El Español
Quincemil
Vivir
|
GastroGalicia

Chocolate, el templo del buen comer que existió en el firmamento gastronómico de Galicia

El restaurante de Vilaxoán fue uno de los primeros Estrellas Michelín de Galicia, convertido en todo un referente culinario más allá de nuestras fronteras y entre personalidades como Álvaro Cunqueiro, Julio Iglesias o Felipe González
Las ruinas del restaurante Chocolate de Vilaxoán.
Google Earth
Las ruinas del restaurante Chocolate de Vilaxoán.
Ofrecido por:

Después de dejar atrás una trayectoria errante que lo llevó a descubrir y recorrer las diferentes partes del mundo, Manuel Cores Rodríguez (1930-2016) ―más conocido como Manolo Chocolate― abrió su carismático restaurante en Vilaxoán en el año 1969, en una época en la que la esfera gastronómica de Vilagarcía de Arousa aún no había ni empezado a despegar. El Chocolate, de hecho, se convirtió muy pronto en uno de los primeros locales hosteleros de Galicia en recibir una estrella Michelín ―junto con el ya desaparecido Loliña. Por aquel entonces, entre los fogones, Manolo se dejaba ver con un atuendo que hoy día forma parte de los recuerdos inmortales dentro de la memoria de cientos de gallegos: cuando aquella cabellera rizada y rebelde se cubría como buenamente podía con un gorro de cocina y el chef mostraba al mundo algunas de las mejores materias primas del restaurante.

El Chocolate logró muy pronto situarse en el firmamento gastronómico de Galicia y situar a Vilaxoán en el mapa culinario. No sólo por la calidad reconocida de sus platos, sino también por lograr atraer hasta sus mesas a algunas de las personalidades más destacadas de la jet set española y hasta internacional. No fueron pocos los novelistas, cantantes, pintores, periodistas, médicos, deportistas, empresarios e incluso aristócratas que más de una vez disfrutaron de una velada en el restaurante arousano mientras se fraguaban negocios, amores, asuntos de estados o simples tertulias, siempre, bajo un halo de absoluta confidencialidad. Julio Iglesias, Luis del Olmo, Adolfo Suárez, Manolo Santana, Isabel Pantoja, Álvaro Cunqueiro o el propio don Juan de Borbón son algunos de los nombres que conforman el censo infinito de comensales del Chocolate. En pocas palabras: medio mundo visitó Vilaxoán en una época en la que esta pequeña villa marinera frente a la ría de Arousa olía a mar y sobre todo, sabía a Chocolate.

Historia de un rincón de culto culinario

Vilaxoán (Pontevedra). Foto: Shutterstock

La figura de Manolo Chocolate es a día de hoy un mito en el mundo de la cocina. El que fue uno de los chefs más populares durante la época dorada de la gastronomía en Vilagarcía de Arousa está considerado todavía en el presente uno de los padres de la cocina gallega moderna, aunque él siempre defendió el buen hacer tradicional. Desde su puesta en marcha y hasta su cierre en el año 2007, el templo culinario de Vilaxoán logró convertirse en todo un referente en la comarca do Salnés y conquistar los paladares de miles y miles de personas que disfrutaron de los excelentes manjares que allí se servían. Muy famosas fueron sus carnes y pescados a la brasa, o sus deliciosas empanadas de millo. Unos manjares que cada día buscaban su mantel y mesa entre las fotografías de un sinfín de personajes que adornaban las paredes del restaurante. 

Sin lugar a dudas, todo un abanico gastronómico de recetas que brotó, en gran medida, de las experiencias del propio fundador del Chocolate. Y es que, mucho antes que chef, Manolo Cores fue ayudante de cocina, boxeador amateur, chófer de militares e incluso camionero. Un extenso camino profesional que, tal y como avanzamos al principio del reportaje, lo llevó a desplazarse por España, Europa, Estados Unidos y hasta Latinoamérica, descubriendo al mismo tiempo una ingente cantidad de platos, técnicas y culturas gastronómicas de todo el mundo que más tarde plasmaría de una forma u otra en las elaboraciones del restaurante arousano. En su haber entre las guías gastronómicas, el restaurante Chocolate llegó a presumir de la máxima distinción dentro de la Guía Michelín y tres soles de la Guía del Viajero, pero también de los reconocimientos de otros referentes de aquellos años como la Guía Campsa, la Guía Ford o BMW. 

Vivir