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La huella del arquitecto gallego Antonio Palacios en Madrid

Una de las entradas de metro de la Gran Vía de la capital luce desde el viernes una réplica de un palacete del porriñés, cuyas obras arquitectónicas forman parte importante del paisaje urbano de la ciudad
Réplica del palacete de Antonio Palacios en la entrada de metro de Gran Vía
Metro Madrid
Réplica del palacete de Antonio Palacios en la entrada de metro de Gran Vía
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Este viernes 16 de julio ha reabierto la estación de metro de Gran Vía en Madrid, y lo ha hecho con una réplica del templete que Antonio Palacios, el arquitecto de O Porriño, diseñó en 1919, cuando el metro de la capital empezó a funcionar. En 1970, se había desmontado y había viajado hasta la localidad natal de Palacios, y allí se quedó. Ahora, una empresa local, Godoy Maceira, ha sido la encargada de replicar la obra que ya luce en la principal vía de la capital.

La relación de Palacios con Madrid y con el metro es muy profunda y con motivo de la colocación del templete, Metro Madrid ha elaborado un hilo de Twitter en el que narra esa vinculación entre el artista y la ciudad. El porriñés fue, por ejemplo, el que diseñó el característico logo del suburbano; ese rombo que ha evolucionado, ha sido sometido a modificaciones, pero que ha sobrevivido casi intacto al paso del tiempo. Hoy, luce en todas las bocas de metro madrileñas acompañando al letrero que muestra el nombre de la estación. Unos accesos de los que también se encargo de diseñar, así como el estilo de las estaciones, las cocheras y las subestaciones eléctricas.

Su huella todavía pervive en las estaciones de Tirso de Molina y el vestíbulo de Pacífico, con su diseño original, conservadas tal y cómo el arquitecto gallego las concibió. En ellas, se puede apreciar intacto el azul y el blanco de los azulejos que colocó con el objetivo de evitarle a los pasajeros el agobio de transitar bajo tierra.

Estación de Tirso de Molino. Foto: Metro Madrid

Obra suya también es la estación fantasma de Chamberí. En 1919, formó parte de la primera línea de Metro y cerró al público en 1966. El arquitecto porriñés, en este caso, incorporó la luz natural mediante un lucernario en el vestíbulo. La película Barrio de Fernando León de Aranoa la devolvió a la actualidad en 1998 y fue recuperada como museo.

Fuera del subsuelo, Palacios también diseñó para la Metro Madrid la Nave de Motores de Pacífico, inaugurada en 1924 como estación eléctrica que, en su momento, era la de mayor potencia instalada en España. Una auténtica joya del patrimonio industrial de la ciudad.

Estación fantasma de Chamberí. Foto: Metro Madrid

El eje Gran Vía-Alcalá

Pero Antonio Palacios no sólo está vinculado con Madrid por lo relacionado con el metro. Es más, un paseo por el centro de la capital nos permite descubrir algunos de los edificios más simbólicos que también son obra del arquitecto de O Porriño. Tomando como referencia la calle Gran Vía, donde precisamente se ubica la réplica del palacete, la ruta que desciende hasta la convergencia con Alcalá, donde lucen varias obras de Palacios.

En el número 31, el Banco Mercantil e Industrial, realizado entre 1935 y 1943 y que hoy alberga la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid. Un edificio que llama la atención por el gigantesco arco de herradura en su fachada a esta calle; tiene otra que da a la calle Caballero de Gracia.

Azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Foto: Círculo de Bellas Artes

A escasos metros, en el margen contrario, se encuentra el Círculo de Bellas Artes, una obra de 1920 que se inauguró en 1926 con una exposición de pinturas del pintor vasco Zuloaga con la presencia del rey Alfonso XIII. Un espacio que frecuentaron Picasso y otro ilustre gallego, Valle-Inclán. Desde su azotea, presidida por una escultura en bronce de Minerva, se obtiene una de las mejores vistas desde las alturas de Madrid.

Cariátides de la fachada del Instituto de Cervantes. Foto: Metro Madrid

Un edificio de Palacios también es sede del Instituto Cervantes. El Edificio de las Cariátides, como también se conoce, fue destinado, en un principio, para el Banco Español del Río de la Plata. Fue inaugurado en 1918 y, al margen de las columnas jónicas y de cuatro inmensas cariátides en la fachada, guarda en su interior una cúpula de cristal, ademas de una cámara acorazada que guarda manuscritos de los más importantes escritores del siglo XX en su interior desde 2007.

Y en la Plaza de Cibeles, el Palacio de Comunicaciones. 30.000 metros cuadrados para un edificio que se inauguró en 1909 para albergar la Sociedad de Correos y Telégrafos. La actual sede del Ayuntamiento de Madrid, está construido en piedra, hierro y cristal, y su fachada blanca es una de las más icónicas de la ciudad.

Palacio de Comunicaciones. Foto: Metro Madrid

La huella de Palacios se extiende más allá de ese núcleo que forman Gran Vía y Alcalá. Próximo a la plaza de Cuatro Caminos, encontramos el Hospital de Maudes, que se inauguró en 1916 como Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula. Recuerda en su fachada al Palacio de Comunicaciones, por la piedra blanca y las torres, hoy pertenece a la Comunidad de Madrid y alberga la sede de la Consejería de la Comunidad de Madrid de Transportes e Infraestructuras.

Hospital de Maudes. Foto: Comunidad de Madrid

Residencial y comercial

Además, también trabajó como arquitecto comercial y residencial. En el primer caso, por ejemplo, está la Casa Comercial Palazuelo, próxima a la Puerta del Sol, inspirada en la arquitectura de Chicago o el Edificio Matesanz, en Gran Vía 27. De sus construcciones residenciales, destaca, en otra de las plazas más céntricas y populares de Madrid, la de Neptuno, la casa museo del Conde de Bugallal, que hoy presta servicio como hotel.

Casa Comercial Palazuelo. Foto: Metro Madrid

Fue el diseñador de multitud de residencias privadas, viviendas que eran encargos de familias acomodadas. Edificios que cuentan con el sello de un arquitecto cuya huella pervive en Madrid, pero también en edificios del País Vasco y, como no, de Galicia.

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