La clásica bocatería de Vigo que lleva 26 años alimentando generaciones

La clásica bocatería de Vigo que lleva 26 años alimentando generaciones

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La clásica bocatería de Vigo que lleva 26 años alimentando generaciones con la mejor comida casera

Tras más de dos décadas su fórmula se mantiene intacta: productos frescos, elaboración al momento y un ambiente familiar que ha sabido ganarse la fidelidad del público local

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En el creciente panorama gastronómico vigués, todavía resisten algunos establecimientos que, tras muchos años de servicio, se han ganado con creces la etiqueta de "clásicos". Uno de ellos es Los Bocatas de Maryline, la icónica bocatería situada en el número 16 de la Rúa do Canceleiro, que ha alimentado a generaciones de vigueses.

Aunque el local ya existía previamente, su actual propietaria, Maryline Riviere, explica que tomó las riendas del negocio en 1999. De padre gallego y madre francesa, Maryline pasó los veranos de su infancia en Vigo visitando a sus abuelos paternos, momento en el que nació su profundo vínculo con la terriña.

"Vigo me enamoró. Aún hoy, cuando paso por la VG-20 con las Cíes y la Ría de fondo, me emociono", confiesa.

Fue por eso por lo que a sus 16 años decidió dejar Francia atrás para instalarse definitivamente en la ciudad olívica, donde trabajó en hostelería hasta emprender su propio negocio. "Ya trabajaba en este local y el dueño quería hacer un traspaso, así que me lancé", recuerda.

Así nació Los Bocatas de Maryline, una bocatería que mantuvo la esencia del local original, pero con un toque personal y moderno. En honor a su propietaria, el restaurante se inspiró en la figura de la actriz Marilyn Monroe, que se convirtió en la imagen del establecimiento.

Comida casera y esencia familiar

Pese a haberse adaptado a los nuevos tiempos, Los Bocatas de Maryline mantiene intacta su filosofía: comida casera en un ambiente cercano y familiar. "Lo que queremos es mantener la comida lo más casera posible", afirma Maryline. Por eso, todo se prepara al momento, huyendo de congelados y productos ultraprocesados. "Incluso las patatas fritas son frescas", incide.

Pero el sabor no es lo único que fideliza a los clientes. Maryline ha sabido crear un espacio acogedor, donde muchos clientes se sienten como en casa. "Me emociona porque tengo clientes que vienen desde hace dos décadas. He visto crecer a sus hijos", dice con orgullo.

De hecho, conoce tan bien a algunos de sus habituales que es capaz de anticipar sus pedidos antes de que los hagan.

El número 10: el rey de la carta

Entre la amplia selección de bocadillos, Maryline no duda al señalar su favorito y el del público: el número 10, un suculento bocadillo de ternera con salsa a la pimienta. "Para mí es el mejor", asegura sin dudar.

Además de ofrecer servicio en mesa, el restaurante también permite realizar pedidos para llevar -especialmente demandados en verano para llevar a la playa- y reservas anticipadas. Cuentan con su propio servicio de reparto, que se puede solicitar por teléfono, y también trabajan con varias plataformas de delivery.