La comunidad educativa lleva semanas esperando protocolos, asumiendo retrasos en el inicio de curso y debatiendo sobre la idoneidad de llevar o no llevar –he ahí la cuestión– a sus hijos a los centros. Pero, llegado este punto, ya no hay vuelta atrás. Este viernes, las Escuelas Infantiles de la Comunidad de Madrid abrirán sus puertas para recibir a los primeros alumnos, los más pequeños (de 0 a 3 años) –que se incorporarán en dos tandas (4 y 7 de septiembre) en función de si el centro es de titularidad municipal o regional–. Estos 92.861 alumnos serán los primeros en pisar un aula, en entrar en un grupo burbuja, en lavarse las manos cinco veces al día… y en comprobar que las medidas contra la Covid funcionan. Si ellos, 'conejillos de indias' en esta nueva realidad, salen indemnes en su particular prueba, se cumplirán los plazos establecidos.

En ese caso, los niños de segundo ciclo de Educación Infantil se incorporarán el 8 de septiembre junto a los alumnos de Primero, Segundo y Tercero de Primaria (de entre 6 y 8 años). Si, en este segundo arreón, no hay ningún positivo por coronavirus, se sumarán al ‘experimento’ los más mayores, de Cuarto de Primaria a Segundo de la ESO, el 17 de septiembre. Y un día después harán lo propio los de Bachillerato, Tercero y Cuarto de la ESO.

Es decir, distarán 14 días entre la llegada de los primeros y los últimos alumnos al centro. O lo que es lo mismo, una cuarentena. Entonces, el sistema ya conocerá cuáles son las consecuencias de juntar a –como mínimo–a 20 menores en un aula. Madrid, en esta ocasión, será la que liderará –junto a Navarra– este ‘experimento’. El resto de regiones, más tardías por norma general, harán lo propio paralelamente en distintas fechas.

Estudiantes en su clase con mascarilla. Efe

Pongamos, por tanto, que todo ha funcionado a la perfección –lo deseado por todos–. En ese caso, España, el día 18 de septiembre, sabrá si, en esos 14 días, los contagios han sido anecdóticos (o no); si funcionan los grupos burbuja (o no); si los ratios y la obligación de llevar mascarilla en clase ha servido para frenar la expansión del virus; o si, en definitiva, los centros educativos son lugares educativos seguros (o no).

Pero hasta el día 18 de septiembre todavía queda mucho…

Este viernes, 4 de septiembre, la comunidad educativa sigue poniendo en marcha el curso entre la incertidumbre, la inquietud y el miedo. “No sabemos qué centros están preparados, quién está vigilando que las medidas sanitarias se cumplan; los padres no saben dónde llevan a sus hijos, si son lugares seguros… Nosotros apostamos por la presencialidad, pero también porque se cumplan las medidas sanitarias”, reclama Pedro José Caballero, presidente de Concapa (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos).

Para llegar a ese 18 de septiembre sin problemas, la Comunidad de Madrid –como muchas otras regiones– ha hecho test a todo el personal docente, con polémica incluida: las largas colas montadas para hacerse las pruebas han derivado en una acumulación innecesaria de personal en un mismo lugar. De hecho, el miércoles, día en que se convocó a esos profesores, el gobierno regional tuvo que reorganizar la asistencia de maestros en el distrito centro para evitar un posible contagio masivo.

Limpian un colegio a la espera de que comiencen las clases. Efe

Pero, dejando polémicas a un lado, las pruebas serológicas ya han alertado de los posibles problemas que se pueden producir en la próxima semana. EL ESPAÑOL, en una consulta rápida a diferentes Escuelas Infantiles de la Comunidad de Madrid, ha corroborado que hay personal docente que ha dado positivo y que, por tanto, tendrá que someterse a una PCR. “Nos estamos jugando mucho. Las pruebas tendrían que habérselas hecho también a los alumnos. Nos exponemos a algo muy grave y a estar cerrados en tres días”, esgrime, no muy optimista, Pedro José Caballero.

¿Seguridad?

La comunidad educativa no está segura ni de que las medidas sean las adecuadas ni de que vayan a ser efectivas. “En otros países han hecho inversión, han destinado recursos y personal… Aquí tenemos una bomba de relojería. Yo espero que podamos controlar la situación, pero está claro que no hemos hecho los deberes. Y, claro, los padres están nerviosos… Mucho más después de comentarios como el de Ayuso (prácticamente todos los niños se contagiarán del coronavirus)”, prosigue Pedro José Caballero.

Por eso, ante tanta incertidumbre y miedo, la comunidad educativa pide dos cosas a los Gobiernos. La primera, un observatorio Covid, formado por representantes de la Consejería de Sanidad, por padres, profesores y centros que se encargue de vigilar que las medidas se cumplen correctamente. Eso es lo que piden desde Concapa.

María del Carmen, presidenta de FAPA Giner de los Ríos, por su parte, pide más enfermeros en los centros. “En la Comunidad de Madrid tiene previsto contratar a 150 profesionales. Son insuficientes para cubrir toda la necesidad que hay y son básicos como coordinadores Covid. No puede ser que un profesor se encargue de eso”, explica a EL ESPAÑOL.

Pero, a la espera de que se lleven a cabo más medidas de prevención, los centros tendrán que hacer frente al nuevo curso con las armas que tienen ahora. ¿Suficientes? Ya se verá. “Lo que está claro es que si no se cumplen, en el primer trimestre hemos vuelto todos a la enseñanza telemática. Y si esto se va de las manos, en un mes tenemos a España confinada. ¡Que son más de ocho millones de alumnos!”, finiquita Pedro José Caballero, preocupado por lo que pueda ocurrir (o no) este curso.

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