Ruta por los molinos de Gontade en la parroquia de Oia Vigo
Fraga y molinos de Gontade: una ruta por el ingenio y patrimonio del siglo XVIII en Vigo
Esta apacible senda atraviesa los frondosos bosques de las parroquias de San Miguel de Oia y Coruxo, donde varios molinos restauradso se integran en un paisaje de ensueño junto al rego da Carballosa
Te podría interesar: Vigo mantendrá sus cinco Senderos Azules este 2025
Por toda la geografía gallega, los molinos se alzan como testigos silenciosos de un pasado en el que la molinda era esencial para la vida cotidiana. Desde las riberas de los ríos hasta los alrededores de la costa o las alturas azotadas por los vientos, estas construcciones populares fueron auténticos pilares para la economía y la sociedad rural. En sus engranajes de piedra, cereales como el maíz, el trigo o el centeno se transformaban en sustento, mientras a su alrededor bullía la vida, impregnada de labores, encuentros y el susurro de las antiguas tradiciones.
Lo cierto es que el legado etnográfico de la molienda va más allá de lo tangible. Los restos en pie de estos viejos molinos encarnan una herencia cultural tejida sobre un abanico de costumbres y leyendas que todavía hoy laten en la memoria colectiva de los distintos pueblos. En el presente, estos guardianes del tiempo han encontrado una nueva forma de vida como símbolos del profundo vínculo que ha existido siempre entre la tierra y sus habitantes, convertidos en protagonistas de numerosas rutas de senderismo que invitan al viajero a adentrarse en un mundo de historia, naturaleza y raíces, en una experiencia que descubre el alma más auténtica de Galicia.
En la histórica comarca de Vigo se llegaron a contabilizar más de 250 molinos de agua, muchos de ellos integrados en rutas etnográficas como la que atraviesa las entrañas de la parroquia de Oia, donde destaca un pequeño conjunto de molinos que hunden sus raíces en el siglo XVIII, reconstruidos algunos de ellos en 1997. Al margen de su historia, la magia de este enclave reside en su entorno: enmarcado en el corazón de la frondosa Fraga de Gontade, un paraje natural donde los molinos parecen integrarse con el paisaje como siempre hubieran formado parte de él.
En ruta por la Fraga de Gontade
Fraga de Gontade Vigo
El punto de partida de esta encantadora ruta etnográfica, una de las menos exploradas de Vigo, se sitúa al borde de la carretera de Camposancos P0-552, justo a la altura del Restaurante O Coto. Desde esta pequeña zona de aparcamiento, la senda se interna lentamente en el corazón de la Fraga de Gontade, en un ligero ascenso que va revelando a cada paso los vestigios históricos de estos molinos hidráulicos del siglo XVIII. Algunos de ellos, como el Muíño da Ponte, do Medio y da Fernancha, han sido rehabilitados y se pueden observar justo al inicio del recorrido, junto al rego de Carballosa, mientras que otros, ya más arriba, permanecen en ruinas.
Si bien el recorrido principal por los montes de San Miguel de Oia y Coruxo es bastante reducido, existen alternativas más extensas que visitan puntos como el Parque Forestal de Coruxo, el mirador del Castro da Medoña o los Molinos de Estea, ya en los límites de Saiáns. De hecho, si se opta por este itinerario circular con inicio y fin en Gontade, la senda alcanza unos 15 kilómetros de recorrido, permitiendo al senderista explorar tanto la historia como la exuberante naturaleza atlántica que habita en este pulmón verde de Vigo.
Un mirador a la ría de Vigo
Vistas desde el mirador de Maúxo Grande Vigo
Muy cerca del conjunto de molinos de Gontade se despliega el sendero arqueológico de Coruxo, un viaje fascinante a los orígenes de la cultura castrexa. Este recorrido pone en valor tesoros arqueológicos como el de los petroglifos de A Pedroa Mora y O Carballoso, o el imponente dolmen de Chan Grande, vestigios milnerarios que salpican los montes de la parroquia, desde Fragoselo hasta el propio Parque Forestal de Coruxo y el mirador de Maúxo Grande.
En este último punto, a más de 450 metros sobre el nivel del mar, la ruta alcanza su culmen con un balcón natural que regala una vista sobrecogedora de las Rías Baixas. Desde allí, la panorámica domina la mayor parte de la ría de Vigo, pudiendo divisar algunos retazos de la ensenada de San Simón y, como colofón, las islas Cíes emergiendo en el horizonte atlántico. Sin duda, un rincón de enorme valor ambiental, natural y paisajístico para disfrutar desde las alturas de Vigo.