
Una playa.
La playa de Pontevedra con agua tan transparente que parece Caribe: ideal para desconectar sin salir de Galicia
Escondida entre pinos y rocas graníticas, esta joya gallega sorprende por su arena blanca, sus aguas turquesa y la tranquilidad que ofrece incluso en temporada alta.
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Cuando se piensa en playas de aguas cristalinas y arena blanca, muchos se imaginan destinos lejanos como el Caribe o el sudeste asiático. Sin embargo, Galicia guarda paraísos costeros que no tienen nada que envidiar a esos rincones exóticos. Uno de ellos se encuentra en la provincia de Pontevedra y se ha convertido en el secreto mejor guardado de los que buscan desconectar sin salir del norte.
Hablamos de la Playa de Melide, en la península de O Morrazo, muy cerca del faro de Cabo Home y del Parque Natural de las Islas Cíes. Este pequeño arenal salvaje, situado en el municipio de Cangas, ofrece un paisaje idílico: aguas azul turquesa, arena finísima y un entorno virgen de acantilados, bosques y mar abierto. Su orientación y su localización protegida la convierten en una playa especialmente luminosa, con una transparencia que sorprende incluso a los locales.
Aquí no hay chiringuitos, sombrillas ni construcciones. Solo naturaleza en estado puro, caminos de tierra entre eucaliptos, el murmullo del mar y el aroma a sal. Por eso, Melide no es solo una playa bonita: es el lugar perfecto para quienes quieren desconectar del ruido, respirar aire limpio y bañarse en aguas que parecen sacadas de una postal caribeña.
La Playa de Melide se encuentra dentro del espacio natural protegido de Cabo Home, una zona de gran valor paisajístico donde el monte se encuentra con el Atlántico. El acceso no es inmediato: hay que caminar unos 15-20 minutos desde el aparcamiento más cercano, atravesando un bosque de pinos y eucaliptos. Este pequeño esfuerzo actúa como filtro natural, y hace que incluso en agosto la playa conserve un ambiente tranquilo y casi íntimo.
Uno de los grandes atractivos de esta cala es la transparencia de su agua, que debe en parte a su fondo arenoso, poco oleaje y escasa presión humana. En días soleados, el mar adquiere tonos azul intenso y verde esmeralda que evocan paisajes tropicales. La arena blanca y suave completa el efecto: uno tiene la sensación de haber aterrizado en otra latitud, cuando en realidad está en pleno corazón de Galicia.
Además, desde Melide se divisan perfectamente las Islas Cíes, lo que añade aún más belleza al paisaje. Al atardecer, la luz cae sobre las aguas con una tonalidad dorada que convierte la experiencia en algo casi mágico. No es raro ver a visitantes quedarse hasta última hora solo para disfrutar de la puesta de sol.
A pesar de su aspecto remoto, la Playa de Melide está cerca de numerosos núcleos costeros con servicios, como Cangas do Morrazo, Aldán o Bueu, donde se puede encontrar alojamiento, restaurantes y comercios. Esto permite a los visitantes combinar jornadas de desconexión total con cenas frente al mar, rutas de senderismo o incluso excursiones en barco a las Islas Cíes o a la Isla de Ons.
Melide también es muy popular entre quienes practican senderismo o bicicleta de montaña, ya que forma parte de una red de caminos costeros que recorren todo el entorno del cabo. Uno de los más frecuentados es el que une los tres faros de la zona: Cabo Home, Punta Robaleira y Punta Subrido, todos con vistas espectaculares sobre el océano.
Aunque se trata de una playa sin servicios, hay zonas cercanas donde poder hacer picnic, y muchos optan por llevar su propia nevera y pasar el día entero. Eso sí: al ser parte de un entorno natural protegido, se pide el máximo respeto por el medio ambiente. No dejar residuos y evitar alterar el paisaje es una regla no escrita que casi todos los visitantes cumplen.
En definitiva, la Playa de Melide demuestra que para encontrar paisajes paradisíacos no hace falta cruzar el océano. Galicia, con su costa recortada y sus aguas limpias, ofrece lugares que combinan belleza, calma y autenticidad. Melide es uno de esos sitios que no salen siempre en las guías, pero que se quedan en la memoria de quien lo visita. Si este verano buscas una playa donde el mar sea transparente, la arena blanca y la experiencia completamente natural, apunta este nombre: Melide. El Caribe puede esperar.