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Álvaro Bonet y la recuperación del legado del arquitecto gallego Antonio Palacios

Este arquitecto madrileño es uno de los grandes defensores e investigadores de la memoria de la obra del porriñés, cuya huella sigue latente tanto en territorio gallego como en Madrid. El próximo 8 de enero de 2024 se cumplen 150 años de su nacimiento
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"Siempre digo que no sé si fui yo el que eligió a Antonio Palacios o si fue él el que me eligió a mi". Para el madrileño Álvaro Bonet las obras del arquitecto gallego forman parte de su vida, al vivir rodeado de ellas. El de Porriño es conocido como el "constructor de Madrid" y es el autor de algunos de los edificios más icónicos de la Gran Vía y calle Alcalá; sin ir más lejos, el Palacio de Cibeles, antiguo edificio de Correos y es actual sede del Ayuntamiento de la capital.

Los caminos que llevaron a Bonet hasta Palacios son varios; desde la gran exposición que se celebró en el Círculo de Bellas Artes en 2001, de la que conserva al catálogo o sus estudios universitarios en arquitectura, hasta su contacto con el Archivo de la Villa para conocer más sobre las cocheras del metro de Cuatro Caminos en 2014, cuando formaba parte de la Asociación de Defensa del Patrimonio de Madrid. Buscando en el ingente archivo si aquella obra era del arquitecto porriñés, encontró documentos firmados por él y otros inéditos.

A esto se sumó la adquisición de un dibujo que resultó ser también de Palacios. Se trataba de una interpretación arqueológica de la iglesia de Parada, en Nigrán. Los hilos de la conexión seguían extendiéndose cuando contactó con José Ramón Iglesias Veiga, gran experto en el arquitecto gallego, ya que en uno de sus libros aparecía ese mismo dibujo, pero esbozado a mano.

También acabó contactando con Jesús Ángel Sánchez García, catedrático de la USC, que estaba desarrollando una exposición para la Xunta de Galicia para la que Bonet colaboró en el catálogo. Así, con la llegada de la pandemia, todo aquel conocimiento acumulado se enfocó en una tesis doctoral.

Un gran "desconocido"

Para Bonet, la figura de Palacios es demasiado "desconocida" para la significación que ha tenido su obra. "Poco a poco he ido descubriendo cosas de la biografía de Palacios que no están escritas", explica el madrileño, para el que "llama la atención que es un personaje del siglo XX del que te haces preguntas y no tienes respuestas, porque nadie se lo ha preguntado". Además, incide, "de él habla más la obra que la propia persona, ya que no tuvo hijos ni tampoco un fondo personal", aunque ha logrado conocer a la sobrina nieta de Palacios, la única familiar que lo conoció queda viva.

"Si es desconocido es porque en España tenemos un problema con el estudio y la difusión de las cosas propias, la gestión de la memoria se ve en los propios archivos, que no suelen tener los recursos necesarios como en otros países, como Francia, que cuidan mucho todo lo relacionado con su memoria", sentencia el arquitecto madrileño.

De los proyectos de Palacios que no llegaron a hacerse en Vigo, por ejemplo, se conoce el Plan Palacios, la ordenación de la ciudad olívica cuya maqueta se encuentra ahora en Madrid cedida por la Xunta para la exposición "Antonio Palacios. El rumor de la historia. El ruido en el tiempo", que se puede visitar en el Colegio Oficial de Arquitectos de la capital. Pero, por ejemplo, no se sabe nada de un proyecto que realizó para el club náutico en 1907, lamenta Bonet, que señala que la figura del gallego fue borrada durante el Franquismo al entender que "había pasado de moda", hasta el año 1967, cuando se lleva a cabo una reivindicación de su figura con una gran exposición.

Maqueta en 3D para una exposición sobre Antonio Palacios.

Dos obras y mirando al 150 aniversario

Como estudioso de Antonio Palacios, Álvaro Bonet ha visitado en varias ocasiones Galicia; la última, con motivo de la presentación de dos libros; El legado de Antonio Palacios en Nigrán y Trazar la mirada. Cuaderno de viajes de Antonio Palacios, que ha presentado en Nigrán y en el Balneario de Mondariz con motivo del 150 aniversario del nacimiento el gran arquitecto gallego.

En sus visitas a la tierra natal de Palacios, Bonet ha podido "materializar las realidades que tienes en la cabeza, todo el contenido teórico", también "compartir sus puntos de vista" e "imaginártelo ahí", proyectando sus obras. Eso sí, es complicado elegir una como "favorita": "Palacios es muy volumétrico, cada obra tiene su aquel". Así, recuerda cómo descubrió las escaleras del teatro García Barbón, donde destaca "la cantidad de encuentros de elementos arquitectónicos interrelacionados"; también la escalera del Círculo de Bellas Artes o el Hospital de Jornaleros de Maudes, en la madrileña Cuatro Caminos, ahora convertido en edificio administrativo.

También en Galicia, la iglesias de Carballiño o el Monasterio de las Salesas. Además del Templo Votivo del Mar de Panxón, la obra religiosa por excelencia de Palacios. Precisamente, en su obra El legado de Antonio Palacios en Nigrán muestra cartas, planos, dibujos y fotos inéditas, como un plano original de su propuesta de reordenación urbanística para Panxón y la correspondencia con el cura de la parroquia, Jesús Espinosa, que retratan a un Palacios meticuloso en sus instrucciones sobre la dirección de la obra.

También rescata un plano de 1942 sobre el "conjunto del santuario del Mar" que incluía al lado del Templo Votivo un monasterio o claustro del que simplemente se materializó la rectoral y el orfanato, actualmente el CPI Arquitecto Palacios y desvinculado de la Iglesia.

De su paso por Mondariz-Balneario, donde Bonet presentó su otra obra, destacan como firmadas por el propio Palacios el Palacio del Agua y la Fuente de Troncoso. Tanto esta como el Templo Votivo han presentado muchos problemas de conservación, algo que relaciona con el cuidado de la memoria al que hacía anteriormente referencia. "Hay una falta de costumbre en el mantenimiento de la arquitectura, que suele ser precario para limitar los costes, y cuando se invierte poco suele llegar un momento en que toca restaurar, que es más caro que hacer un mantenimiento en el tiempo. Al final, hay que arreglar problemas que salen demasiado caros", razona.

Sin olvidar su Porriño natal, donde se alza en la plaza que lleva su nombre el edificio consistorial, que también está de aniversario en 2024, cuando cumple 100 años, y que acogerá una gran exposición del arquitecto. Haber nacido en la cuna del granito marca su obra: "Lo más interesante de la mirada de Palacios es cómo trata la piedra, el granito, que lo mama desde pequeño. Tiene una relación espiritual con el granito, y es capaz de hacerlo suyo, es una relación muy intensa. La verdad que busca en la arquitectura, lo hace a través de la piedra", reflexiona Bonet.

Portadas de los dos libros de Bonet sobre Palacios que ha presentado en Galicia recientemente. Fotos: Cedidas

El altavoz de las redes sociales

En su lucha por mantener y recuperar la memoria de Palacios, puso en marcha una petición en Change.org para, al igual que se recuperaba el templete de la entrada de metro en la Gran Vía, hacer lo mismo con el que se construyó en la Puerta del Sol de Madrid. En este caso, desapareció por el aumento de tráfico, un problema que ya no existe al ser peatonal, por lo que apostaba por que se recuperase un elemento con "un diseño tan rotundo y nítido".

Al igual que tiró de la comunidad virtual para recabar apoyos para esta misión, las redes sociales le han servido para dar a conocer a Palacios y su obra a todo el que visite su perfil @descubre_a_palacios, en el que ya se dan cita más de 5.000 palaciebers. "Mucha gente me felicitaba por este contenido que se salía de esa proyección individual que tienen las redes, como las vacaciones, los viajes y las cenas", celebra Bonet, que ha construido un canal de difusión y de divulgación arquitectónica que le ha permitido "conocer a personas vinculadas a obras de Palacios" y enriquecer todavía más sus conocimiento.

A punto de cumplirse 150 años de su nacimiento, que se cumplen el 8 de enero, el nombre de Antonio Palacios Ramilo está más vivo que nunca, al igual que su obra, que marca el paisaje de lugares tan variopintos como Mondariz-Balneario, O Porriño, Vigo o Madrid.

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