Nada es comparable con esa mano amiga que con cariño y afecto te tiende un puente delante de una barrera insalvable, y, de repente, aquello que parecía insuperable te susurra que nada es imposible.

Pero, cuidado con los cantos de sirena, porque, aunque no imposible sí matemática improbable, sobre todo si esa amistad fluctúa según desde donde sopla el viento, que no es lo mismo una agradable brisa que llega desde el llevant que una tarde de verano al sol en un día de ponentà.

Y de números vienen los afectos porque un 3% de barrera electoral empieza a sonar a eslogan electoral del estilo "podemos", "Yes We Can", y derivados de cualquier acción verbal que suponga un alcanzable.

Aquellos que dieron la espalda al que entonces presidía la mayor representación provincial, a cargo de la Diputación de Valencia, parece ser que ya no forman parte de la interlocución.

Ahora nuevas voces desde el PSPV, con cariño y afecto, se afanan en aproximar posturas, por aquello de empezar a explorar, como buenos confesos socialistas, pero, eso sí, curiosos, los distintos escenarios posibles, aunque solo sea por modular el mensaje a convenir.

Mientras, otros se dejan querer atacando al que en un futurible podría ser el enemigo común a abatir, con palabras como "riesgo inminente", que hace templar los pilares de la consistencia previa a la contienda electoral.

De todos modos, esta guerra por la bajada de porcentajes no tiene nada de novedosa, muchos fueron los que precedieron en la propuesta, sobre todo, partidos de corte nacionalista o centrados en espacios territoriales muy concretos desde donde, con una barrera electoral del 5%, hasta el momento, no han podido acceder al arco parlamentario.

Como bien es sabido, esta rebaja requiere de una reforma legislativa, que, como cualquier otra cuestión, deba valorarse en Les Corts, y, en el mejor de los casos, someterse a votación, y, para ello es necesario el sumatorio de dos componentes imprescindibles: el primero, la voluntad política; y, el segundo, el quórum numérico.

El requisito puramente matemático es más fácil de resolver, si son dos tercios de Les Corts los necesarios el número que arroja es el 66.

Pero, como los dos requisitos son indivisibles, el partido de Jorge Rodríguez no solo necesitará de los votos a favor de la izquierda, que no alcanzan esa cifra, sino que, para su victoria, requiere de la voluntad de los dos partidos mayoritarios, tanto del grupo popular como del grupo socialista.

Y a ambos les avala la trayectoria de la negativa.