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La vida tras los incendios, el caso de Vigo: un anillo verde sin apoyo municipal y "todo para arder"
Los incendios de octubre de 2017 quedaron grabados en la memoria de todos los vigueses y, en especial, de los comuneros que cuidan de los montes de la ciudad pese a la falta de apoyo institucional
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En Vigo, los incendios forestales que asolan Galicia, y especialmente Ourense, han recordado al fatídico episodio de octubre de 2017. Las llamas arrasaron los montes periurbanos y alcanzaron varios puntos céntricos de la ciudad. Una experiencia grabada en la memoria de los vigueses, pero de la que muchos parecen no haber aprendido.
Cinco meses más tarde, en marzo de 2018, el alcalde Abel Caballero presentó el anteproyecto de un gran anillo verde de 50 kilómetros que rodearía Vigo y protegería la ciudad de los incendios. Una medida de prevención que, ocho años después, sigue en algún cajón de Praza do Rei sin haberse ejecutado.
La idea no surgió del Concello de Vigo. Fue la Mancomunidad de Montes quien propuso a la administración local la creación de este cortafuegos. "Empezamos antes de 2017, en el 2014 o 2015, viendo el anillo verde que había hecho Vitoria (Euskadi)", explica su presidente, Uxío González.
Entonces diseñaron su recorrido desde Saiáns hasta Teis, hicieron un boceto y se lo presentaron al concelleiro de Montes, Parques e Xardíns, Ángel Rivas. "Le pareció genial", asegura el veterano comunero.
Rivas fue el encargado de pasar la propuesta a Caballero. "De aquello no se supo nada. Mi impresión es que el alcalde la vio y le daría algo la risa", ironiza Uxío, que asegura que la Mancomunidad siguió trabajando y avanzando con el anillo verde "poco a poco" con medios propios.
¿En qué consistía el Anillo Verde?
Los incendios 2017 corroboraron la necesidad de un plan de prevención, que, además, facilitara las tareas de extinción a los servicios de emergencia. Las llamas de aquel octubre fueron un "punto de inflexión" para que el Gobierno local preparase el anteproyecto del anillo verde.
Este proyecto supone la ordenación forestal de los bosques periurbanos de Vigo, con el propósito principal de "reducir la probabilidad de propagación de los incendios (...), a causa de las especies pirófitas y la falta de gestión de biomasa" —así se explicaba en el anteproyecto—.
El Concello explicó que el anillo verde estaría dotado de un camino de acceso de cinco metros de ancho y dos "fajas de gestión de la biomasa": una principal de 50 metros de ancho y dos auxiliares de 35 metros de ancho cada una. En total, una superficie de 100 metros de ancho que se extendería a lo largo de 49,6 kilómetros, desde Saiáns hasta Teis.
Infografía del anillo verde proyectado por el Concello de Vigo
Uxío explica que ellos estaban de acuerdo con la extensión, aunque no compartían la elección del arbolado. "Pretendían hacer el anillo verde como el paseo de la Avenida Castelao, con arbolado, flores, plantas", indica a Treintayseis.
Robles, castaños, alcornoques y abedules eran las opciones recomendadas por la Mancomunidad, que envió al Concello un informe valorando su anteproyecto. En este escrito, se explica que lo importante es lograr una "discontinuidad de especie y edad".
Además, los comuneros advirtieron también del impacto económico del anillo verde, ya que eliminaría las especies más valoradas en la industria forestal (eucalipto y pinos). Demandaban una serie de "incentivos públicos" para compensar "el sobrecoste de los trabajos de regeneración".
Pretendían hacer el anillo verde como el paseo de la Avenida Castelao
La Mancomunidad se llegó a reunir con el Concello, pero no sirvió para llegar a un acuerdo y avanzar con el proyecto. "El alcalde decía que se iba a hacer lo que digan las comunidades de montes, pero en realidad quiso decir: como no quieren hacer lo que queremos, pues no se va a hacer nada", critica Uxío González.
¿Por qué no se llevó a cabo?
"Fue decir que no queríamos y a partir de ahí se acabó", recalca el presidente de Montes de Vigo, que recuerda que desde entonces el "Concello mantiene que la Xunta no le permite hacer y no es cierto". Uxío explica que el Gobierno autonómico sólo le pide a Praza do Rei disponer de los terrenos.
De los cinco millones de metros cuadrados que ocupan el anillo verde, tan sólo un 16,4% son de propiedad municipal. El resto, un 35,2% está en manos de los comuneros y un 48,3% son terrenos privados.
"Si quisiera hacer el anillo verde, el Concello se tendría que poner a trabajar, hablar con las comunidades de montes y cómo podríamos colaborar en buscar a los propietarios para hacer las cesiones", incide González, que recuerda que Coruxo y Saiáns ya cedieron los terrenos para empezar el anillo verde.
El Concello de Vigo no actuó porque no quiso
"Es decir, el Concello de Vigo no actuó porque no quiso", asevera. A su vez, el presidente de la Mancomunidad considera legítimo que este proyecto no sea una prioridad para el Gobierno de Caballero, aunque no lo considera normal "con la que está cayendo en Ourense y los remanentes de los que dispone".
"Dejación de funciones"
En este sentido, el Partido Popular (PP) de Vigo considera que Caballero ha incurrido en "una grave dejación de funciones" al no adquirir los terrenos necesarios para crear el anillo verde y "al no querer entenderse con la Xunta de Galicia". "Una vez más, priorizó la confrontación política sobre lo que es bueno para Vigo", dice a Treintayseis su presidenta, Luisa Sánchez.
Sánchez presume también de una colaboración que la Xunta ofreció "en varias ocasiones". En cambio, desde el Bloque Nacionalista Galego (BNG) de Vigo afirman que "ni el Gobierno municipal de Abel Caballero ni la Xunta del Partido Popular han movido un dedo para ejecutar este proyecto".
"De hecho, los apenas 10 kilómetros ejecutados, de los casi 50 kilómetros totales, fueron gracias al trabajo de las Comunidades de Montes con sus propios recursos", recuerda el portavoz nacionalista Xabier P. Igrexas —a pesar de las críticas de los populares, quienes definen la postura del BNG como "equidistante"—.
La también vicepresidenta provincial destaca que la Xunta ha invertido 1,4 millones de euros en la creación de un bosque periurbano y tiene "previsto financiar los trabajos de prevención de fuegos a través de un acuerdo con la Mancomunidad".
Al respecto, Uxío González opina que el Gobierno gallego ha dado "algunos pasos en la buena dirección", pero va con una "lentitud" que les "echa para atrás". Uno de ellos es una especie de anillo verde que se situaría entre Vigo y los concellos limítrofes: "Llevamos seis años y para atrás, no se avanza". "Esto ya tenía que estar hecho", concluye.
El trabajo de la Mancomunidad tras los incendios
Los dardos políticos entre la oposición y hacia el Concello se han repetido a lo largo de estos ocho años en los que los comuneros han seguido trabajando para proteger a Vigo de los incendios. Un trabajo que el ingeniero forestal de la Universidade de Vigo, Juan Picos, considera ejemplar.
"El caso de Vigo es excepcional. La mera existencia de la Mancomunidad y el trabajo que están haciendo. El trabajo propositivo. Creo que la Mancomunidad de Montes de Vigo es un ejemplo", asegura el experto, quien resalta la "resiliencia social frente a los incendios forestales" y "un caldo de cultivo de comunidades tan organizadas".
Esta organización ha servido para repartir tareas "que tenían sentido" entre los voluntarios tras los incendios, así como para ir desarrollando poco a poco el famoso anillo verde. "Tenemos los medios que tenemos, pero el anillo verde se va a hacer", asegura Uxío González.
Del anillo verde, aproximadamente un 40% lo debemos tener ejecutado
De hecho, la Mancomunidad de Montes ha llegado a acuerdos con propietarios y han actuado en terrenos privados en San Miguel de Oia. "Del anillo verde, aproximadamente un 40% lo debemos tener ejecutado", afirma el presidente de la Mancomunidad.
Picos también destaca los trabajos que realizan para la educación ambiental y el apoyo a los vecinos afectados. "Está demostrado que después de grandes incendios de estos aparecen cuadros de depresión y de ansiedad, y el apoyo de la comunidad siempre ayuda(...). Recuperar ese sentimiento de comunidad al final hace falta para la gestión forestal", explica.
"Esto está para arder otra vez"
Pero las tareas que realizan los comuneros no son suficientes y "hay mucho trabajo por hacer". Picos apunta a las fincas privadas, muchas abandonadas, que se encuentran entre el área construida y la forestal.
Los expertos la denominan interfaz y, en caso de Vigo, es la superficie "más relevante y peligrosa". Son zonas antiguamente dedicadas a la agricultura que se han llenado de matorral y arbolado, es decir, combustible para las llamas.
Tras los incendios, "ahora están peor". "Eso generó maleza, madera seca, pinos que secaron, arbolado que secó y está allí siendo un combustible de la hostia", explica Uxío González. "Esto está para arder otra vez", alerta también Picos sobre unas fincas que están pegadas a las casas y sobre las que debería discurrir el anillo verde.