Hay canciones que se te meten en la cabeza y no consigues dejar de tararearlas. A mí me pasa con las citas, leo algo y se me queda flotando, vuelve cuando menos te lo esperas. “Si ser una buena persona es no dañar a otros, vivo en un sistema que ha hecho de la bondad algo imposible”*. ¿Y si vivimos en un sistema donde la bondad ya es un imposible? No hace falta engancharse a las noticias para sospechar que puede ser cierto. ¿Y yo qué hago para detener un genocidio? ¿O para evitar cargarme el planeta? Para ser sinceros, poco más que llevar la bolsa de tela y sentirme fatal cuando acabo por meter los tomates en la de plástico, como un monstruoso contaminador furtivo.

Sin embargo, hay gente que ha dado con la tecla, que ha encontrado cómo hacer de su propósito su vida profesional; ha tenido la suerte de dar con la empresa adecuada y el momento idóneo. Eso pensé al escuchar a María Troncoso Calvo, una de nuestras invitadas especiales este 2025 en Sumamos Red de Profesionales. No sé si ha tenido la suerte, o más bien se la ha hecho a su medida. Ella dice que trabaja para que cada mensaje, cada proyecto y cada alianza refleje compromiso, coherencia y propósito. Lidera áreas como comunicación, asuntos públicos y sostenibilidad en una empresa global como Coca- Cola Europacifics Partners, pero que conecta con lo local, con su territorio, porque todo lo que hace destila siempre un propósito.

Me encantaría que el propósito fuese la nueva medida. Que los ránquines del great place to work abandonasen el postureo de los futbolines y el gimnasio en la oficina, y midiesen la auténtica satisfacción de los profesionales que quieren desarrollar su talento con propósito. Los profesionales que ya vienen motivados de serie, y que sólo agradecen que se les deje hacer, que no se les desmotive, que les den espacio para crecer. Encontrar como María el lugar en que tu despliegue profesional no resulte contradictorio con el corporativo, donde los esfuerzos sean simbióticos y multipliquen.

Creo que nuestra invitada también ha dado con una clave vital, la coherencia. Sin coherencia nuestros compromisos se desvanecen, sean compromisos con clientes, con empleados o con accionistas. Nuestros compromisos con esa sociedad que ha hecho de la bondad un imposible. Las organizaciones, o las comunidades, en las que los discursos y las acciones coinciden, son mucho más fiables. Por eso son más sólidas, porque son coherentes y consiguen convencernos para actuar más rápido, más alineados, en definitiva, mejor.

Así que, sin coherencia, el propósito es una simple frase publicitaria, la bolsa de tela en el maletero del coche. Hay empresas sin Marías donde corren el riesgo de que el propósito acabe siendo de cartón piedra, compromisos con los ODS que nunca llegarán al 2030. Objetivos de desarrollo que no van a transformar el mundo, planes de acción que nunca van a conseguir resultados.

Me temo que María ha escogido el camino complicado, compromiso, coherencia y propósito. Era más sencillo imprimir carteles con el eslogan publicitario. Pero resulta que todavía hay gente persiguiendo imposibles; por suerte son las que creen, las que creemos, en un sistema en el que la bondad sí es posible.

* “Si ser una buena persona es no dañar a otros, vivo en un sistema que ha hecho de la bondad algo imposible” es una cita de la novela Delfos de Clare Pollard. Una cita también del artículo “Imposible gustarse a una misma” de Nuria Labari que recomiendo y mucha inspiración de las múltiples lecturas de Esquivar la Mediocridad de Xavier Marcet.