Expendeduría Ceboleira: el estanco centenario de Vigo que repartió un premio millonario

Expendeduría Ceboleira: el estanco centenario de Vigo que repartió un premio millonario Treintayseis

Comercio

Expendeduría Ceboleira: el estanco centenario de Vigo que repartió un premio millonario

El negocio abrió sus puertas el 2 de mayo de 1924 en el barrio de Lavadores como un pequeño ultramarinos. Desde entonces, ha sido gestionado por varias generaciones de la misma familia, convirtiéndose en un icono del barrio

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El 2 de mayo de 1924, la parroquia viguesa de Lavadores dio la bienvenida a un nuevo establecimiento: un ultramarinos que recibió el nombre del día de su fundación, "2 de Mayo". Ahora, 101 años más tarde, el comercio sigue vivo en el barrio, aunque ha evolucionado y se ha adaptado a los nuevos tiempos, convirtiéndose en un estanco.

En aquel entonces, el negocio era gestionado por los tíos-tatarabuelos de la actual propietaria, y más tarde pasó a manos de su abuela, hasta que finalmente lo asumió Lupe. "A mí la parte de alimentación no me gustaba, así que cuando tomé el relevo decidí dejar solo la parte del estanco", explica. Se trata de un legado familiar que ha sobrevivido a lo largo de generaciones y que Lupe mantiene con orgullo. Sin embargo, confiesa que, tras su jubilación, el establecimiento cerrará definitivamente sus puertas.

Con la transformación del negocio, el estanco pasó a llamarse Expendeduría Ceboleira, en honor a la calle en la que se encuentra ubicado. Pero, a pesar del cambio de rumbo, todavía se conservan símbolos del antiguo ultramarinos: en el suelo, una inscripción donde se lee "2 de Mayo", y, en una de las paredes, un bordado con el mismo grabado; que recuerdan los orígenes del local.

Pese a contar con una clientela fiel y estable, Lupe admite que el negocio del tabaco atraviesa una etapa complicada. La mayoría de los clientes son personas de paso, trabajadores de la zona que se detienen a comprar lo justo. "Me los conozco a todos; sé lo que van a pedirme incluso antes de que abran la boca", afirma con una sonrisa. "Lo mejor es el trato con la gente. Tengo una clientela encantadora", añade con afecto.

Además de tabaco, el estanco también funciona como administración de Lotería. En el año de su centenario, la suerte también quiso pasar por allí: repartió un premio millonario de la Lotería Nacional. "Fue una alegría tremenda. Nunca entendía por qué los estancos lo celebraban como si les hubiera tocado a ellos, pero en ese momento lo comprendí. Es una emoción enorme", reconoce Lupe emocionada.

La esencia del ultramarinos, sin embargo, no ha desaparecido por completo. Se mantiene viva en un pequeño rincón del estanco, donde Lupe, a petición de sus clientes, sigue vendiendo bollería.
"Yo vendo lo que la gente me pide", asegura con naturalidad, dando fe de que la tradición, la cercanía y la vocación de servicio siguen muy presentes.