grano y contemplar el antiguo románico de Santa María del Camino o acercarse a un mercado más moderno para acceder al Palacio del Conde Luna.

Palacios, iglesias y monasterios

Otro palacio, el de los Guzmanes, presume de su cercanía con la Casa Botines. El edificio de Gaudí, de estilo gótico modernista, luce cuatro pináculos que coronan delgadas torres cilíndricas. El propio arquitecto catalán, inmortalizado en una escultura de bronce, permanece sentado frente su Palacio de Botines ensimismado en la contemplación de su libreta.

Museo.

Museo.

Nadie pasa por León sin encontrarse con la Basílica de San Isidoro. El templo acoge, en su Panteón Real, la calificada como “Capilla Sixtina” del románico. Resulta extraordinaria la Cámara del Tesoro, con piezas como la Arqueta de los Marfiles, el Relicario del Santo o el hermoso Cáliz de Doña Urraca, en el que algunos creyeron encontrar el Santo Grial, y que permanece custodiado en una cámara diferente. Y, por supuesto, el Gallo recubierto de oro que actuó como veleta de la Colegiata, aunque el auténtico no se encuentra a la intemperie. Y, en la plaza de la Colegiata, una placa recuerda que la regia León ya celebró las primeras Cortes en 1188, lo que le ha valido el reconocimiento de Cuna del Parlamentarismo Europeo.

San Marcos es uno de los edificios más importantes del Renacimiento español, una joya del Plateresco. Fue convento, hospital de peregrinos, sede de la Orden de Santiago, prisión (Quevedo estuvo encarcelado en ella) y, finalmente, Parador de cinco estrellas.

El Museo de León recoge interesantes obras y elementos vinculados a una rico pasado histórico, incluso objetos pre-romanos de la ciudad astur de Lancia. El yacimiento arqueológico se encuentra a unos kilómetros de la ciudad, en el término municipal de Villasabariego. Hace más de dos mil años, los irreductibles astures ocupaban un terreno elevado de más de 30 hectáreas, de las que apenas una está excavada. Fue la ciudad astur más grande y la última del territorio en caer en manos del todopoderoso imperio romano. Situada entre los ríos Porma y Esla vigilaba los dos valles.

Y entre esos dos viejos ríos emerge otra gran riqueza patrimonial, una Ruta de Monasterios. Románico del siglo XII en Santa María La Real de Gradefes, cisterciense en Santa María de Sandoval, monasterios del siglo X como la joya del prerrománico español San Miguel de Escalada o las ruinas del imponente Monasterio de San Pedro de Eslonza constituyen una hermosa ruta.

Más información en: infoviajes.contacto@gmail.com