María Fontán, mariscadora de la cofradía de O Grove (Pontevedra)
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María Fontán, mariscadora gallega, estalla contra la precariedad del sector: "Apenas hacemos 700 euros al mes"
El sector del marisco se manifestará este viernes en Santiago de Compostela para tratar de conseguir un sueldo digno ante la bajada de productividad
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María Fontán (Cambados, 1991), Mariscadora 2.0 en redes sociales, es una trabajadora del mar en Galicia que utiliza su perfil de Instagram para visibilizar la gran labor de todas las mariscadoras, concienciando sobre la dureza y el valor de los oficios del mar que tanto aportan a toda la región.
María trabaja en la cofradía de O Grove (Pontevedra) y comenzó a publicar imágenes y vídeos sobre su trabajo en el mar un poco de broma con una compañera y amiga. Así, poco a poco enganchó a muchos usuarios y ahora ya tiene más de 10.000 seguidores. "Empezó de risas y a la gente le encanta", nos dice María.
Desde los 23 años trabaja en el mar
María Fontán
María tiene 34 años y en enero cumplió once trabajando en el mar. Concretamente, su labor la desempeña en la cofradía de O Grove. Como ella, muchas otras mujeres han construido su vida junto al mar, recogiendo marisco llueva, truene o haga sol, dependiendo siempre de la marea.
El marisqueo no se encuentra en su mejor momento, tal y como indica María, quien denuncia la precariedad de un oficio tradicional que cada vez está más al límite. "Llevamos unos meses que apenas hacemos 600/700 euros, le quitas el seguro de autónomos de 260 euros y lo que nos queda...", cuenta con resignación.
Ella decidió trabajar como mariscadora tras pasar por diferentes empleos temporales y precarios. "Llevaba varios trabajos que nunca eran fijos, siempre eran temporadas de verano. Mi hermana ya llevaba dos años en el marisqueo y me dijo: 'Apúntate y a ver qué tal'".
Así, comenzó a preparar varios cursos para conseguir los puntos necesarios: percebeira, habilidades sociales en cofradía, marisqueo a pie "y no recuerdo si alguno más", apunta. "Cuando yo entré creo que había 30 o 50 plazas. Según la puntuación, entras o no entras. Cada cofradía abre plazas cuando se jubilan mariscadoras".
Tras 11 años en el oficio, tiene que compaginar su dura labor como mariscadora trabajando en un hotel por las noches dada la precariedad en la que se encuentra el trabajo en el mar. "Este mes una mariscadora normal no llega a los 600 euros", señala.
El duro oficio del marisqueo
"No diría trabajo peligroso, diría más bien duro. Llevamos un año o dos bastante complicados. Bajo precio, poco marisco...", apunta.
Ahora mismo ni la experiencia ni la vocación son suficientes, porque la situación económica es insostenible. "Yo ahora estoy en el punto donde vienen las mariscadoras con el marisco, donde están las cribadoras, se seleccionan por tamaños y lo llevamos a la lonja a la subasta. Cobro un poquito más, pero aun así...".
Dada la situación, María cuenta que en lo que va de año, al menos 4 o 5 mariscadoras han dejado el trabajo debido a los bajos salarios y a la dificultad de compaginarlo con otro al depender de las mareas para trabajar. De ahí que ella haya comenzado a trabajar de noche en un hotel.
Todo ello, sin sueldo mínimo ni respaldo institucional. "Somos autónomas, siempre nos quejamos. No tenemos un sueldo ni digno ni nada", sentencia María.
El mar no da lo que daba
Recogida de marisco
Los tiempos buenos del marisqueo parece que han quedado atrás. "Antes se cogían de 15 a 20 kg de almeja japónica, ahora solo se cogen 6 o 7, el precio tampoco es el que era y no vas a regalar el marisco", denuncia.
La misma problemática ocurre con la almeja fina y babosa: "Desde la Xunta tenemos un tope máximo de 5 kg que no podemos llegar a él. Estamos a 4 kg y medio, y no da para más, fina no tenemos casi y babosa ya casi ni existe".
A la hora de comparar los sueldos actuales con los de hace unos años, María dice que "este último diciembre la que más ganó creo que fueron 1.800 euros, pero te puedo hablar de meses de diciembre de hace 4, 5 o 6 años, de 3.000 o 4.000 euros". Sin duda, una diferencia muy notable.
Las causas, dice, son múltiples. No solo el mar, sino también el cambio climático y la falta de políticas efectivas. "Cuando son épocas malas, no son tan largas. Esto ya es otra cosa. Nosotras seguimos haciendo lo mismo, no solo recogemos marisco, sino que también hacemos resiembras, pero no avanzamos".
Las mariscadoras dependen de la marea. Se trabaja entre 10 y 13 días al mes, con jornadas de 3 o 4 horas. A eso hay que añadir los sábados de resiembra, que no se cobran: "Eso lo hacemos nosotras. Son trabajos de coger cría o limpiar playas para el bien nuestro".
Posibles soluciones
El problema afecta a toda Galicia. "No vemos ni a corto ni a largo plazo una solución. O el mar pega un cambio o ya no sé ni qué pensar", dice resignada.
"Antes a lo mejor una mala época eran 2 o 3 meses malos, pero es que llevamos más de 1 año". Además, al ser autónomas, no pueden acogerse a ayudas sociales básicas como un sueldo mínimo.
Trataron de llevar a cabo un posible cese por el Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA) para poder cobrar un paro por la Seguridad Social, "solo nos lo darían por una catástrofe, y no tener marisco y baja producción no es una catástrofe".
Este viernes, María y unas 80 o 100 personas viajarán a Santiago para manifestarse. Lo hacen con la esperanza de que alguien las escuche.
"Es una pena, porque a mí me gusta mi trabajo. Me gustaría jubilarme aquí. Pero siendo joven… olvídate de jubilarte en el mar", sentencia la mariscadora de O Grove María Fontán.