Xoel López, cabeza de cartel del Río Verbena Fest de Pontevedra
Xoel López, a horas de actuar en Pontevedra: "Estoy en el momento más dulce de mi carrera"
El cantante de A Coruña vuelve a Galicia este viernes para actuar en el Río Verbena Fest, en Pontevedra, su ciudad "fetiche"
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Más que consolidado y como una referencia del indie español —en caso de que se le pueda catalogar en algún género musical—, Xoel López (1977) vuelve una vez más a su Galicia para ofrecer uno de los conciertos más especiales del panorama. El cantante de A Coruña actúa este viernes en el Río Verbena Fest de Pontevedra, del que es uno de los cabeza de cartel.
Xoel López vuelve cada verano a su Galicia natal, alejándose de Madrid para disfrutar de la costa y gastronomía gallega, así como de familiares y amigos. A Coruña es su "base de operaciones", pero considera Pontevedra su segunda casa.
"Para mí, Pontevedra es un lugar un poco fetiche", dice durante su entrevista con Treintayseis, en la que recuerda con cariño su concierto en el Río Verbena Fest hace un par de años. Lo considera uno de sus diez mejores conciertos.
Tiene un gran vínculo entonces con Pontevedra, ¿qué espera del concierto del viernes?
Siempre he dicho que podría vivir en Pontevedra feliz de la vida. Tengo un vínculo muy directo. Con decirte que hasta me sé el himno del Pontevedra desde que tenía 16-17 años.
Por eso, tocar allí es especial, es casa. De hecho, recuerdo que hace dos años toqué en el Río Verbena Fest y diría que fue uno de los conciertos del top 10 de mi carrera. Tengo un recuerdo muy especial de ese concierto.
¿Qué lo hizo tan especial? ¿Qué le hizo conectar tanto con él?
Es curioso, porque en muchos conciertos sales contento, pero de repente hay uno que dices “este es el que más me gusta, porque aquí pasó todo lo que tenía que pasar”. Además, los conciertos no sólo los haces tú, también los hace el público, el contexto, la magia que se da ese día. Si sacamos la mitad de aquello, creo que ya me conformo. Pero voy a por todas.
¿Considera que está en uno de los mejores momentos de su carrera?
Sí, estoy en el momento más dulce de mi carrera, en el que recoges lo sembrado durante tantas décadas. Mi repertorio funciona a alto nivel y sientes como si la gente te acompañara de otra manera, como si tus canciones tuvieran una importancia que empieza a ser, pues, histórica.
Al mismo tiempo, tocas canciones del disco nuevo y ves que a la gente también le encantan. Incluso mucha gente me dice que ese es su disco favorito. Qué más se puede pedir.
¿Siente entonces que ha dejado una huella en la música?
Sí, un pequeño legado. Para quien lo quiera, obviamente. Yo que sé, a lo mejor luego se desvanece. No he sido tampoco parte de ninguna moda en particular. No me conoce todo el mundo por la calle. Y menos mal.
Un legado que se consigue gracias a la constancia y calidad que ha mostrado durante 20 años.
Sí, lo hemos mantenido. Salvo una época que me fui a América Latina, que, bueno, también fue una época para mí de inversión. Una forma de seguir creciendo y madurando como persona y como artista.
Es como soy. Esa inquietud no es impostada, es algo natural en mí. Realmente me fui en el mejor momento de mi carrera. Lo que pasa es que sentía que ese repertorio empezaba a convertirse en un sota, caballo y rey. Cuando olí un poco eso dije: “No, porque me voy a ahogar”.
Fue arriesgado y tuvo su parte difícil. Me costó, pero quizás ese concierto de hace dos años era el momento en el que decías “al final mereció la pena el viaje”.
Una carrera que parece el periplo del héroe.
Sí, hay algo de épico ahí. Creo que los grandes descubrimientos a nivel personal pasan por esas épicas, por momentos malos, por ese barco en la tempestad. Pero es un camino necesario para llegar a ciertos lugares.
Ahora se busca mucho el éxito rápido, que muchas veces conduce al éxito efímero. Yo abogué por una carrera de largo recorrido, con sus subidas y bajadas, y con sus periplos bonitos y también más duros.
No todo es un camino de rosas, que la vida, sobre todo la carrera artística de un músico, es una ardua tarea. Pero no hay que perder tampoco la esperanza, es una cuestión de ir paso a paso, consiguiendo pequeñas metas.
Hablas de empezar en la música, no sé si viendo el actual panorama musical gallego habría hecho algo diferente o si se habría mudado a Madrid
Respondí a las inquietudes del momento. Entendía que en Madrid era donde podía encontrar alguna posibilidad para dedicarme a la música. Pero creo que hoy no es necesario para nada, ya no hay las fronteras que había antes y a lo mejor la versión mía de otra generación no se hubiera ido.
¿Cómo ves la escena musical gallega “desde fuera”?
Veo una escena mucho mejor que la que yo dejé, más variada. Hay más gente haciendo las cosas bien. Quizá hay más medios, más posibilidades. Entonces, se dan proyectos muy interesantes y hay gente joven estupenda.
Las músicas tradicionales las hay muy buenas puramente tradicionales. Las hay 2.0 que aportan cosas nuevas y más modernas. Incluso en la música indie también la gente se metió a hacer cosas, digamos, más folclóricas.
Este viernes actúas en el Río Verbena Fest y, teniendo en cuenta tu mirada tan abierta a nivel musical, ¿crees que las verbenas y las fiestas de Galicia han influenciado también tu música?
He sido tan ecléctico que creo que no puedo decirte que no. Hay seguro algo de verbena en mi música. Porque, de hecho, recuerdo que cuando empecé a meter que si cumbia, que si un merengue en mi música, una amiga que me decía: “Xoel, me encanta esa versión, esta canción que tenéis así como de orquesta de una verbena gallega”.
Los ritmos latinos son parte de nuestra cultura y son parte ya de nuestro ADN. De hecho, yo siempre dije que mi primer disco Atlántico funcionó especialmente bien en Galicia porque se entendió muy bien. Para nosotros no es raro escuchar ritmos caribeños.
Imagino que esos ritmos latinos aparecerán en la actuación de este viernes.
El día del concierto la gente va a ver mi versión más festiva. Cuando empezamos a girar el disco nuevo, era un concierto, como dice un amigo mío, para muy cafeteros. A lo mejor no funcionaría en Pontevedra a la 1:00 horas.
Entonces, ya me quité la espinita, ya hice la gira de salas y ahora el concierto tiene más que ver con lo que es el festival. Hago lo que me gustaría escuchar a mi. Yo voy a ver a alguien que me gusta y como se ponga muy tiquis a la 1:00 horas y toque su último disco, digo: “tío, no tienes empatía”. Me parecería un gesto casi egoísta.
¿Fue difícil la transición de la gira de salas a los festivales?
Se lo recordaba al guitarrista el otro día, porque la transición fue un poco difícil. El clic lo hicimos en un concierto en Almería. Sentimos que estuvo bien, pero no nos gustó. Habíamos cambiado cosas, pero no las suficientes.
Vienes de gira de salas, con todo tu público, todo muy elegante, y de repente ves a la gente con las bermudas, el gintonic en la mano y el gorrito de paja. Es otro contexto y nos costó un concierto.