Quique delante de la entrada de La Fábrica de Chocolate.
La Fábrica de Chocolate: dos décadas de conciertos en Vigo y de referente en Churruca
Es uno de los lugares imprescindibles de la noche viguesa, con música en directo y la presencia de Quique Fábrica, el mejor anfitrión de un local cuyo nombre tiene un poco conocido vínculo con Xoel López y una de sus primeras bandas
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El 25 de junio de 2005, abría por primera vez sus puertas La Fábrica de Chocolate, que ocupaba el local de Churruca situado en Rogelio Abalde, 22, y donde hasta la fecha había estado el Betonwerk.
Abría ofreciendo un concierto, mostrando la intención de convertirse en una de las salas de referencia de Vigo para la música en directo. En este caso, actuó Slim Jim Phantom Trío, la formación del legendario batería de The Stray Cats, una de las bandas rockabilly más famosas de los 80.
"El local todavía estaba en obras y el aire aún no estaba puesto", señala Enrique Rodríguez, más conocido como Quique Fábrica, uno de los propietarios y el alma del local. "Metimos muchísima gente y hacía muchísimo calor, con los rockabillys todo sudados con el flequillo para abajo", recuerda.
Eso sí, desde hace años esta fecha es más simbólica que otra cosa, ya que la celebración la hacen en el mes de mayo, ya que finales de junio no es la mejor fecha para los grupos, "y justo después de San Juan", incide Quique.
Propiedad compartida y un técnico de sonido muy conocido
La Fábrica de Chocolate nació de la productora que ahora es Esmerarte, dueña del 50%, otro 25% de Quique y otro 25% de José Argibay, propietario de La Casa de Arriba, que acabó traspasando su porcentaje a Marcos Vázquez, antiguo miembro de Eladio y Los Seres Queridos.
Precisamente, Eladio Santos es el técnico de sonido de La Fábrica desde los primeros meses de vida del local. "Lleva aquí más años que la puerta", ríe Quique, que resalta que muchas bandas de jóvenes que llegan a tocar, se sorprenden y "flipan" por verlo allí trabajando. "Les parece hasta raro, dicen 'cómo se parece este tío a Eladio' y... es él", añade.
Por ese escenario han pasado artistas consagrados como Jay Jay Johanson, Micah P. Hinson, Russian Red, Marky Ramone o Los Coronas, pero también grupos emergentes, que han encontrado en La Fábrica un lugar donde dar sus primeros pasos.
El vínculo entre Xoel López y La Fábrica
El nombre elegido para el local se mantiene desde hace dos décadas. Para conocer de dónde sale el nombre, hay que remontarse a los inicios de la productora Esmerarte, que se llamaba así, La Fábrica de Chocolate Producciones. Pero no por el libro Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl, también llevado al cine, como muchos creen.
El origen es el nombre del disco que lanzó en 1999 el grupo Elephant Band, la banda que integraba Xoél López y que fue su última formación antes de crear Deluxe.
Portada y contraportada del disco "La fábrica de Chocolate" de Elephant Band.
Miles de conciertos y programación cerrada hasta febrero
Con el paso del tiempo, La Fábrica se ha convertido en un referente de la noche viguesa y de Churruca, como local de copas y como sala de conciertos. Quique calcula, de cabeza, que han celebrado más de 3.000 conciertos; una cifra que incluso se puede quedar corta si atendemos a que hay meses en los que se programa prácticamente todos los días, como ejemplifican carteles que decoran el local.
"En diciembre, a lo mejor programamos 22 de los 31 días", señala. Al contrario de lo que pasa en los meses de verano: "Hubo un par de años donde no programamos, y desde hace dos o tres años lo que hacemos es decirle a la gente 'es verano, si quieres tocar, adelante, por nosotros, encantados'". Quique insiste en que "la gente quiere tocar" y él ya tiene cerrada la programación hasta febrero de 2026.
Tanta antelación se hace necesaria porque "todos quieren tocar los fines de semana", aunque reconoce que no es bueno, porque "se caen mogollón y estás haciendo trabajo para nada"; por esto, esperará a septiembre para avanzar en los siguientes meses. Entre semana y los domingos, indica, suelen poner los conciertos a las 20:00 horas, para que tanto el público como los trabajadores puedan estar pronto en casa.
Quique sabe lo que es trabajar por la noche y estar de cara al público durante más de siete horas; por esto, los días de concierto hace dos turnos: menos horas y menos cansancio, para que afecte positivamente al trabajo y a la atención a los clientes. Entre estos trabajadores "por horas" se encuentra su hijo, ya con 18 años, al que coge para cubrir las horas de los conciertos y luego "se marcha con sus colegas a tomar las copas que coge aquí en otra zona", cuenta riéndose.
Anécdotas para rellenar un libro
20 años da para muchas anécdotas, desde grupos que lo "petan" justo después de pasar por el local hasta el primer sold out de bandas hoy muy reconocidas. Lo primero le ocurrió con The War on Drugs, que actuó delante de unas 80 personas y ese mismo año tocaron en el Primavera Sound de Barcelona y en el de Oporto, donde "lo petaron y luego con el mismo disco que habían venido aquí, que se vendió muchísimo".
El segundo, es el caso de Love Of Lesbian: fue en La Fábrica de Chocolate con el disco 1999, que los impulsó definitivamente a la fama. De hecho, tras ese primer sold out, seguramente esa fue de sus últimas actuaciones en una sala con 400 personas de aforo, dice Quique, ya que pasaron a los grandes escenarios.
El rock de siempre también deja otra anécdota con los Black Lips. "Llegaron de reenganche, con muy mala cara y toda la prueba de sonido yo les decía 'tomad agua', pero ellos decían 'no, una birra, mejor'". Durante la actuación, y tras ingerir vino y otros licores, el guitarrista vomitó en el escenario con bastante intensidad. "Al día siguiente, un amigo se los encontró en el aeropuerto también de reenganche, y el guitarrista iba con la misma camiseta, toda 'potada'", cuenta Quique.
¿Habrá otros 20 años de La Fábrica de Chocolate? "Hombre, yo espero que sí", contesta, aunque reformula rápidamente: "Bueno, yo estaré jubilado, que tendré 70". Habrá relevo, seguro, para que La Fábrica de Chocolate siga siendo referente en las noches de Vigo.