Helder Milheiro es experto en marketing digital y comunicación. Desde 2010 es director de comunicación de Protoiro, la Federación Portuguesa de Tauromaquia. Antes trabajó en multinacionales como Manpower o Accenture. También ha dado clase en la Universidad de Lisboa y ha participado en distintos proyectos relacionados con la comunicación y la creación de nuevos canales en empresas, siendo galardonado en 2012 por su investigación en este ámbito. “Me he involucrado en esto por una pasión personal”, cuenta a EL ESPAÑOL. “Mi afición comenzó en 2006 cuando reabrió Campo Pequeno. No tenía ninguna relación antes con los toros. Me ha llegado como adulto. Voy solo a la plaza porque nadie de mi entorno está interesado en ellos”, explica. En 2010 nació Protoiro como un ente que aglutina a todos los estamentos de la fiesta en Portugal, empezando por los aficionados. Ahora, con Touradas, la marca creada el año pasado, tienen el objetivo de ganar los espacios perdidos, construir una nueva imagen alrededor del mundo del toro, mezclándolo con el resto de la cultura portuguesa en un momento de acoso antitaurino.

Imagen promocional de Touradas

¿Cómo nace la marca Touradas?

Es la suma de todo lo que queríamos hacer. Para comunicar a la sociedad los valores de la tauromaquia es mejor tener sólo una institución. Protoiro [la Federación Portuguesa de Tauromaquia] no era el mejor punto de partida porque necesitábamos algo que congregase estética e información: necesitábamos un nuevo posicionamiento en la sociedad. Era inevitable crear una marca después de cinco o seis años. Además queríamos algo más concreto. No un nombre que rodeara el tema, tenía que ser directo para estar en el centro de la discusión. En Portugal a los toros se les llama touradas. El nombre tenía que ser el mismo que el de la actividad.

¿De qué forma participan los aficionados?

Los aficionados no participan directamente en su gestión. Están representados en la dirección de Protoiro. Tienen el mismo poder de voto que las asociaciones profesionales. La dirección está compuesta por cinco miembros y uno de ellos es representante de los aficionados. Touradas está hecha para conectar con los aficionados. Y no sólo dirigida a los aficionados. Se ha creado pensando en todos los amantes de la cultura portuguesa. No me interesa sin son aficionados a los toros o no. Las touradas son una de las señas de identidad de la cultura de nuestro país. El lema está escogido en ese sentido: “vive tu pasión”. No decimos vive la pasión taurina. Vive tu pasión, sea la que sea. Siempre convocamos a la gente para que comparta las suyas. El cine, el teatro o la música, los animales… cualquier afición cabe dentro de la marca. Y eso está dando muy buenos resultados. La gente lo utiliza a menudo. Hemos comprobado que crecemos. La marca existe desde noviembre del año pasado y los resultados se verán a medio o largo plazo, en tres o cuatro años. Hay que analizarlos continuamente.

Los primeros datos ya son positivos. Un gran número de jóvenes se están interesando. Está pensado para ellos y se está logrando un buen engagement. La marca quiere crecer con los jóvenes. Y manda un mensaje a la sociedad de que se está renovando la tauromaquia en Portugal. Es una fuente de juventud, modernidad y es urbana, algo que no se asociaba hasta ahora y que ya se hace. Nuestros enemigos lo están notando también. Es el buen camino.

Esta tendencia se vio claramente en el festival que organizamos para marcar el nacimiento de Touradas. Bullfest fue un evento enorme en el que se acogió todo tipo de representación cultural y artística. No fue un festival de cultura taurina, fue un festival de cultura portuguesa. Hubo grafiti, cine, documentales, teatro, música… Todo el abanico de la cultura portuguesa porque los toros están dentro de eso: forman parte de la cultura portuguesa.

 

Entiendo entonces que la estrategia consiste en trasladar el resto de la cultura a la tauromaquia

Los toros son parte de la cultura de Portugal. Eso no puede ser negado sin caer en deshonestidad intelectual. Hay que mostrarlo, explicarlo. Por eso decidimos organizar el festival. Hemos tenido una repercusión cultural fuerte y la marca contaba con sólo dos o tres meses de vida. Bullfest llegó hasta China. Lo que más sorprendió fue que tenía un componente muy didáctico, sirvió para acercar a los niños y a los jóvenes y envolverlos en este universo cultural. Por allí pasaron muchísimas personas a las que no lo interesaban los toros. Eso fue magnífico. Que vean la tauromaquia dentro de la cultura como algo natural. A los toros no vas si te no te gustan. Es tan sencillo como eso. Intentamos desarrollar una manifestación de libertad y diversidad. Y en esa diversidad está el toreo. Esa es la estrategia.

¿Cuándo os disteis cuenta de que era necesario trabajar en ese sentido?

Después de varios años con Protoiro sacamos conclusiones. Fue muy importante que hubiera gente de fuera del mundo del toro trabajando en la federación. Tienen una mentalidad mucho más transversal. Fue cuestión de presupuesto hasta que pudimos dar el paso.

 

Había urgencia.

No, urgencia tampoco. Esto tenía que estar hecho veinte años antes. La tauromaquia, como cualquier representación cultural, hay que gestionarla. Ese es el punto central. Como cualquier actividad en el mundo moderno. No se puede dejar tanto. Sólo se ha podido crear en este momento pero no como reacción a los antitaurinos, ni a un discurso concreto sino para gestionar la actividad taurina.

 

¿Cuenta Touradas con apoyo institucional?

Lo gestionamos sólo nosotros. El sector se ha unido para trabajar desde 2010 y tomó las riendas en la gestión de estos temas. No tiene ningún apoyo gubernamental. Bullfest se diseñó y realizó con nuestro presupuesto privado. Nos gusta mucho hacerlo así porque queremos ser completamente autónomos. La tauromaquia está en el ministerio de cultura portugués pero se le trata de un modo diferente que al baile o al teatro. Aunque la tauromaquia sea autónoma por la fuerza de la taquilla, por justicia debería tener el mismo trato.

 

Pasa algo parecido en España.

El problema es que los políticos no tienen personalidad para marcar lo que es la cultura. Un gobernante no tiene que tomar decisiones personales, tiene que defender lo que le interesa al pueblo. Si no te gusta el teatro alternativo lo tienes que financiar igual, por ejemplo. El político no tiene que tener ninguna opinión sobre eso. Sí debe defenderlo, gestionarlo. Esa flaqueza de carácter impide actuar libremente.

 

¿Cómo actúan los antitaurinos en Portugal? ¿Existe alguna diferencia por el hecho de que no se matan a los toros en el ruedo?

No hay ninguna diferencia. Tratan la tauromaquia portuguesa como si fuera la española. Ellos tratan de vender el tema de la muerte. Son tan demagogos que utilizan las imágenes de otros países. Es irrelevante para ellos. Su actuación es siempre la misma porque está basada en un punto de odio e intolerancia. No aceptan la diferencia y promocionan prejuicios en contra de la diversidad cultural.

 

En Portugal el toro no muere en el ruedo. ¿Por qué?

Los toros se dejaron de matar en Portugal durante las primeras décadas del siglo XIX. Las corridas estuvieron prohibidas en la dictadura, durante nueve meses en 1837. Cuando vuelven ya no se matan. Antes, en esa transición sólo morían cuatro de los quince que se lidiaban. Los dos primeros y los dos últimos. Cuando se recuperan las corridas ya no se matan los toros, no porque haya sido ilegalizado: las presiones redujeron la presencia de la muerte. Durante el siglo XX se han matado toros legalmente en Portugal. Y fue recuperada en 2002. En el siglo XXI Portugal ha decidido incorporar en las localidades donde había tradición las corridas de muerte protegiendo así la diversidad cultural del país.

¿Qué ocurre con los toros que no mueren?

La mayoría van al matadero. Tienen que morir en un periodo de cinco horas. Si quiere el ganadero, regresa al campo, el llamado indulto a la portuguesa. Si el ganadero decide que es bueno, se lo lleva de vuelta. Casi todos van al matadero y entran en el circuito de la carne que se consume.

 

En España hay una corriente que prefiere una lidia menos cruenta y cada temporada se indultan más toros. ¿Cree que puede llegar el día en el que tampoco se maten en vivo aquí?

Cada cultura y cada tauromaquia tiene que buscar su verdad. Cada país debe buscar sus diferencias culturales. La dinámica de transformación es inherente a cada país y las situaciones no son comparables entre países. Esa es una decisión que tiene que tomar el sector taurino español, tiene que buscar su verdad. Dar una respuesta y actuar de acuerdo a eso. La esencia tiene que mantenerse.

 

Ha hablado de enemigos. ¿Existe una batalla?

Sí y se libra a nivel internacional. En Portugal los antitaurinos hasta hace dos o tres años eran irrelevantes. Cambiaron desde que les llegó financiación y know how desde Alemania o los países del Benelux, con la asociación Cas International al frente. Son ajenos a esta cultura y están empeñados en eliminar esta diversidad cultural internacional. Es un crimen cultural tratar de destruir la diversidad. Es increíble que haya interés en acabar con la universalidad.

 

¿Cuál es la solución para trabajar a esos niveles?

El siguiente paso, y estamos trabajando en ello, debe ser unir todas los organismos de los países taurinos que tienen el objetivo de promoción y defensa de la tauromaquia. Desde México a Francia, pasando por España y Portugal. Hay que actuar en el Parlamento Europeo, en la ONU, ahí es donde hay que estar. Se había aprobado una enmienda para eliminar apoyos a europeos a la tauromaquia pero luego no ha pasado el filtro de las comisiones. Es un fraude. No existe ningún apoyo europeo destinado a la tauromaquia. Los antitaurinos crean fraudes, inventan realidades para luego venderlas a personas que desconocen el teman taurino y lo hacen en todos esos contextos internacionales, por lo que hay que estar allí y luchar todos juntos allí.

¿Cree que existe un interés real en homogeneizar la cultura?

Existe. La Unesco ha creado la convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. Lo ha hecho porque la globalización, que es muy buena, tiene su parte mala: la homogeneización de las culturas y las prácticas. Por eso existe ese instrumento que permite conservar las diferencias culturales minoritarias. No es el caso de los toros. Quiero decir, es un fenómeno de masas pero minoritario a nivel internacional. Existe una lucha entre el norte y el sur europeo. La cultura dominante es la anglosajona, que es mucho más hipócrita. La nuestra es más explícita, más directa, afronta sus riegos de frente. Es el ejemplo ético que la tauromaquia conlleva. Es la verdad. En esta guerra participan dos visiones diferentes del mundo. La tentativa de destrucción de la diversidad cultural está ahí y es un atentado cultural que tiene como objetivo convertir el mundo en homogéneo. Ataca a las libertades cívicas, a los derechos humanos. El derecho a la cultura y a la diversidad son derechos fundamentales. La diversidad debe ser preservada. Cualquiera: ideológica, política, sexual o cultural. Intentan discriminar, crear prejuicios, y eso hay que evitarlo a toda costa.

Políticamente, ¿cuál es la situación en Portugal de la fiesta? ¿Hay algún partido abiertamente antitaurino?

El bloque de izquierdas está en contra. El partido animalista tiene también un diputado. Son los únicos que tiene actuaciones antitaurinas pero sus iniciativas han tenido siempre una votación en contra del 90% de los diputados de todos los partidos. Las manifestaciones a favor de la cultura taurina crecen en Portugal.

¿Se ven políticos en los toros?

Sí, hay una presencia frecuente. Incluidos los comunistas. Es plural. Todos los presidentes de la república, excepto el último, han ido. Ha habido una presencia continua de representantes públicos en las corridas.

¿Qué afección hay entre los jóvenes? Desde aquí parece que sólo les interesa a una élite rural.

Claro. Pero la mayoría no es esa. Está claro que quien vive junto a los toros, en el ámbito de las ciudades taurinas y en el contexto del campo, le gusta. Pero no creo que el fenómeno taurino sea rural o urbano. Si observas, ya casi no existen jóvenes en el entorno rural. En Portugal la presencia de jóvenes es muy elevada en las plazas de toros, es una de nuestras características. Cuando hablo de jóvenes me refieron a personas con menos de 25 años y adolescentes. Y cada vez se incorporan más. No te puedo decir cuántos. Pero se ve. Se cree que este fenómeno tiene que ver con los forcados: existen 50 grupos como más de 1000 forcados en activo con edades comprendidas entre los 18, 26 y 30 años. Arrastran a sus amigos, a su entorno. Pero no sólo es por eso. La federación ha trabajado en los últimos años con un mensaje muy claro y directo. Ellos responden bien a estos mensajes. Es transversal. Los ciudadanos de regiones no taurinas lo están comprendiendo, aunque aún queda una parte intolerante.

¿La lidia a pie tiene ya el mismo número de partidarios que el rejoneo?

Está empezando a cambiar el gusto porque los nuevos aficionados han sido educados por Toros TV y se han acostumbrado a ver el toreo a pie. En términos globales el rejoneo predomina. La corrida de toros tradicional en Portugal siempre fue la mixta. Los matadores de toros siempre ha sido adorados en Portugal, sobre todo en el siglo XX, que fue su apogeo. Pedro Romero vino a matar toros a Lisboa en el siglo XVIII. Siempre ha estado presente. En los últimos tiempos se ha creado la idea caricaturizada de forcados y toreo a caballo. La tauromaquia mixta se ha dividido y vivimos una fase de crecimiento del toreo a pie. Vienen las figuras y la gente está contenta. Es una dinámica buena.

 

¿Necesita Portugal su figura del toreo?

Claramente. El público va a ver a los españoles, a los franceses, a cualquier matador importante de otro país, pero falta esa figura para darle mayor fuerza a esta tendencia.

Helder Milheiro

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