Tras un 2017 de récord con 9.709 festejos populares celebrados en la Comunidad Valenciana, 5.371 sólo en Castellón, el futuro del bous al carrer no está asegurado. La culpa la tiene “un error” del Partido Popular, que presentó en las Cortes una proposición no de ley firmada por las diputadas María Remedio Yáñez y María José Català para incorporar la figura de un segundo médico en los encierros, lo que incrementaría considerablemente el presupuesto para su organización.

Esa proposición fue elevada a rango de normativa por las Cortes, con el visto bueno de Compromís que, según ha explicado en un comunicado el portavoz socialista Manuel Mata, aceptó el argumento popular de mejorar la seguridad. En la votación para su aprobación el PP reculó votando en contra. El tripartito, formado por PSPV, Compromís y Podemos, votó a favor con la abstención de Ciudadanos.

Finalmente entró en vigor el pasado 1 de enero con el artículo 12 de la Ley de medidas fiscales, de gestión administrativa y financiera y de organización de la Generalitat, que incorpora a otra ley, la 14/2010, una disposición adicional, la quinta, referida al Servicio médico en festejos taurinos tradicionales. “Para la celebración de los festejos taurinos tradicionales (bous al carrer) el organizador deberá disponer de un servicio médico atendido por […] un licenciado en medicina con la especialidad de cirugía general o traumatología”, que actuará como jefe del servicio, un “ayudante con la titulación de licenciado” y “un diplomado (graduado) universitario de enfermería”. Las localidades con más de 5.000 habitantes y aquellas que compren toros cerriles deberán acatar la nueva norma.

“Todo esto es una jugada política”, señala Alberto de Jesús, director de la revista especializada Bous al carrer, a este diario. “Los médicos siempre han intentado meter uno más. La comisión consultiva lo ha denegado en varias ocasiones. Hay hasta una sentencia en contra”, indica visiblemente enfadado. ¿Entonces? “Haciendo lobby han logrado llegar a las Cortes por el despiste del PP”. Vicente Noguerales, presidente de la Federación de Peñas Taurinas de la Comunidad Valenciana, también está desconcertado. “Nos dicen que ha sido un error, pero ya no sabemos qué pensar. No entendemos cómo nadie no se dio cuenta de lo que estaba pasando y no avisó”, señaló hace unos días a El Mundo.

De Jesús está seguro de que no se va a poder cumplir. “No hay tantos médicos disponibles para atender a tanta demanda de festejos. Los cirujanos y traumatólogos no van a querer ir. ¿Cómo los vas a sacar del hospital para tenerlos todo el día en un pueblo? Ni tampoco hay dinero para pagarles. Es imposible”. Además entiende que no cambia nada. “Ahora, cuando hay un herido que requiere traslado, el médico lo acompaña al hospital y el festejo se paraliza. Da igual que haya más. Son ganas de fastidiar y complicarlo todo, de reducir estos festejos, que es lo que quieren”, ataja dirigiéndose a Podemos y Compromís.

La edad de oro del 'bous al carrer'

No es la única modificación que ha asumido en 2018 el reglamento del bous al carrer en Valencia: debe haber un veterinario que vele por el bienestar de los toros. “Esa figura existe en Madrid y se lleva una pasta”, subraya Alberto. Sus funciones son vigilar la gestión del traslado del animal e informar al director y organizador de todo lo relacionado con el toro. “Da un margen más de seguridad al festejo popular si se quejan o denuncian los animalistas. Con el veterinario se puede constatar que no hay maltrato”, concede.

Aún así cree que su presencia es redundante. “Los animales ya reciben varias atenciones sanitarias a lo largo del año. Estaría mejor poder llamarlo si hay una urgencia”. Y tiene miedo al informe que está obligado a redactar después de cada festejo. “Eso es más peligroso porque puede dar lugar a una estadística de lesiones que se puede malinterpretar a la larga”.

La Comunidad Valenciana es la región donde más festejos de este tipo se organizan. Le sigue Castilla León y Navarra. “Es la antesala de la tauromaquia”, comenta Alberto de Jesús. “Mucha gente se aficiona así y luego acude a las plazas”. Entre 2012 y 2016 el toro en la calle aumentó en España un 21,9%, suponiendo en el último año de la serie consultada el 91,4% del total de festejos taurinos celebrados en nuestro territorio. En el mismo periodo se organizaron 399 corridas de toros y novilladas menos, cayeron un 19%, según los datos recogidos del Ministerio de Educación Cultura y Deporte.

Los festejos populares está viviendo su edad de oro. Este boom ha hecho que algunos aficionados de otras comunidades donde no hay tanta tradición exijan una legislatura más flexible que permita su expansión. El año pasado por primera vez se incorporaron recortes a la programación de San Isidro. La Federación Taurina de Madrid quiere cambiar el reglamento que lo regula en la Comunidad. “Es una ley del 96”, explica su presidente, Jorge Fajardo. “Aquel año hubo varios muertos y se modificó con una serie de condiciones que impiden su desarrollo en Madrid”, que acogió en 2016 660 espectáculos de este tipo. “Necesita una actualización. San Sebastián de los Reyes, los pueblos de la zona sudeste como Colmenar de Oreja, Villaconejos, también en la zona sur, Móstoles y Leganés y en la Sierra de Guadarrama”, enumera las zonas donde, según él, existe esta costumbre.

Ya se han puesto en contacto con la CAM. “El consejero Ángel Garrido nos ha dicho que el proceso es lento y nos orienta para ir por el buen camino. Aquí, por ejemplo, la ley obliga a que el toro no esté más de 15 minutos en la calle. Después se sacrifica en los corrales. Eso tiene que cambiar. La gente lo está pidiendo”, expone Fajardo.

Tormenta política: Bonig "empitonada"

Las condiciones en Valencia, hasta ahora, eran más laxas, permitiendo el florecimiento de un sector económico alrededor de los bous al carrer. “Existe toda una industria dedicada a esto. Los seguros, el vallado, las ganaderías, los pueblos que viven de los encierros. Se mueve mucho dinero”, aclara el periodista. “Hay días en los que se juntan 30 o 40 pueblos a la vez”.

Los primeros festejos del año se han podido celebrar. “Tenían los permisos concedidos antes de que entrara en vigor la nueva norma. Pero no se van a poder dar más. Es una maniobra política”, insiste.

El 5 de enero, cuando salió publicado el Boletín Oficial de las Cortes confirmando la modificación de la ley, Isabel Bonig, presidenta del PP de Valencia, se reunió con los representantes del bous al carrer. “Hace inviable el espectáculo. La exigencia de este segundo médico debe ser opcional. Arruinaría unas fiestas con gran raigambre”, dijo, semanas después de que su grupo iniciara los trámites para la implantación de esta figura. Llegó a pedir que fuese la Diputación la que lo pagara.

La contradicción ha sido detectada por los socialistas, que advirtieron a la líder popular de que sus “vaivenes respecto a los festejos populares son un populismo falaz” que acabará “empitonándola” políticamente. La sutil metáfora estaba acompañada de otra crítica. “No puede quedar bien con todo el mundo a la vez y en todos los temas. Hace más daño a los festejos y a las tradiciones quienes los utilizan de forma partidista como el PP que quienes intentan mejorar las condiciones de seguridad, protección y difusión", insistieron desde el PSOE, que ha accedido a una moratoria de la norma de “dos años”.

Compromís entiende, sin embargo, que su aplicación debe ser inmediata. “Tenemos que avanzar en la implantación del segundo médico, pero sin impedir el correcto desarrollo de la fiesta y el impacto económico que produce”. Y atacaron a Bonig, considerándola responsable de la situación. “Con su actitud tan radical, impide que los bous al carrer salgan del huracán de la confrontación”.

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