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Iris Miguélez, de campeona de lucha libre a Miss Grand España (pasando por Galicia)

Iris paseaba por el centro comercial donde se organizaba el casting de Miss Grand Galicia cuando le ofrecieron apuntarse. Unos años más tarde, esta joven de Vila de Cruces ha logrado ser la representante de España en Miss Grand International 2021
Iris Miguélez con su banda y su corona Miss Grand España
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Iris Miguélez con su banda y su corona Miss Grand España
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Con 23 años, Iris Miguélez, de Vila de Cruces (Pontevedra), puede presumir de haber viajado a Tailandia para representar a su país en el concurso Miss Grand International. Pero ese logro es tan solo la punta del iceberg de una corta e intensa carrera, que no siempre ha estado relacionada con el mundo de la belleza.

Miguélez pasó cuatro años internada en el centro de deportistas de Pontevedra. Su vida, como ella misma confiesa, era el deporte. En concreto, una modalidad que, tirando de tópicos obsoletos, no es la primera que se atribuye a una miss: la lucha libre.

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Fue campeona de España en 2013 y subcampeona los dos años siguientes. En segundo de bachillerato sufrió una lesión de rodilla que le impidió continuar con su pasión. Al año siguiente, Iris se trasladó a Santiago de Compostela para estudiar la carrera de Enfermería.

Nada hacía sospechar que el destino de la joven gallega se cruzaría con el mundo de los certámenes de belleza. "Salí de un examen y fui con una amiga a pasear por el centro comercial (As Cancelas) en el que estaba haciendo el casting y me pararon. Me pareció raro porque imagínate mis pintas, con ojeras y vestida con lo primero que encontré en el armario", relata Iris entre risas.

Sin embargo, tras la sorpresa, Iris regresó a casa sin quitarse la idea de la cabeza. Desconocía cómo era un certamen de belleza por dentro, nunca se había planteado participar, aunque la gente le había dicho en diferentes ocasiones que debería hacer algo relacionado con el modelaje. "Yo no me veía como el prototipo para esas cosas", confiesa. Su madre la animó a probar la experiencia: "Al principio fue un poco reacia por si salía mal y me hundía, pero después fue ella quien me dijo ponte los tacones y adelante". Volvió al día siguiente y empezó su carrera como miss.

Cómo es ser una miss

Los certámenes de belleza son una experiencia exigente. Si bien depende de a qué nivel se compita (no es lo mismo el autonómico que el internacional), hay muchos puntos a tratar, como la oratoria o la pasarela. Iris señala que una miss debe estar preparada tanto "física" como "psicológicamente".

La joven con su banda "Miss Grand Costa Gallega" en 2019. Foto: cedida

"No es lo mismo que el trabajo de una modelo que hace la pasarela y está lista, aquí estás expuesta a los medios, a la gente, a hablar en público", explica. Entrar en ese universo significó para Iris conocer y probar cosas nuevas. Por ejemplo, ella nunca se había puesto tacones, porque mide 1'74 y le acomplejaba ser más alta que los demás. Sin embargo, el mayor reto para la joven es la exposición pública: ya odiaba hacer presentaciones delante de toda la clase en la carrera. Tuvo que superar sus miedos a la fuerza para ser miss.

Iris también cuenta lo importante que es ser natural, un consejo que repite todo el tiempo a las chicas que entran a concursar. "La gente me pregunta si no me canso de ser siempre tan correcta todo el tiempo, pero es que en mi caso siempre he sido una chica muy tranquila. En ese sentido no me cuesta, soy payasa a veces también, pero porque la gente tiene que ver que no eres siempre políticamente correcta".

La idea que más recalca la joven es que ella es una persona normal y corriente con sus propias ideas, sus contradicciones y su personalidad. "Soy natural, hablo lo que me sale de dentro y si me equivoco me corrijo, como le pasa a cualquiera".

¿Un certamen de belleza puede ser feminista?

La familia de Iris ha apoyado su carrera como miss desde el principio. Sin embargo, la aceptación por parte de la gente de su edad ha cambiado. En 2019, cuando hizo sus primeros pinitos en los concurso de belleza con la banda "Miss Grand Costa Gallega", todo el mundo acogió bien la idea. Ahora que ha alcanzado metas más altas, siente que la miran diferente. "Me dicen que cambié, pero es porque me tuve que volver más dura", subraya la gallega, "sigo siendo la misma".

Y es que los certámenes de este estilo no siempre son bien recibidos por la opinión pública. Algunas de las críticas que se vierten sobre ellos es que promueven determinados cánones de belleza inalcanzables o que cosifican a las mujeres. "Desde el principio me llegaron muchos comentarios diciendo que les había decepcionado por estar apoyando que se estereotipe la imagen de la mujer", declara Iris.

Sin embargo, cree que "las personas que dicen eso no conocen realmente cómo es el mundo de los concursos". Defiende la "diversidad increíble" que existe en el certamen, tanto cultural como de tipo de cuerpos. Además, Iris cuenta que ser miss la ha ayudado a creer en sí misma y a valorarse, "todas mis compañeras lo dicen". Para ella no hay cosificación: "estás viendo a una mujer que sale y demuestra quién es y lucha por lo que ella piensa y por lo que quiere defender".

Su experiencia en Miss Grand International

Iris Miguélez ha conseguido lo que muchas concursantes persiguen durante años. En 2019 ganó la banda "Miss Grand Costa Gallega", que equivale al segundo puesto en el certamen. De ahí pasó al Nacional, donde quedó en cuarta posición, dentro del top 5.

En 2020 recibió la llamada del director nacional del concurso: querían que Iris representase a España en el Miss Grand International, la máxima categoría, que se celebraba en Tailandia en 2021. "Fue una experiencia dura y estresante. En unos pocos días tuve que avisar a la Universidad, preparar las maletas y volar a Sevilla", dice Iris. Además, nunca había cogido un avión. Su primer viaje fue de Santiago a Sevilla y de ahí directamente a otro continente.

Iris en su paso por Bangkok. Foto: cedida

En Bangkok tuvo que pasar una cuarentena de quince días encerrada sola en una habitación de hotel. "Se me pasó rápido porque desde la organización nos dieron muchas actividades que hacer y los días eran más cortos, se cenaba a las 5 de la tarde", relata la gallega. También hubo momentos difíciles en ese confinamiento, donde Iris pensaba qué hacía ella a tantos kilómetros de casa. "Aún ahora me cuesta asimilar que yo estuve ahí".

El nivel de las participantes internacionales es muy alto. Iris sintió que le había faltado tiempo para prepararse al 100%. Aunque no pudo clasificarse en Bangkok, tiene claro que quiere seguir superando sus metas. Le encantaría ser la número uno a nivel nacional y volver a competir fuera "con más preparación". No le agobia el tiempo. Es consciente de que con 23 años aún tiene mucho futuro por delante. "Soy una chica de mi casa, que practicaba lucha libre, que no tenía nada que ver con esto. Tengo mis imperfecciones y si yo lo conseguí, cualquiera puede. Hay que dar el paso por lo que se quiere", asegura.

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