Gallegos que vivieron el apagón en otras partes de España.

Gallegos que vivieron el apagón en otras partes de España. Javier Rosano - Shutterstock

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Gallegos que vivieron el apagón en otras partes de España: "En Barajas no había sensación de apagón"

Mientras la estación de tren de la capital se colapsaba, en el aeropuerto a partir de las 14:00 horas se podía pagar con TPV y había luz en todas las instancias

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Uno de los contrapuntos del gran apagón que ha mantenido al país en vilo durante cerca de 20 horas fue el que se vivió en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Si los trenes dejaron de funcionar, generando aglomeraciones en las estaciones, y los autobuses se convertían en solución para los que querían desplazarse, los vuelos operaron como un día normal.

Testigo de ello fueron Pablo y Jimena, vigués y lucense que se trasladaron desde Córdoba hasta Vigo este lunes. "Cogimos un AVE hasta Madrid, y allí un cercanías y metro hasta el aeropuerto y todo bien", explican a este medio. En la terminal de Barajas observaron que no funcionaban las cintas mecánicas que trasladan a los viajeros por el aeropuerto, como tampoco lo hacían las que transportan las maletas en la zona de facturación.

"Nosotros sacamos las tarjetas de embarque sin dificultad y en ese momento empezamos a leer en los grupos de WhatsApp que no había electricidad en toda España", dice Pablo, aunque "en Barajas no había esa sensación". En un primer momento, los restaurantes tenían las luces apagadas y cobraban en efectivo, pero alrededor de las 14:00 horas comenzaron a cobrar con TPV y en las instancias de Barajas había luz.

Su vuelo a Vigo, con salida prevista a las 14:55 horas, era de los pocos que tenía retraso, según pudieron comprobar mientras se acercaban a la puerta de embarque. "Nuestra puerta de embarque estaba más elevada, y ahí seguían sin funcionar ascensores y escaleras, es decir, todo lo que era mecánico", añaden. Pero insisten en que en todo lo demás, el ambiente era "de normalidad". De hecho, aseguran que "mucha gente no sabía que había un apagón, y se enteraban mientras esperaban en los restaurantes por el móvil".

El vuelo finalmente salió a las 16:35 horas y aterrizó en Peinador a las 17:40 horas, más de una hora y media de retraso. Cuando llegaron a Vigo, reconocen que les sorprendió ver "que no funcionaban los semáforos".

"La gente se comunicaba con gestos dentro del caos de tráfico de Madrid"

Vecinos congregados alrededor de un coche para escuchar la radio en Madrid.

Vecinos congregados alrededor de un coche para escuchar la radio en Madrid. Cedida

La coruñesa Marta González, de 32 años, lleva desde que estudió en la universidad viviendo en Madrid y el apagón de este lunes lo vivió en la oficina. Cuenta que estaba trabajando como cualquier lunes normal hasta que a eso de las 12:30 horas se fue la luz y se activaron las luces de emergencia.

"Estamos en un edificio inteligente, por lo que comenzó a sonar la alarma y nos evacuaron a todos", cuenta, a la vez que detalla que se dirigieron todos a un punto concreto de las instalaciones que indica el protocolo ante emergencias de la empresa. 

"Hubo bastante caos porque nadie nos comunicaba nada ni sabíamos qué pasaba, de hecho en Madrid en ese edificio somos unas mil personas y entre que nos evacuaron y demás ya eran las 13:30 y muchos se quedaron esperando, otros fuimos a comer a un centro comercial para hacer tiempo", detalla.

Entretanto, confirma que "Madrid estaba colapsado con colas de tráfico de horas", por lo que tanto ella como sus compañeros optaron por irse progresivamente a sus casas. O al menos intentarlo.

Ella normalmente tarda 20 minutos en coche hasta su domicilio y ayer ese caminó se alargó hasta una hora y media: "Fue una auténtica locura con semáforos sin funcionar y conductores comunicándose mediante gestos, para ser el tráfico de Madrid hubo mucha prudencia y bastantes civilizado todo el mundo, incluso voluntarios dirigiendo el tráfico a falta de Guardia Civil y Policía", explica.

Vive en un séptimo y debido al apagón no tenía ascensor y subió todas las plantas a pie y fue desde su balcón donde vio una escena inusual: un grupo de vecinos congregados alrededor de un coche ubicado en el taller de la planta baja de su inmueble escuchando atentamente por la radio la comparecencia del presidente del Gobierno.

Volvió la luz en su barrio sobre las 21:30 horas y reconoce que se enteró por los gritos de alegría de los vecinos, a la vez que dice que "afortunadamente" su piso es antiguo y pudo cocinar porque tiene cocina de gas. Mientras asegura que "estaba rezando" para que sus dos teléfonos (personal y de trabajo) no se quedasen sin batería, aunque aprovechó el gran atasco que sufrió para ir cargándolos. 

En casa se iluminó con velas que tenía de casualidad y dentro de lo excepcional de la situación se siente afortunada de haberla podido pasar tranquila en su balcón comiendo y leyendo. Otras allegadas del trabajo no tuvieron tanta suerte, ya que cuenta que desde Alcobendas, donde está su oficina, hasta Vallecas, donde vive una compañera, ayer los conductores tardaron en cubrir el trayecto hasta cinco horas. Lo equivalente a un viaje Madrid-A Coruña o vicerversa.

"Fui andando a casa durante dos horas para no colapsar los buses"

Jaime, un coruñés que trabaja en una empresa de servicios de consultoría en Madrid, vivió ayer el apagón con mucha normalidad, dado que a pesar del caos generalizado en su oficina las cosas transcurrieron como un día cualquiera.

Todo es debido a que en el inmueble en el que trabaja se ubica un grupo electrógeno que funciona con generadores desde los que se abastecieron en su oficina para que los ordenadores y hasta el comedor siguieran su actividad.

Cuando el apagón se inició, sobre las 12:30 horas, cuenta que se apagaron de repente las luces y las pantallas en su centro de trabajo, pero que a los pocos minutos continuó sus tareas con wifi sin incidencias, el WhatsApp operativo y la radio sonando en todos los despachos para seguir el minuto a minuto del apagón.

Los cambios vinieron al salir de su trabajo, cuando decidió caminar durante dos horas para llegar a su casa y así no colapsaR los buses y dejar espacio a gente que lo necesitase más que él. "Me di un paseo porque no había metro y la gente muy cívica, todo el mundo  respetuoso, únicamente tenía incertidumbre por mis familiares", reconoce en alusión a la mayoría de sus allegados, que residen en Galicia.

A las 22:00 horas de la noche concreta que volvió la luz a Chamberí, el barrio en el que reside, y cuenta que había gente celebrando en las ventanas mientras otros tomaban algo en la calle reunidos en grupos. "Cuando volvió la luz esperamos como una hora a encenderla en casa para no colapsar el sistema", subraya apelando a la prudencia.